Los papeles de Trump
El espectacular registro en la casa del expresidente expone con crudeza su desprecio a las instituciones a dos meses de las elecciones
El pasado 8 de agosto, agentes del FBI se presentaron con una orden de registro en la mansi¨®n de Donald Trump en Palm Beach (Florida). Salieron de all¨ª con 33 cajas en las que hab¨ªa m¨¢s de un centenar de documentos oficiales. Algunos de ellos ten¨ªan la clasificaci¨®n de alto secreto, e incluso de un nivel de restricci¨®n superior. Seg¨²n el Departamento de Justicia (Fiscal¨ªa), no solo contienen secretos de Estado, sino que ponen en peligro fuentes del espionaje estadounidense. La investigaci¨®n apunta a los delitos de desv¨ªo de documentos oficiales, obstrucci¨®n y posibles violaciones de la ley antiespionaje. Son delitos que conllevan penas de c¨¢rcel e inhabilitaci¨®n p¨²blica de por vida.
El registro en s¨ª mismo es una iniciativa judicial de una agresividad extraordinaria trat¨¢ndose de un expresidente de Estados Unidos. La Fiscal¨ªa solo puede haberse atrevido si tiene pruebas s¨®lidas de unos hechos que debe percibir como de alt¨ªsima gravedad. Cu¨¢les son esos hechos es algo que est¨¢ empezando a revelarse esta semana. En enero de 2021, Trump se llev¨® de la Casa Blanca decenas de documentos (todo papel, mensaje o e-mail que se produce en la Casa Blanca es propiedad federal y debe entregarse a los Archivos Nacionales) en una huida en la que despreci¨® todos los protocolos de transici¨®n ordenada de poder. El Gobierno comunic¨® a Trump que deb¨ªa devolverlos en mayo de ese a?o. En enero, Trump entreg¨® 15 cajas, entre las que hab¨ªa material clasificado. El 3 de junio, agentes del FBI acudieron a su residencia y los abogados del expresidente les aseguraron que todo el material sensible hab¨ªa sido ya devuelto y el resto estaba bien custodiado. El registro un mes despu¨¦s evidencia la nula credibilidad que los agentes dieron a esas afirmaciones. La imagen publicada de los documentos en el suelo es demoledora. Como en los otros esc¨¢ndalos que le acechan judicialmente, el asalto al Capitolio, el intento de manipulaci¨®n de las elecciones en Georgia y el fraude fiscal, son hechos que solo se explican por el desprecio patol¨®gico de Trump hacia las instituciones.
Este nuevo esc¨¢ndalo vuelve a poner a prueba la capacidad de contorsi¨®n de los republicanos para defender a Trump, obligados a escoger entre ¨¦l y el FBI. Desgraciadamente, Trump se ha erigido en el fact¨®tum que decide qui¨¦n mantiene su esca?o. Son pocas las se?ales de esperanza en ese sentido, aunque la derrota esta semana de Sarah Palin en Alaska, pese al apoyo de Trump, contribuye a la sensaci¨®n de erosi¨®n de esa cadena al cuello de los republicanos. La evoluci¨®n del caso de los papeles puede convertir las elecciones, que suelen ser un refer¨¦ndum sobre el presidente en ejercicio, en un nuevo plebiscito sobre la figura de Trump. Y puede volver a perder.
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