Ni sujetadas ni sostenidas
Dejar de creer que el sost¨¦n es una prenda imprescindible para ir por esta vida ser¨ªa un gran avance, una liberaci¨®n f¨ªsica que, qui¨¦n sabe, tal vez contribuya a liberar tambi¨¦n el esp¨ªritu
Quemarlos no, pero dejar de creer que el sost¨¦n es una prenda imprescindible para ir por esta vida ser¨ªa un gran avance, una liberaci¨®n f¨ªsica que, qui¨¦n sabe, tal vez contribuya a liberar tambi¨¦n el esp¨ªritu. Las mujeres de mi generaci¨®n, cuando la arrogancia de la juventud nos daba una visi¨®n distorsionada de la realidad seg¨²n la cual ya no hab¨ªa m¨¢s derechos por conquistar y viv¨ªamos en plena igualdad, nos re¨ªamos de aquellas viejas feministas que en su d¨ªa quemaron sujetadores en las plazas p¨²blicas. Las ridiculiz¨¢bamos mientras intent¨¢bamos encajar en estrechos moldes est¨¦ticos, se nos clavaban los aros met¨¢licos en las tiernas carnes en desarrollo y al llegar la noche, frente al espejo, descubr¨ªamos en hombros y espalda las marcas de una armadura de tela que cre¨ªamos llevar por est¨¦tica y no el deber moral del que ni ¨¦ramos conscientes. Resuena otra vez Rosa Luxemburgo: hasta que no te mueves, no oyes el ruido de las cadenas. Hasta que no te quitas el sujetador, no te das cuenta de hasta qu¨¦ punto es obligatorio llevarlo.
Crecimos bombardeadas por anuncios de Wonderbra, Pamela Anderson corriendo por las playas californianas con unos pechos que desafiaban milagrosamente la gravedad. El mensaje que nos lleg¨® fue claro: si quer¨ªas ir con camiseta, sin nada debajo, ten¨ªas que ser tan plana y andr¨®gina como Kate Moss. O te moldeabas y sub¨ªas tus mamas hasta l¨ªmites insospechados o intentabas disimular aquellas protuberancias que parec¨ªan llamar la atenci¨®n de todo el mundo. Las pechugonas sin sost¨¦n se consideraban dejadas, incluso sucias. Algo curioso si tenemos en cuenta que, a menos que est¨¦n ejerciendo la funci¨®n biol¨®gica de alimentar un beb¨¦, no secretan ninguna sustancia que manche. Pero pobre de la que se atreviera a pasearse con sus globos bambole¨¢ndose imp¨²dicamente. Y las que m¨¢s censur¨¢bamos a las pocas que se atrevieron a ir ¡°sin¡± fuimos nosotras, las mujeres, ejerciendo est¨²pidamente un control social que nos acababa perjudicando a todas.
Yo no veo raz¨®n anat¨®mica para llevar sujetador. Dicen que as¨ª no se cae pero estos d¨ªas hay infinidad de chicas j¨®venes que no usan el engorroso artilugio y no parece que vayan perdiendo las tetas por la calle. Tambi¨¦n que evitan el dolor de espalda pero basta probarse cualquiera modelito para que la incomodidad que genera s¨ª provoque contracturas. Esta necesidad no lo es, menos a¨²n cuando lo sujetadores que nos venden son desagradables al tacto, hechos de puro petr¨®leo transformado en encaje y encima car¨ªsimos a pesar de la poca tela que se necesita para confeccionarlos.
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