La mujer, seg¨²n Giorgia Meloni
Si gana este domingo, la l¨ªder de extrema derecha reivindicar¨¢ su ¨¦xito como un ejemplo para las italianas. Aunque visto el cariz de la ¡°revoluci¨®n¡± que ha prometido imponer desde el poder, quiz¨¢ ella sea la ¨²nica que salga ganando
Si los sondeos no se equivocan y la coalici¨®n de derecha sale victoriosa de las elecciones de este domingo, Giorgia Meloni, la candidata del partido neofascista Hermanos de Italia, podr¨ªa convertirse en la primera mujer en acceder a la presidencia del Consejo italiano. Un hecho hist¨®rico en un pa¨ªs en el que las mujeres siguen estando infrarrepresentadas tanto en la pol¨ªtica como en las instituciones: de las 20 regiones, solo una est¨¢ presidida por una mujer. Mientras algunas l¨ªderes de extrema derecha como Marine Le Pen han optado por fingir ser feministas ante los medios de comunicaci¨®n para conquistar el poder y han conseguido de esta forma revertir la brecha de g¨¦nero en el voto, Meloni, al estilo de Vox, no disimula que execra el feminismo y su combate por la igualdad. Todo su discurso se puede resumir en la frase que la populariz¨® y con la que abre su autobiograf¨ªa Io sono Giorgia: ¡°Soy una mujer, soy una madre, soy italiana, soy cristiana, y no me lo quitar¨¢n¡±.
Apoy¨¢ndose en un potente storytelling que ha ido desgranando a lo largo de la campa?a, la pol¨ªtica ha querido imprimir la imagen de una mujer fuerte hecha a s¨ª misma. Resumiendo, si est¨¢ hoy a las puertas del Palazzo Chigi es por ¡°m¨¦rito¡± propio y gracias a una ¡°valent¨ªa¡± fuera de lo com¨²n. Meloni cree en el esfuerzo y no en las cuotas de g¨¦nero que tilda de ¡°guetos¡± para mujeres. En ese feminacionalismo, que despolitiza la desigualdad de g¨¦nero al negar la existencia de estructuras que oprimen a las mujeres, no existe la dominaci¨®n masculina. Si bien reconoce que ellas pueden toparse de vez en cuando con alguna ¡°resistencia¡± y ciertos ¡°estereotipos¡±, afirma que competir en igualdad de condiciones con los hombres ¡°no es dif¨ªcil¡± y adem¨¢s es ¡°divertido¡±. Ceguera o puro cinismo, lo cierto es que funciona electoralmente. Incluso cuando se atreve a negar que hay una violencia machista estructural y que esta ocurre mayoritariamente en la esfera ¨ªntima, como lo demuestra su reacci¨®n hace unas semanas a la violaci¨®n de una mujer ucrania por un demandante de asilo. En el programa electoral de la coalici¨®n con Matteo Salvini y Silvio Berlusconi, la violencia machista se trata en el cap¨ªtulo dedicado a la seguridad y a la inmigraci¨®n.
La l¨ªder de Hermanos de Italia ha anunciado en campa?a ¡°el plan de apoyo a la familia y a la natalidad m¨¢s importante de la historia¡±. La promesa tiene mucho que ver con su historia personal: cuenta en su autobiograf¨ªa que le debe todo a su madre, quien estuvo a punto de abortar tras ser abandonada por su marido y tuvo ¡°la valent¨ªa¡± de tomar la decisi¨®n ¡°correcta¡±. Tambi¨¦n con una concepci¨®n muy concreta de la mujer, percibida esencialmente como una madre, la extensi¨®n de la naci¨®n y de la identidad italiana en riesgo de desaparecer, amenazada por ¡°la inmigraci¨®n masiva¡± y ¡°el lobby LGTBI¡±. Para Meloni, es del deber del Estado acompa?ar a las mujeres en ese papel de reproductoras, proporcionando a las familias italianas ¡°un Estado del bienestar hecho a medida¡± compuesto de ayudas econ¨®micas y de ¡°un plan extraordinario de guarder¨ªas gratis¡± con horarios extendidos, incluso durante el verano. El objetivo: reactivar tanto la natalidad como el empleo femenino, y sobre todo, disuadir a las mujeres de abortar sin tener que tocar a la famosa ley 194 aprobada en 1978 por el Parlamento italiano. Frente al miedo que esta concepci¨®n ha despertado durante la campa?a, tras el precedente de Estados Unidos, Meloni ha afirmado en repetidas ocasiones que no derogar¨ªa esa ley. Omite mencionar, eso s¨ª, las trabas cada vez m¨¢s frecuentes con las que se encuentran las mujeres que quieren interrumpir su embarazo en las regiones gobernadas por Hermanos de Italia, una formaci¨®n ¡°por cuyas arterias a¨²n circula el fascismo¡±, seg¨²n la f¨®rmula de la historiadora St¨¦phanie Prezioso.
En el programa de Meloni, la conciliaci¨®n laboral exime al hombre de cualquier responsabilidad o protagonismo. En su autobiograf¨ªa, hace una descripci¨®n ciertamente significativa de su vida familiar, junto al padre de su hija de siete a?os, el periodista Andrea Giambruno, con el que no est¨¢ casada pese a reivindicarse como una cat¨®lica ferviente. Aunque empieza diciendo que forman un equipo, a poco que avanza el relato confiesa que no le molesta ser la que se encarga de casi todas las tareas dom¨¦sticas ¨D¡±el orden [la] relaja¡±, confiesa¨D porque cuando le manda algo a su pareja, este ¡°es capaz incluso de planchar camisas si es necesario¡±, siempre muestra buena disposici¨®n¡
De salir victoriosa este domingo, la l¨ªder de extrema derecha reivindicar¨¢ con toda probabilidad su ¨¦xito como un ejemplo para las italianas, el de una mujer de extracci¨®n humilde, criada en el barrio romano de Garbatella, trabajadora como pocas y que ha conseguido llegar a lo m¨¢s alto de la convulsa pol¨ªtica italiana sin renunciar a su papel de madre de familia. Aunque visto el cariz de la ¡°revoluci¨®n¡± que ha prometido imponer desde el poder, quiz¨¢ ella sea la ¨²nica mujer que salga ganando.
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