Demasiado calor para la especie humana
Los argumentos negacionistas han quedado aniquilados. El desastre ya est¨¢ aqu¨ª

No es solo Espa?a, porque Italia y Francia tambi¨¦n est¨¢n pasando este verano lo que no est¨¢ en los registros. Ni siquiera es solo el sur de Europa, puesto que el Reino Unido ha roto el mercurio con unas cotas de 104 grados fahrenheit desconocidas hasta por la reina Isabel II, que naci¨® en 1926. Eso son 40 grados cent¨ªgrados, para los amantes del sistema m¨¦trico que opera fuera de Gran Breta?a y la Commonwealth, y constituir¨ªan una raz¨®n poderosa para no visitar Inglaterra en este momento de no ser porque el resto del continente se ha convertido tambi¨¦n en un cocedero de mariscos.
En realidad, el planeta entero est¨¢ sufriendo unas olas de calor extremo que no solo est¨¢n da?ando sus recursos socioecon¨®micos, sino tambi¨¦n poniendo en riesgo la salud humana. Las temperaturas y la duraci¨®n interminable de las olas t¨®rridas est¨¢n ya muy cerca del l¨ªmite que puede soportar nuestra especie, que no evolucion¨® para esto ni lo har¨¢ en un futuro previsible. Es verdad que hay organismos, casi todos microbios, que pueden vivir en condiciones de torrefacci¨®n, pero eso requiere un metabolismo (la cocina de la c¨¦lula) adaptado minuciosamente para soportarlas. Tambi¨¦n hay personas que soportan el calor m¨¢s que otras, pero no hasta esos extremos. La situaci¨®n no va a mejorar durante las pr¨®ximas generaciones. Aun cuando elimin¨¢ramos ma?ana mismo todas las emisiones de CO?, cosa que tampoco va a ocurrir, los gases que ya hemos emitido seguir¨ªan achicharrando el planeta a lo largo de los siglos. La evoluci¨®n no nos va a ayudar a soportarlo. Queridos amigos, estamos bien fastidiados.
En el oeste de Europa ya han muerto cientos de personas por choque t¨¦rmico, y m¨¢s lo har¨¢n mientras persista la actual ola de temperaturas extremas. Contra la intuici¨®n general, el calor ya mata m¨¢s que el fr¨ªo, y las olas de este verano no solo se distinguen por su intensidad exagerada, sino tambi¨¦n por su duraci¨®n desesperante. Lo normal era antes que, tras unos d¨ªas de ola de calor, nos entrara la nunca bien valorada borrasca de las Azores por el oeste, pero este a?o no llega nunca.
Los encantadores truquitos caseros de bajar las persianas, cerrar las ventanas de d¨ªa y abrirlas de noche y otros consejos del doctor Franz de Copenhague se han quedado m¨¢s cortos que el cable de un cargador. A 30 grados un ventilador puede dar el pego, pero a 40 grados lo ¨²nico que hace es tirarte a la cara el chorro de un secador de pelo. La ¨²nica soluci¨®n eficaz es el aire acondicionado, pero incluso los aparatos modernos de consumo optimizado agravan la ra¨ªz del problema ¡ªlas emisiones de la compa?¨ªa energ¨¦tica que te vende la electricidad¡ª y deterioran tu ya no muy brillante cuenta corriente. Yo detesto tanto el calor que preferir¨ªa no comer antes que apagar el aire, pero entiendo que no todo el mundo tiene esas mismas prioridades.
Los climaesc¨¦pticos, o negacionistas del calentamiento, llevan d¨¦cadas regocij¨¢ndose con las fechas lejanas de las que hablan las predicciones de los cient¨ªficos. Saben que un desastre en 2100 no va a movilizar a nadie. Ese argumento ha quedado aniquilado para los restos. La cat¨¢strofe ya est¨¢ aqu¨ª.
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