La guerra de Ucrania durar¨¢
El que Putin no pudiera tomar Kiev al inicio de la invasi¨®n no ha mitigado su obsesi¨®n por el territorio. Rusia quiere la destrucci¨®n del pa¨ªs. El conflicto puede prolongarse al menos uno o dos a?os m¨¢s
Nos cuesta aceptar verdades que implican maldades extremas. Llam¨¦moslo oclusi¨®n cognitiva: la mente se obtura como una c¨¢mara de fotos, y la luz no pasa, porque es una luz terrible. Es f¨¢cil ver verdades horribles del pasado (Holocausto), pero no tanto cuando hechos similares pueden suceder hoy.
Las fuerzas rusas y la ret¨®rica de Mosc¨² eran de invasi¨®n total, y los servicios de inteligencia de EE UU y Reino Unido dec¨ªan la verdad. Pero en febrero, en Kiev, como gran parte de Occidente, casi nadie cre¨ªa el peor escenario. ¡°?No estar¨¢ tan loco! (Putin)¡±, escuch¨¦. Los bares y clubes de la din¨¢mica capital, abarrotados, a¨²n en un ambiente enrarecido. Un tercio de la poblaci¨®n s¨ª lo ve¨ªa y se uni¨® a defensas territoriales u otras iniciativas. Tambi¨¦n algunos de sus responsables pol¨ªtico-militares, lo que explica parte de los primeros ¨¦xitos ucranios.
Pasados el shock y la indignaci¨®n iniciales, este problema cognitivo condiciona el debate sobre el final de esta guerra. A ello se une otra actitud: ante im¨¢genes dantescas como Kremenchuk a finales de junio, con gente quemada viva en un centro comercial destruido por misiles rusos, queremos que acabe el horror. O desconectamos.
Pero no es una guerra territorial. El liderazgo ruso anhela la destrucci¨®n de Ucrania. Para reconstruir el imperio ruso, Putin, c¨ªnico pero en misi¨®n hist¨®rica irredenta como otros l¨ªderes fascistas, debe destruir Ucrania. Un elemento definidor del genocidio es la incitaci¨®n p¨²blica y directa al mismo (art¨ªculo 3 de la Convenci¨®n del Genocidio, 1948). Esa incitaci¨®n viene de los m¨¢ximos responsables del r¨¦gimen ruso, hoy proto-totalitario. Al afirmar que Ucrania es una ¡°creaci¨®n bolchevique¡±, Putin dice que es un error a corregir (por la fuerza), aunque en el mundo real es un pa¨ªs que da muestras diarias de su existencia. ¡°Nazis¡±, amenaza existencial, son los que se opongan ¡ªcasi todos los ucranios. L¨ªderes, medios oficialistas rusos y propagandistas como la redactora jefe de Russia Today, Margarita Simonyan (quien hace poco justific¨® delante de su jefe una potencial hambruna mundial para lograr levantar las sanciones), hacen apolog¨ªa constante de la destrucci¨®n de este pueblo (¡±nazis pasivos¡±) y de sus ¨¦lites. Hablan de ¡°solucionar la cuesti¨®n ucrania¡± y ¡°desucranizar el territorio¡± de ¡°la antigua¡± Ucrania. Deshumanizar a los ucranios justifica su eliminaci¨®n. A ello se unen lo que se conoce como acusaciones en espejo. Por ejemplo, alegar genocidio en Donb¨¢s (ficticio) prepara el terreno argumental para uno (real) contra los ucranios. Lo mismo hicieron los nazis en su d¨ªa o Milosevic y sus secuaces serbobosnios. Este fanatismo es mainstream en la Rusia actual y hay indicios de que cala en soldados rusos involucrados en violaciones de derechos humanos.
La Convenci¨®n enumera actos que corroboran la intenci¨®n de destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, ¨¦tnico, racial o religioso, como matanzas, infligir condiciones de existencia que acarreen la destrucci¨®n f¨ªsica de un grupo, total o parcial, o deportaciones forzosas de ni?os. Varias de las atrocidades rusas encajar¨ªan en estas categor¨ªas, incluida la violencia sexual. Bucha, donde la ONU ha confirmado ejecuciones sumarias de civiles, refleja una pauta. Otra es la eliminaci¨®n de ¨¦lites ¡ªpor ejemplo, la alcaldesa de Motyzhyn, con su hijo en una fosa com¨²n, su marido en un pozo¡ª y l¨ªderes de sociedad civil. Las deportaciones forzosas de ucranios oscilar¨ªan hoy en torno al mill¨®n, incluidos ni?os (en la escala baja, miles; en la alta, m¨¢s de 200.000). Rusia destruye sistem¨¢ticamente infraestructuras y medios vitales para la existencia de la poblaci¨®n y la viabilidad del Estado ucranio. Tambi¨¦n instituciones educativas (casi 2.000 da?adas, a fines de mayo) y culturales. Todo lo que sea ucranio. Los bombardeos rusos contra hospitales, escuelas, refugios, corredores humanitarios, ¨¢reas residenciales, etc., son consustanciales a esta guerra, en la que aplica su manual sirio. Un amigo de Kiev me dec¨ªa que misiles rusos como los de Kremenchuk, son id¨¦nticos a actos terroristas: Ucrania sufre varios cada d¨ªa. Hace poco pude comprobarlo en una plaza ucrania, con ni?os desplazados, a pocos kil¨®metros de donde cayeron varios misiles (esta vez interceptados). Dicha l¨®gica militar no es solo barbarismo ruso, que tambi¨¦n (Grozni, Siria, etc.): es consecuencia de esa l¨®gica pol¨ªtica.
As¨ª, un exhaustivo informe del think tank New Lines y el instituto Raoul Wallenberg, concluye que hay un serio riesgo de genocidio de parte del pueblo ucranio. No es una palabra que yo use a la ligera. Pas¨¦ dos a?os de juventud en Bosnia este, la zona limpiada ¨¦tnicamente por los serbios, entre otras cosas, monitoreando exhumaci¨®n de fosas comunes. Esta guerra, con casi 17.000 potenciales cr¨ªmenes de guerra en investigaci¨®n, tiene mucho de eso. Para algunos, ser¨¢ peor. Ucrania est¨¢ adem¨¢s perdiendo lo mejor de su generaci¨®n, como perdi¨® a otra asesinada en el Gran Terror de Stalin. Se les conoce como el ¡°Renacimiento Ejecutado¡± tras las hambrunas sovi¨¦ticas que mataron a cuatro millones de personas. Se augura una cat¨¢strofe demogr¨¢fica por muertes de guerra, emigraci¨®n y declive de natalidad.
Que tras Kremenchuk, un portavoz de Putin pida la rendici¨®n de Ucrania, dice mucho. Guerras as¨ª terminan con la derrota total o parcial del agresor; destrucci¨®n total o parcial del agredido, o una mezcla de ambos escenarios. De ah¨ª que se hable de m¨ªnimo uno, quiz¨¢ dos a?os de guerra. Probablemente contin¨²e, de una u otra forma, mientras Putin y su c¨ªrculo sigan en el poder. Hay un obsesivo elemento s¨¢dico suyo con Ucrania, que le ha derrotado antes. Veremos pausas operativas; los rusos buscar¨¢n reorganizarse para atacar, de Donb¨¢s a Jarkov, Dnipro, Kiev y Odesa. De ah¨ª lo ingenuo de sobredimensionar su retirada de Kiev (recordemos Madrid en 1936). En defenderse e intentar recuperar territorio, les va a los ucranios todo. Apoyarles al m¨¢ximo y de forma sostenida, evitando una Ucrania m¨¢s hundida y sin futuro, ni europeo ni libre, no solo es inter¨¦s estrat¨¦gico de Europa, tambi¨¦n amenazada: es una obligaci¨®n internacional y moral de primer orden. ?La victoria ucrania? Que Rusia no consiga sus objetivos, vi¨¦ndose obligada a negociar de verdad, y que sobrevivan a Putin. Este pasar¨¢ a la historia como fascista de manual y uno de los peores criminales de guerra de este siglo. Pero en la era digital y de sat¨¦lites, no podremos decir que no lo sab¨ªamos. Tanta posverdad cuando quiz¨¢ la pregunta es, en palabras de Nietzsche, en Ecce Homo, ¡°?cu¨¢nta verdad puede soportar el hombre?¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.