Los ricos exiliados en Madrid
Asistimos a esta peculiar expatriaci¨®n econ¨®mica que amenaza con dejar a la ciudadan¨ªa sin posibilidades de ser clase media
Desde el centro del centro de la plaza de Col¨®n en Madrid, coraz¨®n de las Espa?as, que no son en plural sino en estricto singular, emitimos con la l¨®gica preocupaci¨®n de quien asiste a un ¨¦xodo. Cientos de familias acogidas en esta ciudad hospitalaria, que han hecho buena la teor¨ªa econ¨®mica del goteo, es decir, a mayor enriquecimiento de los de arriba, mayor enriquecimiento de los de abajo, porque el oro se hace l¨ªquido y rezuma hacia la cloaca cuando rebosa desde ese cielo donde jam¨¢s se acumulan las riquezas para comprar extravagantes collares a perros chihuahuas a los que aspiramos desharrapadas ni?as que, de mayores, queremos lucir el cutis satinado del filtro de Instagram; familias que aqu¨ª, donde todo era posible y no exist¨ªan clases sociales ¡ªlo dice la presidenta¡ª, instalaban empresas que tributaban poco, llenaban nuestros comercios dedicados al art¨ªculo de lujo y copaban los ¨¢ticos de los barrios selectos, as¨ª como las urbanizaciones mejor blindadas contra esos pobres y pobras por los que tanto se interes¨® el buen Enrique Ossorio: ¡°?D¨®nde est¨¢n esos pobres que yo los vea?¡±; esas familias de rectos empresarios, cuidadores del bien com¨²n, que nunca se lucran especulando con mascarillas o escobillas del v¨¢ter, hoy, arrancan sus veh¨ªculos de alta gama, conducidos por choferesas albinas y conductores nubios, y se marchan hacia otros lugares donde su sudor no se castigue con impuestos. Cientos de familias y corporaciones, escandalizadas por la falta de consideraci¨®n del erario, hacen las maletas ¡ªGucci, Samsonite¡ª y marchan hacia destinos m¨¢s tolerantes con beneficios empresariales que repercuten en la buena marcha de los astilleros constructores de yates de lujo.
Asistimos a este peculiar exilio econ¨®mico que amenaza con dejar a la ciudadan¨ªa sin posibilidades de ser clase media ¡ªterciaria, pluriempleada¡ª por la p¨¦rdida de las generosas inversiones de benefactores cuyo ¨²nico objetivo siempre fue la alegr¨ªa y el bien com¨²n. La juventud no se divertir¨¢ en las terrazas de Ponzano. Se vaciar¨¢ La Finca ocupada por depredadoras colonias de monos. Nadie comprar¨¢ ropa en las boutiques de Jorge Juan. Nuestra preocupaci¨®n es m¨¢xima en el centro del centro del huevo de Col¨®n, porque, si con la residencia de estas probas familias ¡ªser¨ªa injusto que pagasen por herencias y patrimonios¡ª, si con estas corporaciones disfrutadoras de una fiscalidad risible, afincadas en Madrid, tenemos por aqu¨ª colas del hambre; enfermeras sin condecoraciones por su heroicidad durante la peste y con contratos de un mes en hospitales p¨²blicos; trabajadores y trabajadoras de geri¨¢tricos que, como velocistas, han de asear a sus residentes en diez minutos; pol¨ªticos tan piadosos y responsables que nos aseguran que los familiares de las personas fallecidas en estos centros durante la pandemia ¡°ya lo han superado¡±; colegios sin techumbre y docentes de institutos p¨²blicos que organizan clubes de lectura para poder costear un par de actividades extraescolares a su alumnado vallecano; si esto es as¨ª, ahora que gozamos de tanta riqueza y tanta libertad y tanta mesura impositiva para no asustar a esos centenares, quiz¨¢ decenas de familias ¡ªmira esa mujer que parte hacia un exilio en Guam con sus ba¨²les¡ª, qu¨¦ ser¨¢ de nosotros cuando no est¨¦n y, en un Madrid sin palmeras, no puedan ayudarnos con sus emprendimientos y sus d¨¢divas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.