Los 599 tachones que amenazan a Trump
El cerco judicial se estrecha sobre el expresidente con la inc¨®gnita de si el fiscal presentar¨¢ cargos y cu¨¢ndo
Ning¨²n presidente de Estados Unidos ha sido acusado de delitos tras dejar el cargo. Richard Nixon ten¨ªa todas las papeletas por el caso Watergate, de cuyo estallido se acaban de cumplir 50 a?os, pero Gerald Ford, su sucesor, le indult¨® preventivamente, en una impopular decisi¨®n que contribuy¨® a que perdiese las elecciones de 1976 contra Jimmy Carter. Ahora, el cerco judicial se estrecha contra Donald Trump. Los indicios contra ¨¦l son abundantes. Un atestado o afid¨¢vit de 38 p¨¢ginas ha servido para justificar una orden de registro de Mar-a-Lago, su mansi¨®n en Palm Beach. El juez lo ha publicado este viernes junto a otros documentos con 599 l¨ªneas tachadas. La informaci¨®n que desvela y, sobre todo, la que oculta, amenazan con llevar al expresidente ante un tribunal por varios posibles delitos.
La tarde del 8 de agosto, cuando Trump desvel¨® que su mansi¨®n estaba siendo registrada por el FBI, compar¨® disparatadamente esa entrada con el asalto a las oficinas dem¨®cratas del Watergate. Otro 8 de agosto a esa misma hora, pero de hace 48 a?os, Nixon ultimaba el discurso con el que anunci¨® su dimisi¨®n tras verse acorralado.
La resistencia de Nixon a facilitar los documentos y las grabaciones de las conversaciones que le incriminaban fue precisamente lo que dio lugar despu¨¦s a la aprobaci¨®n de la ley de registros presidenciales de 1978, que declara de propiedad p¨²blica todos los documentos, informes, fotograf¨ªas, notas y dem¨¢s registros que el presidente maneja en el ejercicio de su cargo; le obliga a conservarlos y custodiarlos y entregarlos a los Archivos Nacionales al cesar.
Trump nunca hizo demasiado caso a esa norma, que est¨¢ en el origen de este caso. Durante su presidencia se cuenta que rasgaba papeles que sus colaboradores iban recogiendo y recomponiendo con cinta adhesiva. Tambi¨¦n se ha publicado que tiraba al retrete de la Casa Blanca algunas de sus notas para deshacerse de ellas. Cuando Trump ces¨® en enero de 2021 en una tormentosa transici¨®n de poderes, se llev¨® a su mansi¨®n de Mar-a-Lago decenas de cajas con documentos presidenciales.
Eso dio lugar a un tira y afloja con la Administraci¨®n Nacional de Archivos y Registros (la NARA o los Archivos Nacionales), que le pidi¨® que entregase esos documentos ya en mayo de 2021, seg¨²n el atestado. Un expresidente que se saltaba la ley a la torera constitu¨ªa una situaci¨®n embarazosa, pero en s¨ª misma la ley de registros presidenciales no es una norma penal, incumplirla como tal no es un delito y la NARA tuvo que armarse de paciencia para reclamar lo que pertenec¨ªa. Los Archivos Nacionales advertieron de que alertar¨ªan al Congreso o al Departamento de Justicia de la situaci¨®n y Trump accedi¨® finalmente a entregar 15 cajas, que fueron recibidas por los Archivos el 18 de enero de este a?o.
Documentos clasificados
Los Archivos confirmaron a principios de a?o a trav¨¦s de un comunicado que entre la documentaci¨®n devuelta se inclu¨ªan papeles que hab¨ªan sido rasgados por el expresidente, de los que algunos estaban pegados y de otros solo quedaban pedazos. La sorpresa fue que, al examinar esas cajas, hab¨ªa ¡°un mont¨®n de documentos clasificados¡±, algunos sin carpeta y mezclados con otros documentos, seg¨²n comunic¨® al Departamento de Justicia el 9 de febrero pasado. La NARA tambi¨¦n inform¨® en una carta al Congreso que hab¨ªa identificado informaci¨®n clasificada de seguridad nacional en las cajas. El comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica de Trump contest¨® que los Archivos no hab¨ªan ¡°encontrado¡± nada, que simplemente hab¨ªan recibido lo que hab¨ªan pedido en un proceso que calific¨® de ¡°ordinario y rutinario¡±.
La Oficina Federal de Investigaci¨®n (el FBI) analiz¨® las cajas con detalle entre el 16 y el 18 de mayo pasados. En ellas hab¨ªa 184 documentos clasificados, de ellos 67 marcados como confidenciales; 92, como secretos, y 25 como alto secreto, incluidos algunos con se?ales adicionales que indicaban contenido muy restringido o informaci¨®n sobre fuentes clandestinas de inteligencia, seg¨²n ha revelado ahora el atestado.
El FBI investig¨® y lleg¨® a la conclusi¨®n de que Trump no hab¨ªa entregado todos los documentos. Los detalles de esa investigaci¨®n est¨¢n tachados en el atestado, pero s¨ª se menciona que incluyen un ¡°significativo n¨²mero de testigos civiles¡±. Tambi¨¦n hubo vigilancia sobre el terreno y un requerimiento para hacerse con las grabaciones de las c¨¢maras de seguridad de Mar-a-Lago. Eso llev¨® primero a un requerimiento para que Trump entregase todos los documentos que a¨²n ten¨ªa en su poder, pero al ser desatendido, el FBI decidi¨® solicitar el registro de Mar-a-Lago.
¡°Existe causa probable para creer que otros documentos que contienen Informaci¨®n de Defensa Nacional clasificada o que son documentos presidenciales sujetos a requisitos de retenci¨®n de registros permanecen actualmente en las instalaciones. Tambi¨¦n hay causa probable para creer que se encontrar¨¢n pruebas de obstrucci¨®n¡±, dec¨ªa el agente especial del FBI que firm¨® el afid¨¢vit para solicitar la orden de registro.
La orden de registro y el inventario de bienes incautados, publicados hace dos semanas, desvelaron que se investiga a Trump por tres posibles delitos: obstrucci¨®n a la justicia, ocultaci¨®n, remoci¨®n o mutilaci¨®n dolosa de documentos p¨²blicos y violaciones de la ley de espionaje, aparentemente por la retenci¨®n de documentos de seguridad nacional. Son delitos castigados con multa o penas de c¨¢rcel. En el registro incautaron 11 juegos de documentos confidenciales. Un juego de ellos est¨¢ clasificado como ¡°alto secreto/informaci¨®n compartimentada sensible¡±; otras cuatro series son de documentos considerados ¡°alto secreto¡±, tres juegos son de documentos secretos y otros, tres, confidenciales. La lista no ofrec¨ªa detalles de qu¨¦ materias trataban esos documentos clasificados.
Los tachones del afid¨¢vit se corresponden con cinco tipos de informaci¨®n. Lo primero, ¡°proteger la seguridad de m¨²ltiples testigos civiles¡±, dice un documento del Departamento de Justicia que explica las razones para ocultar partes del documento. ¡°Si las identidades de los testigos quedan expuestas, podr¨ªan ser objeto de perjuicios como represalias, intimidaci¨®n o acoso, e incluso amenazas a su seguridad f¨ªsica. Como el Tribunal ya ha apreciado, estas preocupaciones no son hipot¨¦ticas en este caso¡±, argumenta.
En segundo lugar, preservar el caso: ¡°El afid¨¢vit est¨¢ repleto de detalles adicionales que proporcionar¨ªan una hoja de ruta para cualquiera que pretenda obstruir la investigaci¨®n¡±. Una frase preocupante para Trump. En tercer y cuarto lugar, informaci¨®n sobre el gran jurado y sobre los agentes que investigan el caso. Y, por ¨²ltimo, informaci¨®n sobre terceros ¡°que podr¨ªa perjudicar los intereses de intimidad y reputaci¨®n de estas personas si se divulgan¡±. El documento pone ejemplos, pero est¨¢n tambi¨¦n tachados.
Trump sostiene que todo se trata de una ¡°caza de brujas¡±, una acci¨®n de ¡°piratas y matones¡± con fines pol¨ªticos. Junto a sus abogados, ha disparado en todas direcciones para defenderse. Por un lado, dijo que se llev¨® los documentos ¡°sin saberlo¡±. Por otro, sugiri¨® que le estaban ¡°plantando¡± pruebas. Luego argument¨® que su antecesor, Barack Obama, ten¨ªa en su poder millones de documentos de su presidencia en Chicago, lo que motiv¨® un contundente desmentido de los Archivos Nacionales. Sus abogados tambi¨¦n han dicho que la ley de registros presidenciales no es de car¨¢cter penal y, por tanto, no recoge delitos que puedan justificar un registro. Eso es cierto, pero los delitos que se investigan no corresponden a esa ley.
Las burlas de Biden
En diferente grado, han intentado otra l¨ªnea de defensa poco s¨®lida. Sus abogados se?alaron en una carta que el presidente ten¨ªa poder para desclasificar cualquier documento (sin afirmar que los hubiera desclasificado). Trump luego dijo en su red social que ¡°est¨¢ todo desclasificado¡±, sin aportar justificaci¨®n alguna de ello, en lo que parec¨ªa una justificaci¨®n sobrevenida. El presidente Biden, que hasta ahora ha intentado no opinar sobre el asunto, no pudo contenerse este viernes y se burl¨® de esa excusa, parafraseando a Trump: ¡°Bueno, solo quiero que se sepa que lo he desclasificado todo en el mundo. Soy el presidente y puedo hacerlo...¡¯ Venga ya. ?Todo desclasificado?¡±, dijo a preguntas de los periodistas.
No solo la defensa resulta poco cre¨ªble, habiendo tanta informaci¨®n de alto secreto, sino que no le librar¨ªa del delito. En una nota al pie de la p¨¢gina 22 del atestado, el agente federal del FBI resalta que la ley de espionaje no se refiere a documentos clasificados sino a ¡°informaci¨®n relativa a la defensa nacional¡±. Y lo que es peor, si Trump dice que hab¨ªa desclasificado los documentos, es un reconocimiento impl¨ªcito de que sab¨ªa que los ten¨ªa, lo que debilita la l¨ªnea de defensa de que no era consciente de ello. De hecho, en una solicitud ante otra juez de Florida a la que los abogados de Trump pidieron este viernes que tomase cartas en el asunto, se vuelve a decir que Trump ten¨ªa el poder para desclasificar los documentos, pero evitan decir que lo haya hecho.
En ese escrito, los abogados de Trump se quejan de que la versi¨®n publicada ¡°no proporciona casi ninguna informaci¨®n que permita al demandante entender por qu¨¦ tuvo lugar el registro o qu¨¦ se llevaron de su casa¡±. ¡°Las pocas l¨ªneas que est¨¢n sin tachar plantean m¨¢s preguntas que respuestas¡±, a?aden.
Una pregunta sin respuesta es por qu¨¦ Trump se ha resistido una y otra vez a entregar los documentos. Aun admitiendo que se los llevara sin darse cuenta, no se entiende por qu¨¦ los retuvo tras meses de peticiones y requerimientos, poni¨¦ndose en una situaci¨®n tan comprometida. Tampoco se sabe si las sospechas de obstrucci¨®n a la justicia, el delito con mayor pena de los que se investigan, se basan solo en esa resistencia o hay pruebas adicionales al respecto.
Pero la gran pregunta, en este momento, es si el fiscal general, Merrick Garland, dar¨¢ el paso de presentar cargos contra Trump. Garland, en su ¨²nica comparecencia sobre el caso, ya dijo que decisiones como la del registro ¡°no se toman a la ligera¡±. Pero aunque los indicios de delito parecen s¨®lidos, presentar cargos es un paso cualitativo diferente y a¨²n m¨¢s explosivo que el que ya ha polarizado a¨²n m¨¢s el pa¨ªs y azuzado una preocupante ret¨®rica guerracivilista. Trump puede incluso capitalizar pol¨ªticamente la acusaci¨®n, present¨¢ndose como m¨¢rtir, para las presidenciales de 2024, lo que a?ade m¨¢s complejidad al asunto. Y el riesgo de intentos de revancha en futuras transiciones de poder tampoco es despreciable.
Alan Dershowitz, antiguo abogado de Trump, se?al¨® este viernes en la cadena conservadora Fox que ¡°hay suficientes pruebas para acusar a Trump¡±. ¡°Pero, en mi opini¨®n, Trump no ser¨¢ acusado porque las pruebas no pasan lo que yo llamo los est¨¢ndares Nixon-Clinton¡±, a?adi¨® el hoy profesor em¨¦rito de Derecho de Harvard, en referencia a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y el uso de una cuenta de correo electr¨®nico personal en sus funciones. ¡°El est¨¢ndar Nixon es que el caso tiene que ser tan abrumadoramente s¨®lido que incluso los republicanos lo apoyen. Y el est¨¢ndar de Clinton es, ?por qu¨¦ este caso es m¨¢s grave que el de Clinton, en el que no hubo un proceso penal?¡±. Dershowitz matiz¨® que esa opini¨®n se basa en la que se ha conocido hasta ahora: ¡°Una vez que no est¨¦ tachado, tal vez tengamos que cambiar de opini¨®n¡±.
En paralelo, entre los m¨²ltiples frentes judiciales de Trump, el Departamento de Justicia investiga su responsabilidad en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y en sus presiones para subvertir el resultado electoral tras las elecciones de noviembre de 2020, particularmente en Georgia, donde el caso avanza con indicios m¨¢s s¨®lidos. El tiempo aclarar¨¢ si el futuro judicial de Trump es tan negro como los tachones del afid¨¢vit.
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