Miguel ?ngel
El asesinato del concejal del PP desat¨® una ola de coraje colectivo como no se hab¨ªa visto hasta entonces, raz¨®n de sobra para que sea percibido como un punto de inflexi¨®n en la larga historia de horror y sangre

El 25 es un n¨²mero que se presta a las conmemoraciones. Ma?ana, d¨ªa 13, se cumplir¨¢ tal cantidad de a?os desde el secuestro y asesinato de Miguel ?ngel Blanco, joven concejal del Partido Popular en Ermua. He le¨ªdo por ah¨ª que a los adolescentes de ahora este nombre no les dice gran cosa. Quiz¨¢, excepcionalmente, a algunos les hayan contado algo en casa o, dependiendo tal vez de la comunidad aut¨®noma, en el colegio. Si hasta las grandes cat¨¢strofes acaban olvidadas, ?a qu¨¦ duraci¨®n en la memoria compartida puede aspirar la tragedia de un solo hombre?
Hay un componente de ¨ªndole fisiol¨®gica en la consumaci¨®n del olvido. La edad y los trastornos neurol¨®gicos da?an los cerebros. Las tumbas acogen a diario, a lo largo y ancho del planeta, cantidades ingentes de memoria anulada por la muerte. En el caso de Miguel ?ngel Blanco resulta inevitable considerar la connotaci¨®n pol¨ªtica. De ah¨ª que ciertas voluntades maniobren para que el inc¨®modo recuerdo no se produzca o sea lo m¨¢s tenue posible. Es lo habitual cuando los hechos evocados arrojan una sombra de publicidad desfavorable sobre las convicciones en nombre de las cuales se cometieron los susodichos hechos y otros similares con intervenci¨®n de la crueldad y las armas.
Al crimen que acab¨® con la vida de Miguel ?ngel Blanco se le ha atribuido relevancia simb¨®lica. Afirman algunos que se?ala un antes y un despu¨¦s en la resistencia civil contra ETA. Ciertos factores coadyuvan a afianzar este parecer, m¨¢s que nada porque los testimonios prueban que el asesinato de Miguel ?ngel Blanco desat¨® una ola de coraje colectivo como no se hab¨ªa visto hasta entonces, raz¨®n de sobra para que sea percibido como un punto de inflexi¨®n en la larga historia de horror y sangre. 29 a?os ten¨ªa el chaval cuando su asesino le dispar¨® dos tiros a bocajarro. Va en estas l¨ªneas un peque?o homenaje a la v¨ªctima.
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