Convalecer
Me pregunto qui¨¦n nos cuida. Y me digo lo que siempre supe: nadie. Nos cuidamos solos
Desde hace d¨ªas vivo la vida del convaleciente. Es una vida rara para alguien que, como yo, funciona a velocidades fuertes. Hay momentos de laxitud feliz: la rutina de la cena preparada por el hombre con quien vivo, las peque?as tiran¨ªas: gritar, mientras se pasa la p¨¢gina n¨²mero 125 de una novela divina, ¡°??Me tra¨¦s galletitas de las que me gustan cuando vayas al supermercado?!¡±. Es un regreso con gloria a la posici¨®n de quien pide sin culpa. Los d¨ªas comienzan con la constataci¨®n agradable de que los s¨ªntomas remiten, de que el cuerpo se llena de una energ¨ªa fosforescente. Pero hay momentos de franca desesperaci¨®n, cuando la tos vuelve, cuando el fantasma de la fiebre desaparecida clava su garra, cuando el cansancio pone su maquinaria en funcionamiento apenas dos horas despu¨¦s de haber despertado. Ahora vivo esta rutina tonta mientras amigas y amigos de todas partes me preguntan c¨®mo estoy. Me confunde ese cari?o hacia alguien como yo, tan reticente, tan arisco, tan fantasmal. Dos veces por d¨ªa hablo con mi padre por tel¨¦fono. ?l tambi¨¦n convalece: quiso cruzar una empalizada, se cay¨®, se da?¨® el hombro. Deber¨¢ tener el brazo derecho inmovilizado por unas semanas. Somos como un puente generacional da?ado en sus dos extremos. Me cuenta de sus contorsiones para ponerse camisas, de sus estrategias para lavarse los dientes con la mano izquierda. Me escucha: ¡±Hoy tengo fiebre, ayer no¡±; lo escucho: ¡°Hoy me doli¨® menos¡±. Recuerdo las enfermedades de la infancia, cuando mi madre aparec¨ªa a cada rato en el cuarto para preguntar si quer¨ªa caldo, o m¨¢s revistas, o unos libros, siempre con el rostro convincente de quien transmite un mensaje claro: ¡°Yo soy tu remedio, vas a estar bien¡±. Pero mi madre ha muerto. Ahora, cada vez que hablo con mi padre, pienso que estamos viviendo a la intemperie y me pregunto qui¨¦n nos cuida. Y me digo lo que siempre supe: nadie. Nos cuidamos solos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.