Uber, los ¡®lobbies¡¯ y los ¨¢ngulos muertos
Se necesita regulaci¨®n ¡®ex ante¡¯ sobre los grupos de inter¨¦s, pero sobre todo multas disuasorias cuando se produzcan esc¨¢ndalos
Uber incumpli¨® las leyes y presion¨® a cargos p¨²blicos para implantarse en las principales ciudades del mundo. Lo sabemos gracias a las informaciones que han revelado 44 medios internacionales, incluido este peri¨®dico. Falta aclarar hasta d¨®nde le dejaron llegar los l¨ªderes pol¨ªticos para conseguirlo. Porque el cabildeo, hacer lobby, es un ejercicio democr¨¢tico siempre que tenga l¨ªmites, pero en este caso se han traspasado.
El ejemplo m¨¢s perturbador es el de Neelie Kroes, la que fue vicepresidenta y comisaria europea de Competencia y Agenda Digital. Cuando Uber quiso aterrizar en Europa, era una de las personas clave para saber c¨®mo implantarse en suelo comunitario. La plataforma le hizo una oferta y ella pretend¨ªa aceptarla nada m¨¢s dejar la Comisi¨®n, pero en Bruselas no se lo permitieron: deb¨ªa esperar 18 meses para evitar incompatibilidades. No lo hizo. Seg¨²n los documentos filtrados, Kroes, holandesa, mantuvo un contacto regular con Uber durante los ¨²ltimos meses de su mandato y habr¨ªa presionado en secreto a favor de la empresa en Pa¨ªses Bajos. En un correo de 2015, un lobista de la compa?¨ªa alertaba: ¡°Nuestra relaci¨®n con Neelie Kroes es altamente confidencial. Su nombre no deber¨ªa figurar nunca en un documento¡±.
La Comisi¨®n de momento solo le ha pedido ¡°aclaraciones¡± a Kroes, aunque para muchos funcionarios eso casi equivale a no hacer nada. Lo ven como la prueba de la pasividad de la UE ante los intereses privados. Una veintena de eurodiputados le enviaron esta semana una carta a la presidenta Von der Leyen para que sancione y vete a la ex comisaria de las instituciones europeas si lo que apuntan los Uber Files resulta ser cierto.
El problema no es que los funcionarios se re¨²nan con lobistas. De hecho, hacerlo es parte de su trabajo: los grupos de inter¨¦s tratan de vender su argumentario a los pol¨ªticos, pero tambi¨¦n les permiten conocer mejor la realidad de las empresas y la sociedad civil. A eso se agarra el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron, que tambi¨¦n aparece en los archivos de Uber por la etapa en que fue ministro de Econom¨ªa. Nunca ocult¨® su simpat¨ªa por la plataforma, pero de ah¨ª a pactar por SMS con el consejero delegado la flexibilizaci¨®n de las normas a su favor hay un trecho y la oposici¨®n francesa exige investigarlo. Sorprende que casi todos los encuentros se produjeran fuera de la agenda oficial y que sus compa?eros de Gobierno no estuvieran al corriente.
Los Uber Files muestran maniobras sucias, pero sobre todo los ¨¢ngulos muertos en las democracias europeas. Las tecnol¨®gicas invierten millones para controlar las narrativas sobre la regulaci¨®n y financian estudios que apoyan sus tesis. Su relaci¨®n con los poderes p¨²blicos llegar¨¢ hasta donde les dejen. En algunas instancias como el Parlamento Europeo existe un registro obligatorio de las reuniones con lobistas, pero gran parte de la acci¨®n no consta en acta. Se necesita regulaci¨®n ex ante sobre los grupos de inter¨¦s, pero sobre todo multas disuasorias cuando se produzcan esc¨¢ndalos como el de Uber.
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