La antipol¨ªtica de Junts
La ruptura del Govern por parte del unilateralismo independentista impulsa la negociaci¨®n con la izquierda
El viernes por la tarde se precipitaron los acontecimientos en el Palau de la Generalitat y empezaron a llegar a la mesa del president Pere Aragon¨¨s las cartas de renuncia de hasta siete de los consejeros de su socio de gobierno, Junts. El recuento de la votaci¨®n de los cerca de 6.500 militantes del partido arroj¨® un veredicto claro, por un 55%, en favor de abandonar el Gobierno de coalici¨®n con ERC. Se acab¨® imponiendo el criterio de la antipol¨ªtica en el sector del independentismo m¨¢s cautivo de la deriva anti-institucional. Laura Borr¨¤s devolv¨ªa el castigo recibido con su destituci¨®n como presidenta del Parlament y Carles Puigdemont usaba desde Waterloo su influencia sobre ella y sobre el partido para dejar en una in¨¦dita minor¨ªa a ERC al frente del Govern. Sus 33 diputados sobre 135 quedan muy lejos de la mayor¨ªa de 68 diputados que permite gobernar.
El triunfalismo de Laura Borr¨¤s al proclamar la salida de Junts del Govern transmite un mensaje de rechazo a la negociaci¨®n como instrumento del poder institucional, pero tambi¨¦n la desconexi¨®n profunda con una sociedad que hoy vive con miedo a un futuro incierto e impredecible. Ni la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica global, ni un eventual agravamiento de la crisis energ¨¦tica y ni siquiera la elaboraci¨®n en marcha de los presupuestos, dirigida por un miembro de Junts, Jaume Gir¨®, han servido para contener el impulso de la ruptura. Junts se instala as¨ª en la marginalidad, lo que choca con sus or¨ªgenes pol¨ªticos en la descomposici¨®n de Converg¨¨ncia. Ese puede ser el ¨²ltimo rastro del fracaso de un embate antidemocr¨¢tico que arranc¨® con la aprobaci¨®n de dos leyes t¨®xicas, el 6 y el 7 de septiembre de 2017. Tampoco es aceptable la invocaci¨®n de una legitimidad fraudulenta en un refer¨¦ndum al que falt¨® la mitad de los catalanes el 1 de octubre. La estrategia pol¨ªtica impulsada por Borr¨¤s y Puigdemont est¨¢ destinada a desestabilizar a un Govern que ha asumido la inviabilidad de la independencia por falta de apoyo civil, y aspira a trav¨¦s del poder pol¨ªtico y legislativo a mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos.
Hoy Aragon¨¨s tiene por delante al menos dos prioridades. La primera es recomponer un Gobierno con miembros de su propia formaci¨®n u otros independientes. La segunda es asegurar su continuidad institucional ¡ªayer Jordi Turull, de Junts, pidi¨® ya elecciones anticipadas¡ª mientras negocia unos presupuestos que necesitar¨¢n los votos de la izquierda no independentista, y entre ellos est¨¢n los 33 diputados socialistas y los 8 de los Comuns (la CUP se desentendi¨® de este Gobierno hace ya meses por su falta de empuje rupturista). La dependencia de Pedro S¨¢nchez en el Congreso de los votos de ERC es un vector de esta operaci¨®n que juega en favor de la estabilidad institucional. Las m¨²ltiples medidas de choque contra la crisis son una urgencia de la sociedad espa?ola (y catalana). Las condiciones externas e internas demandan lo contrario de la frivolidad en la que ha incurrido Junts: dosis de responsabilidad que no dejen a los ciudadanos a los pies de los caballos ante una compra diaria cada d¨ªa m¨¢s cara o facturas elevad¨ªsimas de luz y gas. La inseguridad solo aumentar¨ªa con un Gobierno en la cuerda floja tanto en la Generalitat como en La Moncloa, y cualquier debilidad ante la emergencia econ¨®mica que vive Europa, derivada de la invasi¨®n rusa de Ucrania, equivale a una aut¨¦ntica irresponsabilidad pol¨ªtica.
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