Se¨ªsmo en Italia
La coalici¨®n conservadora liderada por la ultraderecha de Giorgia Meloni vence con holgura en las elecciones
Italia, uno de los socios fundadores de la Uni¨®n Europea, ser¨¢ gobernada casi con toda seguridad por un partido nacido en la estela del fascismo de Mussolini. Con el 99% escrutado, la coalici¨®n de la derecha ha obtenido en las elecciones del domingo un aplastante 44% del voto a la C¨¢mara de Diputados, mientras su partido mayoritario, Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, cosecha el 26,02% (casi seis veces m¨¢s que su resultado de 2018) y previsiblemente ser¨¢ quien reciba el encargo de formar gobierno por parte del presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella.
Pese a la moderaci¨®n calculada de Meloni en las ¨²ltimas semanas, Europa entra por segunda vez en terreno desconocido: la primera fue el Brexit y la salida del Reino Unido de la UE. Nunca antes un Gobierno de la Europa occidental hab¨ªa sido dirigido por una derecha de inspiraci¨®n neofascista que de forma desacomplejada exhibe su escepticismo antieurope¨ªsta y su nacionalpopulismo beligerante. Meloni ha puesto en el centro de su discurso electoral la defensa de una familia tradicional excluyente de otros modelos, recortes de la ayuda social a los m¨¢s d¨¦biles, una pol¨ªtica muy restrictiva contra la inmigraci¨®n y claramente regresiva de las conquistas sociales de las mujeres, en particular en relaci¨®n con el derecho al aborto. A escala local, Hermanos de Italia no es nueva: forma parte de gobiernos municipales de los ¨²ltimos 30 a?os sin que al partido se lo califique en Italia de ultraderecha ni haya existido nunca un cord¨®n sanitario, como s¨ª lo ha habido en gran parte de Europa. En el horizonte inmediato de Meloni est¨¢ tambi¨¦n la propuesta de reforma constitucional destinada a convertir a Italia en una rep¨²blica presidencialista a semejanza de Francia o Estados Unidos.
Pero que Europa entre en territorio desconocido no significa que no pueda prever mecanismos de control, cuando est¨¢n pendientes todav¨ªa distintas entregas de los fondos europeos al Estado que es su primer receptor. Parte de la estrategia pol¨ªtica de Meloni va en busca de una futura hegemon¨ªa en la derecha italiana y casa mal ese objetivo con pol¨ªticas que puedan poner los fondos de recuperaci¨®n en riesgo. Sus dos socios de coalici¨®n han estado muy lejos de los resultados de Meloni y ante ellos se abre un futuro complicado: Forza Italia, con el 99% escrutado, queda apenas en el 8,12% y su futuro depende de la resistencia biol¨®gica de su l¨ªder y fundador, Silvio Berlusconi, de 86 a?os y visiblemente mermado durante la campa?a electoral, mientras la Liga de Matteo Salvini ronda el 8,78% de los votos, lo que compromete seriamente su continuidad al frente de un partido expresamente pro-Putin y antieurope¨ªsta.
La desuni¨®n de la izquierda ha castigado electoralmente cualquier posibilidad de alternativa a la coalici¨®n de la derecha, beneficiada por la reforma del sistema electoral de 2018. Movimiento 5 Estrellas, con el 15,41%, queda muy lejos del 32% de los votos que obtuvo hace cinco a?os, pese al repunte del ¨²ltimo tramo de la campa?a, mientras que Enrico Letta obtiene un 19,06% para el Partido Democr¨¢tico, in¨²til para la socialdemocracia italiana. La incapacidad de la izquierda para urdir alianzas puede haber condenado en buena medida al pa¨ªs al regreso de Berlusconi y Salvini al Gobierno bajo el mando de una figura emergente que ha sabido jugar sus cartas con eficacia y atrevimiento. Italia se escora abiertamente a la extrema derecha, pero Europa ha de tensar los mecanismos de control contra quienes aspiran a desestabilizar a la propia UE.
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