Las mujeres somos las m¨¢s ansiosas por sacar a Bolsonaro del poder
El votante de Bolsonaro es el t¨ªpico var¨®n brasile?o: hombres ¨¢vidos de poder y temerosos de perder los privilegios de una herencia colonial patriarcal
Habr¨¢ una segunda vuelta en las elecciones presidenciales brasile?as. Todav¨ªa estoy esperando que los institutos de investigaci¨®n expliquen el crecimiento de Bolsonaro en las encuestas, especialmente en Estados decisivos como R¨ªo de Janeiro o S?o Paulo. Lula lleg¨® donde las encuestas indicaban, la sorpresa fue Bolsonaro. Una posible explicaci¨®n es que los votantes indecisos o de candidatos sin posibilidades de ganar en la segunda vuelta mudaron su voto a Bolsonaro. Si esta hip¨®tesis es razonable, ?qui¨¦nes ser¨ªan estas personas?
El votante de Bolsonaro es el t¨ªpico var¨®n brasile?o. Son hombres que se han proyectado como jefes en la familia y jefes en el trabajo. Hombres ¨¢vidos de poder y temerosos de perder los privilegios de una herencia colonial patriarcal. Bolsonaro se presenta a s¨ª mismo como un arquetipo de masculinidad robusta: su pol¨ªtica es de hombres para hombres. Es cierto que Bolsonaro ha elegido a mujeres como diputadas y senadoras, lo que demuestra que no basta con que haya mujeres en la pol¨ªtica, sino que se necesitan mujeres con una conciencia cr¨ªtica de los efectos del patriarcado en la democracia.
?D¨®nde est¨¢n los votantes de Bolsonaro? Existe una evidente distribuci¨®n regional que se cruza con otros sistemas hist¨®ricos de opresi¨®n, como la desigualdad de clases y el racismo. El Brasil que se cree blanco y educado del sur vot¨® masivamente a Bolsonaro, mientras que el Brasil del nordeste heredero de la esclavitud vot¨® a Lula. Es el hombre blanco y blanqueado de las clases medias y altas el que impulsa a Bolsonaro como fuerza pol¨ªtica.
?C¨®mo se puede revertir este sombr¨ªo panorama? A Lula no le queda m¨¢s remedio que dirigirse a los j¨®venes, a las mujeres y a las personas de distinto g¨¦nero. Somos los que, en 2018, ocupamos las calles y gritamos ¡°#EleNo¡± contra Bolsonaro, en uno de los mayores movimientos de consenso de la historia pol¨ªtica brasile?a. Somos nosotras, las mujeres, las que volvimos a rechazar a Bolsonaro en las urnas. No somos el t¨ªpico votante de Bolsonaro. Es cierto que para muchos de nosotros tal vez Lula no era el candidato de la transformaci¨®n democr¨¢tica necesaria en el pa¨ªs, pero es el candidato posible para contener la consolidaci¨®n del bolsonarismo en el pa¨ªs.
Lula no debe tener miedo de responder a preguntas sencillas como si habr¨¢ paridad de g¨¦nero en sus ministerios o si nombrar¨¢ a mujeres negras para el Tribunal Supremo. No debe rehuir las cuestiones urgentes que afectan a la vida de las mujeres, como la violencia dom¨¦stica o la criminalizaci¨®n del aborto, el hambre o el desempleo. Hay un electorado femenino que no vot¨® por Lula en la primera vuelta, pero que, como yo, teme a Bolsonaro. Es urgente ponerle cuerpo a la pol¨ªtica: las mujeres somos las m¨¢s impactadas por el gobierno de Bolsonaro y somos las m¨¢s ansiosas por sacarlo del poder.
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