Bajo el fuego del narco en M¨¦xico
El aumento sustancial de la violencia exige de las fuerzas pol¨ªticas un acuerdo de m¨ªnimos que logre frenarla
El caos sangriento generado la semana pasada por el crimen organizado en varias ciudades de M¨¦xico, entre ellas Ciudad Ju¨¢rez, no es solo la en¨¦sima muestra del horror de una violencia que todav¨ªa act¨²a sin control en algunos territorios. La exhibici¨®n de poder del narco, con el asesinato de una decena de personas, bloqueos de caminos, quemas de comercios y veh¨ªculos, supone en s¨ª misma un mensaje a las autoridades. Es decir, los carteles, aun en disputa entre ellos por el control de las principales plazas, tienen la capacidad de poner en jaque al Estado. As¨ª lo acaban de hacer durante d¨ªas. El Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador calific¨® lo sucedido de ¡°propaganda criminal¡± y ha defendido que ¡°la estrategia de seguridad federal est¨¢ dando resultados¡±.
Tan categ¨®rica afirmaci¨®n choca, no obstante, con la ola de violencia contra civiles m¨¢s virulenta de este mandato. La gravedad de la situaci¨®n tiene una traducci¨®n en cifras oficiales: en M¨¦xico se perpetran unos 100 asesinatos cada d¨ªa y han desaparecido m¨¢s de 100.000 personas desde que hay registros, 33.000 durante la actual Administraci¨®n. El presidente quiso dar un giro al esquema de lucha contra el crimen de sus antecesores. Especialmente con Felipe Calder¨®n, entre 2006 y 2012, se convirti¨® en una guerra con despliegue de las Fuerzas Armadas y un impacto dur¨ªsimo en la poblaci¨®n. L¨®pez Obrador adopt¨®, en cambio, una pol¨ªtica de ¡°abrazos, no balazos¡±, como ¨¦l mismo la bautiz¨® y suele repetir. M¨¢s all¨¢ del pegadizo eslogan, el plan ten¨ªa un prop¨®sito: apostar por el desarrollo y el trabajo de informaci¨®n y evitar un enfrentamiento directo que tuviera un efecto multiplicador de la violencia.
La estrategia ha costado al Ejecutivo cr¨ªticas feroces de la oposici¨®n, que acusa al mandatario de abandono de responsabilidades frente a la agresividad sin control del narco. Tambi¨¦n Estados Unidos ha mostrado en varias ocasiones su preocupaci¨®n, puesto que algunas de las zonas m¨¢s golpeadas se encuentran cerca de la frontera. Tanto quienes fueron incapaces de poner freno a la violencia durante las ¨²ltimas administraciones como EE UU, donde se nutren de armamento los grupos criminales, tienen responsabilidad sobre el momento que atraviesa hoy M¨¦xico.
El reto trasciende a L¨®pez Obrador. Desde el exterior, conviene que el desaf¨ªo se aborde con una perspectiva regional, con una mayor coordinaci¨®n de los pa¨ªses afectados y una mayor implicaci¨®n e inversi¨®n de Washington. La afinidad que han mostrado Joe Biden y L¨®pez Obrador en otras cuestiones ser¨ªa un buen punto de partida para intentarlo. A nivel interno, pese a las objeciones que se puedan formular al camino emprendido por el presidente mexicano, la pol¨ªtica de seguridad deber¨ªa ser un asunto de Estado e interpelar a la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas para tratar de definir un acuerdo de m¨ªnimos. De lo contrario, el terror seguir¨¢ su avance implacable.
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