Las luces de alerta siguen encendidas en Brasil
La elecci¨®n ha sido hist¨®rica para preservar las instituciones, pero el extremismo antidemocr¨¢tico que lidera Bolsonaro se ha agigantado y empuja a la derecha moderada
La corrosi¨®n de la confianza de los ciudadanos en las instituciones representativas puede constatarse actualmente en Brasil. Se trata de un fen¨®meno que afecta a varias democracias: lo que se ha denominado una democracia de dem¨®cratas insatisfechos. Aunque para algunos analistas ese descontento no es un problema ¡ªsostienen que los embates a la democracia pueden ser neutralizados por los dirigentes y las instituciones¡ª los grupos que se rebelan contra el sistema democr¨¢tico est¨¢n creciendo en Brasil y han llegado a dominar las agendas, ya sea a trav¨¦s de la movilizaci¨®n en las calles y en las redes o a trav¨¦s de puestos pol¨ªticos. La derecha moderada se ve atra¨ªda o reposicionada por estos movimientos autoritarios, que son ¨¢giles y fuerzan cambios en la agenda pol¨ªtica, e influyen en otros partidos para que adopten sus temas.
El patr¨®n que apoya a la derecha radical brasile?a coincide bastante con el perfil de la derecha radical europea: el votante medio es hombre, m¨¢s o menos joven, con un nivel medio de estudios, y opuesto a la inmigraci¨®n. Sin embargo, lo que destaca en Brasil es la expansi¨®n de las instituciones cristianas, especialmente las de origen pentecostal y neopentecostal, legitimadas por el discurso del actual presidente.
Guiados por la Teolog¨ªa del Dominio, sus seguidores, procedentes en su mayor¨ªa de las clases populares, han concedido autoridad a los pol¨ªticos que difunden esta doctrina. Propagan que la pol¨ªtica tiene como objetivo la instauraci¨®n de una naci¨®n cristiana, cuyo n¨²cleo es la batalla del ¡°bien contra el mal¡±. Muchos de este ej¨¦rcito de fieles est¨¢n formados por los m¨¢s pobres de los pobres, fidelizados por las c¨²pulas religiosas que abastecen a estas comunidades con los servicios sociales ausentes y la empleabilidad de los ¡°hermanos¡±.
Esta visi¨®n sagrada de la pol¨ªtica ha influido en los gobiernos, ha ganado esca?os en las legislaturas y ha disputado temas como la comunicaci¨®n, la educaci¨®n, la ciencia, la familia, el entretenimiento, los negocios y la pol¨ªtica. En 2022 las derechas siguieron creciendo, pero fue el Partido Liberal (PL) del presidente Bolsonaro el que se agigant¨®. Un PL menos fisiol¨®gico y m¨¢s ideol¨®gico e influenciado por el bolsonarismo que se ha infiltrado en este y otros partidos que validan visiones religiosas o radicales de la pol¨ªtica.
Es dif¨ªcil contar el n¨²mero exacto de pol¨ªticos elegidos en 2022 que se adhieren a la derecha radical ¡ªya que no est¨¢n vinculados a un solo partido¡ª y han llegado a ocupar cargos representativos. Desde la legitimaci¨®n de las agendas antiseculares no solo la derecha moderada perdi¨® espacio en la opini¨®n p¨²blica y en las instituciones. La entrada en el mercado electoral de pol¨ªticos que predican contra la laicidad y el laicismo es otra se?al de la erosi¨®n de la democracia brasile?a.
La campa?a presidencial se parec¨ªa poco a la democracia que hab¨ªa estado en vigor en Brasil desde hac¨ªa m¨¢s de veinte a?os. Estuvo repleta de esc¨¢ndalos sucesivos de corrupci¨®n a nivel federal, que alcanzaron su c¨²spide con el llamado ¡°Presupuesto Secreto¡±, recursos distribuidos principalmente a los parlamentarios de la base aliada del presidente. La maquinaria p¨²blica se utiliz¨® intensamente de manera ilegal. Bolsonaro viol¨® la Constituci¨®n Federal proponiendo un paquete de beneficios sociales electoralistas, como la ayuda financiera a los m¨¢s pobres (Auxilio Brasil), un proyecto incompatible con las normas electorales. La escalada autoritaria y la violencia pol¨ªtica fueron se?as de identidad del Gobierno de Bolsonaro y se intensificaron durante la campa?a, especialmente despu¨¦s de la segunda vuelta.
Fue una elecci¨®n hist¨®rica. Lula gan¨® solo por una diferencia de poco m¨¢s de dos millones de votos de un total de m¨¢s de 118 millones de electores que acudieron a votar. Brasil sali¨® m¨¢s dividido que nunca: Lula gan¨® en los Estados y en las clases m¨¢s pobres; Bolsonaro tuvo m¨¢s votos en zonas m¨¢s desarrolladas econ¨®micamente y entre los m¨¢s ricos. La decisi¨®n estuvo centrada en la econom¨ªa, pero tambi¨¦n entre la democracia y el fascismo org¨¢nico, arraigado en la sociedad brasile?a. Y, si Bolsonaro hubiera sido consagrado por las urnas, habr¨ªamos tenido el fortalecimiento de un r¨¦gimen autocr¨¢tico. Pero las luces est¨¢n encendidas: con una minor¨ªa en el Congreso Nacional y la enorme cantidad de votos de Bolsonaro, los pr¨®ximos cuatro a?os no ser¨¢n f¨¢ciles para Lula da Silva.
Una elecci¨®n hist¨®rica para intentar preservar las instituciones y la democracia en Brasil. Pero no ser¨¢ f¨¢cil reconstruir lo que la extrema derecha destruy¨®: nuestros valores e instituciones democr¨¢ticas. Brasil ha ganado una batalla, pero a¨²n no ha ganado la guerra contra la derecha radical, que est¨¢ enquistada en muchos corazones e instituciones del pa¨ªs.
Helcimara Telles es presidenta de la Asociaci¨®n Brasile?a de Encuestadores Electorales (ABRAPEL), polit¨®loga y profesora de la Universidad Federal de Minas Gerais.
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