Bajo el dominio de los gusanos
Por qu¨¦ la campa?a electoral de Brasil en 2022 es a¨²n m¨¢s violenta que en 2018

En la campa?a electoral de 2018, en Brasil, los resentidos salieron de su capullo para metamorfosearse al rev¨¦s. Orgullosos de su esencia, apaleaban a las personas LGBTQIA+, les gritaban a los negros que ¡°volvieran a los barracones¡±, juraban barrer a los ind¨ªgenas de la Amazonia, destru¨ªan centros religiosos afrobrasile?os. Era la venganza de los resentidos que hab¨ªan acumulado rencor durante d¨¦cadas ante el avance de los derechos y de aquello que denominan ¡°la prisi¨®n de lo pol¨ªticamente correcto¡±. Su acci¨®n fue decisiva para elegir a su portavoz, el entonces candidato Jair Bolsonaro. La campa?a electoral de 2022, en la que Bolsonaro busca reelegirse, es mucho peor.
Tras casi cuatro a?os en el poder utilizando la m¨¢quina del Estado para minar la democracia, el bolsonarismo ha infiltrado m¨¢s profundamente sus ra¨ªces podridas en las instituciones brasile?as y en organizaciones de la sociedad civil. Si en 2018 los peores ataques los llevaban a cabo individuos o grupos, en 2022 provienen de parlamentos y asociaciones. Aunque ambos escenarios sean espeluznantes, la diferencia es sustancial. Y muestra que la corrosi¨®n de la sociedad brasile?a a¨²n ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de revertir de lo que piensan los m¨¢s pesimistas. Como el personaje de Smith en la ic¨®nica serie Matrix, Bolsonaro se replica por millones. Aunque no se reelija ni sea capaz de consumar el golpe de Estado que prepara por si pierde, miles de Bolsonaros se reelegir¨¢n en el Parlamento y seguir¨¢n ocupando cargos de poder en todas las esferas.
Entre las m¨¢s recientes agresiones cometidas por instituciones p¨²blicas se encuentra la solicitud que present¨® una partidaria de Bolsonaro en el Estado de Santa Catarina para abrir una Comisi¨®n de Investigaci¨®n. La diputada Ana Campagnolo quiere investigar a una ni?a que a los 10 a?os se qued¨® embarazada tras ser violada y, aunque sea un derecho legal, solo consigui¨® abortar despu¨¦s de luchar mucho. Para abrir una investigaci¨®n en ese Parlamento se necesitan 14 votos. Campagnolo consigui¨® 21: m¨¢s de la mitad de los diputados est¨¢ dispuesta a utilizar su mandato para criminalizar a una ni?a que ahora tiene 11 a?os y ya ha sufrido una violaci¨®n, un embarazo y un aborto.
Entre los m¨¢s recientes ataques de organizaciones de la sociedad civil se encuentra la carta que las asociaciones y federaciones de la industria de Par¨¢ enviaron a la Presidencia de la Rep¨²blica clamando que abandone la Convenci¨®n 169 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, que establece la necesidad de realizar una consulta ¡°libre, previa e informada¡± a las comunidades ind¨ªgenas y tradicionales que puedan verse afectadas por proyectos econ¨®micos. En 2021, la Amazonia perdi¨® 18 ¨¢rboles por segundo, pero la ¨¦lite econ¨®mica del Estado campe¨®n en deforestaci¨®n se siente autorizada a exigir que se silencie oficialmente a los guardianes de la selva.
Hace poco m¨¢s de una semana, un hombre invadi¨® la fiesta de otro que celebraba su cumplea?os con una decoraci¨®n pro-Lula en la ciudad de Foz de Iguaz¨². Lo mat¨® a tiros, ante todos los invitados, gritando ¡°Aqu¨ª somos de Bolsonaro¡±. La Polic¨ªa Civil afirm¨® que no se trataba de un crimen pol¨ªtico. Y gran parte de la prensa responsabiliz¨® no a la destrucci¨®n de los adversarios que promueve Bolsonaro, sino a la ¡°polarizaci¨®n¡±, como si ambos lados fueran igualmente violentos. As¨ª se pudre un pa¨ªs.
Bolsonaro puede perder las elecciones, pero la bestialidad de lo que representa no solo circula por las calles a plena luz del d¨ªa, como en 2018, sino que, en 2022, tambi¨¦n lidera gran parte del aparato institucional en todas las ¨¢reas. Bolsonaro ya ha ganado, aunque pierda. Y derrotarlo ser¨¢ una lucha que durar¨¢ mucho m¨¢s que una generaci¨®n.
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