Algunas propuestas a prop¨®sito de un nuevo drama en la frontera de Melilla
Los pa¨ªses implicados en las divisiones conflictivas no pueden tener la ¨²ltima palabra en estos casos; son necesarias figuras de observaci¨®n sobre el terreno y un mecanismo de justicia internacional
Cada vez que llega una noticia de dolor, violencia, heridas y muertes generadas en esa frontera entre Nador y Melilla, me estremezco y pasan por mi mente los rostros y cuerpos concretos de tantos emigrantes que pude ver y atender en mis a?os en Nador. Son unos eccehomos de dolor tras los m¨²ltiples intentos fallidos de cruzar la valla. En la sala de recepci¨®n del Hospital Hassani de Nador el espect¨¢culo de estos j¨®venes, literalmente destrozados, era dantesco y estremecedor despu¨¦s de cada intento fallido. Este hospital nunca se neg¨® a atenderlos con esmero y total dedicaci¨®n dentro de sus limitadas capacidades m¨¦dicas. Otras veces me toc¨® enterrarlos en el cementerio cat¨®lico de Nador, o bien acompa?ar su entierro en el cementerio musulm¨¢n. Ahogados en el mar, maltratados por los cuerpos de seguridad, o simplemente fallecidos como consecuencia de su dur¨ªsima trayectoria desde los pa¨ªses de origen, yacen en esos cementerios desde hace a?os.
Las im¨¢genes o las secuelas de estos horrores de la frontera tambi¨¦n se pod¨ªan ver en los cuerpos de no pocos de ellos en los montes cercanos o en nuestra peque?a pero muy necesaria residencia de la Delegaci¨®n de Migraciones del Arzobispado. All¨ª se acog¨ªa a los casos m¨¢s necesitados de atenci¨®n tras su paso por el hospital, por ejemplo, mujeres que daban a luz y volv¨ªan al monte tras muy pocos d¨ªas en el hospital con sus reci¨¦n nacidos, o mujeres acosadas por los jefes de mafias de prostituci¨®n.
Aunque la soluci¨®n de los graves problemas humanitarios (y no solo humanitarios) de las fronteras del mundo y de los flujos migratorios dependen de muchos factores y no se pueden simplificar, creo que una parte importante de la soluci¨®n pasa por dos l¨ªneas de acci¨®n.
Lo primero es la presencia permanente en los escenarios fronterizos de observadores de organizaciones internacionales de derechos humanos, con pleno derecho a observar en cualquier momento las variadas situaciones de las fronteras. Este drama humano es demasiado complejo e importante como para que la informaci¨®n dependa solo de los gobiernos de los pa¨ªses fronterizos y sus intereses coyunturales y variables, ni tampoco de bloques regionales como el europeo, en este caso. Deber¨ªa ser la ONU, con organismos creados espec¨ªficamente para estos fines, quien llevara la batuta en este terreno de observaci¨®n, supervisi¨®n e informaci¨®n permanente, y rechazar la oposici¨®n de los gobiernos. Los organismos de derechos humanos y observaci¨®n de car¨¢cter privado o solo nacional (especialmente los de los pa¨ªses lim¨ªtrofes) o de bloques de pa¨ªses, tambi¨¦n deber¨ªan tener acceso a cualquier lugar fronterizo y a cualquier hora y d¨ªa, lo cual ya ser¨ªa un gran paso que facilitar¨ªa el ya excelente trabajo de algunos como el realizado en Nador y Melilla por AMDH, APDH, Prodeim o SJM. Y la presencia de Acnur, tambi¨¦n con un magn¨ªfico trabajo, deber¨ªa ser a¨²n m¨¢s amplia.
Un aviso a tiempo de un plan policial o de grupos de emigrantes divulgada o denunciada con antelaci¨®n puede evitar la tragedia. Y si no la evita, al menos puede proporcionar informaci¨®n fiable en el momento en que se ha producido y en los momentos posteriores. Lo que m¨¢s temen los gobiernos opacos y de historial dudoso en el terreno de los derechos humanos es la divulgaci¨®n de la informaci¨®n rigurosa y actualizada sobre el terreno. En lo que yo conozco no existen esas presencias autorizadas de los organismos que propongo y con las caracter¨ªsticas que tambi¨¦n propongo, al menos donde yo trabaj¨¦ en la zona de Nador.
En segundo lugar, propongo la existencia de un tribunal penal internacional espec¨ªfico para delitos en el terreno de los flujos migratorios y en las fronteras conflictivas del mundo. Lo mismo que hay un tribunal penal internacional para delitos de lesa humanidad, ?no tienen suficiente envergadura los diferentes dramas humanos relacionados con los tr¨¢nsitos migratorios, y las diferentes fronteras donde m¨¢s se palpan esos flujos, como para que hubiera un organismo similar para esa problem¨¢tica diaria y tr¨¢gica de los mismos? Aunque no lo quieran aceptar todos o una buena parte de los pa¨ªses m¨¢s afectados o poderosos, la existencia del instrumento dar¨ªa ocasi¨®n a la presi¨®n p¨²blica de la ciudadan¨ªa en cada pa¨ªs para que su pa¨ªs se adhiera. O para denunciar esa falta de transparencia de determinados pa¨ªses.
Un mundo tan interrelacionado y globalizado necesita instrumentos jur¨ªdicos globales con poder sobre los Estados y los bloques de pa¨ªses. Los Estados y sus alianzas nacieron en un mundo muy distinto al actual. No son el camino principal para el futuro justo y pac¨ªfico que la humanidad demanda a gritos.
Considero urgente un debate sobre la necesidad de pasar del modelo de sociedad mundial dise?ado tras la II Guerra Mundial con las instituciones creadas en Breton Woods a otro modelo m¨¢s acorde con la realidad actual y la evoluci¨®n y debate que ha habido desde entonces sobre la mejor forma de garantizar los derechos humanos en el mundo. Pasar de la Carta de los Derechos Humanos a, por ejemplo, la Constituci¨®n Mundial que propone Ferrajoli y la asamblea anual que va perfilando esta propuesta hace a?os, y que cada vez creo que va ganando m¨¢s adeptos y m¨¢s espacio p¨²blico de debate. Este y otros son debates indispensables y urgentes, a mi juicio, para la sociedad que vivimos.
Mientras m¨¢s cerca he vivido tragedias humanas, fronterizas o migratorias, m¨¢s consciente he sido de que la soluci¨®n no puede venir principalmente de los pa¨ªses o bloques m¨¢s directamente afectados por esas tragedias. Y menos a¨²n, en este caso en que, a mi modesto entender, tanto los gobiernos de Marruecos como Espa?a han actuado sin dignidad moral, anteponiendo sus propios intereses pol¨ªticos a la transparencia y agilidad informativa y a la cr¨ªtica de actuaciones policiales inadmisibles que no est¨¢n justificadas ni por la existencia de mafias ni por el cumplimiento fiel de ning¨²n acuerdo entre dos pa¨ªses.
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