Los pueblos ind¨ªgenas, el v¨ªnculo fundamental en la lucha por el planeta
La llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil ha acelerado las medidas para arrebatar los derechos de estas minor¨ªas. Las reuniones de estos miles de guardianes del bosque en Brasilia esta semana merecen la solidaridad mundial
Desde que el nuevo Gobierno brasile?o lleg¨® al poder bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, las medidas para arrebatar los derechos de los pueblos ind¨ªgenas se han acelerado. Estas duras y dolorosas iniciativas han ido de la mano de violentas invasiones a tierras ind¨ªgenas y amenazas de muerte a sus l¨ªderes, muy a menudo vinculadas a la deforestaci¨®n.
Esta semana, miles de personas ind¨ªgenas de todo Brasil se han reunido en Brasilia, la capital del pa¨ªs, para defender colectivamente sus derechos humanos y demandar cambios en las decisiones pol¨ªticas y los planes gubernamentales que amenazan su supervivencia como comunidad.
Todos debemos mostrar nuestro apoyo a los pueblos ind¨ªgenas brasile?os y condenar esa violencia inaceptable que est¨¢n sufriendo. Todos debemos apoyarlos para que consigan el reconocimiento de sus derechos sobre la tierra. Todos tenemos la obligaci¨®n de estar de su lado cuando defienden el medio ambiente frente a la destrucci¨®n de los bosques y se resisten a un agresivo desmantelamiento de su cultura y forma de vida.
Esa conexi¨®n, ¨ªntima y profunda, que los pueblos ind¨ªgenas tienen con sus tierras, sus bosques, su hogar, debe protegerse y celebrarse. Debe ser un espejo en el que mirarnos, porque es una conexi¨®n que la civilizaci¨®n occidental parece haber perdido y que deber¨ªamos aspirar a recuperar.
Es precisamente esta falta de conexi¨®n con la tierra la que ha impulsado un concepto de desarrollo que est¨¢ socavando los sistemas que sostienen la vida, de los que dependemos para sobrevivir. Nos hemos desconectado de la naturaleza: tanto si trabajamos para protegerla o destruirla como si la amamos o la ignoramos, no comprendemos que la humanidad y el medio ambiente somos uno y que nuestros destinos est¨¢n ¨ªntimamente relacionados.
Esa conexi¨®n, ¨ªntima y profunda, que los pueblos ind¨ªgenas tienen con sus tierras, sus bosques, su hogar, debe protegerse y celebrarse. Debe ser un espejo en el que mirarnos
La civilizaci¨®n occidental ¡ªo, m¨¢s concretamente, el modelo dominante de desarrollo¡ª represa r¨ªos, destruye el bosque para dar paso al pasto para el ganado o la agricultura y envenena la tierra mediante actividades mineras contaminantes, sin detenerse a reflexionar sobre una cuesti¨®n fundamental: nos estamos haciendo da?o a nosotros mismos.
Para los pueblos ind¨ªgenas, en cambio, el bosque no es sin¨®nimo de valor econ¨®mico; el bosque significa vida. Por ello, las comunidades ind¨ªgenas han vivido de manera sostenible en la selva amaz¨®nica durante milenios sin desangrarla. Ahora, en un cruel giro de la historia, el futuro de la civilizaci¨®n occidental tambi¨¦n se encuentra en manos de estos guardianes de los bosques ind¨ªgenas, porque la lucha contra el calentamiento global es el mayor desaf¨ªo de nuestro tiempo.
El cambio clim¨¢tico ya est¨¢ aqu¨ª y ya hemos empezado a sufrir sus consecuencias. Si no actuamos de inmediato, los impactos solo se van a intensificar. ?Lograremos limitar el calentamiento global a menos de 1,5 grados o nos enfrentaremos a un colapso ecol¨®gico?
Si no ganamos esta carrera, seremos testigos del fin de la civilizaci¨®n tal como la conocemos y de la destrucci¨®n de nuestro medio natural, lo que podr¨ªa amenazar nuestra propia supervivencia. Una de las soluciones naturales m¨¢s f¨¢ciles y baratas para mitigar el cambio clim¨¢tico se encuentra en los bosques y en aquellas comunidades que viven para protegerlo.
Necesitamos redescubrir que todo est¨¢ conectado y que cuando destruimos una parte afecta a otra. Si dejamos que nuestros bosques crezcan sanos, no solo eliminar¨¢n el CO2 de la atm¨®sfera, sino que tambi¨¦n continuar¨¢n siendo el hogar de las millones de especies que hacen que nuestro planeta sea habitable.
En este momento cr¨ªtico para nuestro clima y nuestro planeta, los conflictos sobre el acceso a la tierra est¨¢n aumentando en el Amazonas
La selva amaz¨®nica almacena entre 80.000 y 120.000 millones de toneladas de CO2, produce aire limpio y es clave en el mantenimiento del ciclo hidrol¨®gico que controla los patrones regionales de lluvia, b¨¢sico para la producci¨®n agr¨ªcola en Brasil y en otras regiones.
Sin embargo, en este momento cr¨ªtico para nuestro clima y nuestro planeta, los conflictos sobre el acceso a la tierra est¨¢n aumentando en el Amazonas. La deforestaci¨®n va en aumento. Los gobiernos, las empresas y los propios consumidores no estamos actuando de manera colectiva o lo suficientemente r¨¢pida para reducir la deforestaci¨®n y combatir la degradaci¨®n de los bosques que se produce a diario en todas las regiones de la selva tropical.
La progresiva expansi¨®n de la producci¨®n agr¨ªcola industrial, la ganader¨ªa y los proyectos de infraestructura amenazan a los pueblos ind¨ªgenas, los bosques y a toda la humanidad, porque todos estamos conectados intr¨ªnsecamente.
El cambio clim¨¢tico, los derechos ind¨ªgenas, la justicia social y el uso de la tierra, cuestiones que durante tanto tiempo se han tratado como compartimentos estancos, est¨¢n, sin embargo, profundamente entrelazadas.
La civilizaci¨®n occidental finalmente est¨¢ comprendiendo lo que los pueblos ind¨ªgenas siempre han sabido: que proteger el bosque y el mundo natural, y gestionarlo de manera sostenible, significa proteger nuestro clima y la vida misma.
Las reuniones de estos miles de guardianes del bosque en Brasilia esta semana merecen la solidaridad mundial y todo nuestro respeto. El cambio clim¨¢tico se ha convertido en el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Todas las personas deber¨ªamos estar unidas en la defensa de nuestro futuro com¨²n, porque no es solo tarea de unos pocos.
Bunny McDiarmid es directora ejecutiva de Greenpeace International.
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