En Italia la situaci¨®n es grave pero no es seria
El Movimiento 5 Estrellas demuestra ego¨ªsmo e inmadurez al precipitar una crisis pol¨ªtica en un momento extraordinariamente complicado
Tristemente, vuelve a mostrar su imperecedera vigencia el diagn¨®stico del gran Ennio Flaiano: en Italia la situaci¨®n es grave pero no es seria.
El novelista, guionista de Fellini y agud¨ªsimo observador de la realidad transalpina emiti¨® el lapidario juicio hace ya muchas d¨¦cadas. Parece que una suerte de defecto gen¨¦tico condena a la sociedad italiana a regresar a esa condici¨®n de forma peri¨®dica. Esta vez, la falta de seriedad debe anotarse en la cuenta del Movimiento 5 Estrellas y su actual l¨ªder, el exprimer ministro Giuseppe Conte, que han precipitado una crisis pol¨ªtica al retirar su apoyo al Gobierno de unidad nacional presidido por Mario Draghi en un momento extraordinariamente complicado.
El detonante resulta evidente: es la descomposici¨®n de una formaci¨®n pol¨ªtica que obtuvo m¨¢s del 30% de los votos en las legislativas del 2018, y que ahora a duras penas ronda el 10% en los sondeos tras haber sufrido una escisi¨®n. Es, esta crisis, la historia de un movimiento populista que logr¨® cabalgar el amplio descontento social que recorr¨ªa el pa¨ªs con propuestas seductoras como la renta de ciudadan¨ªa y que ahora se deshace inexorablemente por la inconsistencia de sus l¨ªderes y sus pol¨ªticas hasta las lamentables convulsiones de esta semana.
El livor mortis que asomaba en la piel de la formaci¨®n indujo a Conte y el M5E a un intento desesperado de marcar perfil propio en un amplio espectro de pol¨ªticas. Desde las cr¨ªticas al apoyo militar a Ucrania hasta la exigencia de medidas mucho m¨¢s radicales de sost¨¦n social a la ciudadan¨ªa ante la inflaci¨®n o el rechazo frontal a una nueva instalaci¨®n de quema de residuos en Roma ha sido una guerra sin cuartel. No hay una cuesti¨®n espec¨ªfica que haya precipitado la crisis: ha sido el resultado de un intento de 360 grados de recobrar vida.
Se trata de un impulso partidista inmaduro que se ha sobrepuesto al inter¨¦s colectivo en un momento de extraordinaria dificultad. Una decisi¨®n irresponsable que puede abocar al pa¨ªs a afrontar la previsible situaci¨®n cr¨ªtica de oto?o/invierno ¡ªcon escasez de gas, precios disparados, contracci¨®n econ¨®mica, complejas decisiones europeas vinculadas a la guerra en Ucrania¡ª en medio de una campa?a electoral y una posterior muy complicada negociaci¨®n para conformar un gobierno en un escenario fragmentado y litigioso. De fondo, el espectro de la abultada deuda p¨²blica, de d¨¦cadas de crecimiento raqu¨ªtico, y de perspectivas de declive demogr¨¢fico. Por todo eso la crisis es especialmente grave.
Draghi no cedi¨® a los chantajes y parece ahora determinado a no seguir adelante pese a seguir disponiendo de una mayor¨ªa en el Parlamento y pese a las presiones de tantos que le imploran para que garantice la estabilidad del pa¨ªs. La raz¨®n es clara. El exjefe del BCE acept¨® un mandato en una situaci¨®n compleja bajo la premisa del apoyo de una coalici¨®n de unidad nacional. Gusten o no, con ese per¨ªmetro ha logrado muchas reformas. Seguir tras la salida del M5E tiene en cambio toda la pinta de una traves¨ªa en el desierto en la que, m¨¢s pronto que tarde, otro socio con madurez pol¨ªtica y dificultades semejantes a la del Movimiento, la Liga, tendr¨ªa el impulso de desmarcarse a medida en que se acerca, en marzo, el fin natural de la legislatura. Pol¨ªticos al uso habr¨ªan probablemente seguido adelante. Draghi no quiere exponerse a ese calvario, bajar a maniobrar en ese barro.
Como Conte, Matteo Salvini sufre una hemorragia de votos, y sabe que es m¨¢s f¨¢cil recuperar desde la oposici¨®n populista que en la sombra de un gobierno pragm¨¢tico liderado por la carism¨¢tica figura de Draghi. Nadie olvida que Salvini trat¨® de hacer caer un gobierno del que era miembro hace no mucho por inter¨¦s indisimuladamente partidista y anunci¨¢ndolo desde un chiringo de playa llamado Papeete. Y todos ven que, mientras, en la ultraderecha, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, disfrutan de la condici¨®n de formaci¨®n no sometida a la disciplina de gobierno y que dispara balas ret¨®ricas d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n sin muchos escr¨²pulos.
Dif¨ªcil vaticinar c¨®mo se resolver¨¢ la crisis en Italia, pa¨ªs de las mil sorpresas pol¨ªticas. La falta de seriedad no es, afortunadamente, ni mucho menos su ¨²nico rasgo. El pa¨ªs exhibe tantos ¨¢mbitos de excelencia ¡ªen la industria, en el dise?o, en la cultura, entre otros¡ª. Y tambi¨¦n, a veces, como destellos, momentos de gran lucidez pol¨ªtica, sentido de la responsabilidad, convergencia de voluntades y figuras de gran altura que se elevan por encima de ciertas peleas pedestres ¡ªcomo el propio Draghi o, antes que ¨¦l, Giorgio Napolitano, Carlo Azeglio Ciampi o Sandro Pertini entre otros¡ª. Otros pa¨ªses van escasos de esos recursos.
Hay quienes ven en los gobiernos de unidad nacional o t¨¦cnicos que se han conformado en Italia como subespecies democr¨¢ticas decepcionantes. Pero todos ellos, independientemente de sus g¨¦nesis, tuvieron el leg¨ªtimo respaldo de la voluntad pol¨ªtica de los representantes parlamentarios del pueblo. No hubo subversi¨®n de mayor¨ªas absolutas de un partido, sino la construcci¨®n de nuevas mayor¨ªas a trav¨¦s del di¨¢logo. Lograrlo y disponer de figuras de altura para pilotarlas se parece m¨¢s a una virtud que a un defecto.
La descripci¨®n de Flaiano tiene antecedentes del m¨¢ximo nivel. ¡°Ay sierva Italia, hogar de dolor, buque sin timonel en medio de una gran tempestad, no due?a de provincias, sino burdel¡±, clam¨® Dante en el VI del Purgatorio. Quedaban siglos para la configuraci¨®n pol¨ªtica unitaria de Italia, pero esos rasgos eran ya visibles. Ojal¨¢ prevalezcan los otros, que tambi¨¦n existen, en la complejidad propia de las realidades humanas que solo maniqueos, miopes o malintencionados fallan en ver.
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