Una batalla ganada, una guerra perdida
Los conflictos indirectos de Occidente con Rusia y China y el combate contra el cambio clim¨¢tico no se pueden ganar al mismo tiempo
Si algo se puede aprender de la historia de la UE es que tuvo ¨¦xito all¨¢ donde super¨® el intergubernamentalismo ¡ªla uni¨®n aduanera, el mercado ¨²nico, la libertad de movimiento¡ª y fracas¨® en la mayor¨ªa de los dem¨¢s ¨¢mbitos. Cuando una pol¨ªtica est¨¢ sujeta a la unanimidad, la UE es, la mayor parte del tiempo, un foro de chat privilegiado. Puede hacer algunos juegos malabares con sus brazos intergubernamentles, como imponer sanciones, pero lo que no puede hacer es sostener una pol¨ªtica durante periodos de tiempo prolongados.
El cambio clim¨¢tico es el ejemplo por excelencia de una amenaza que requiere una estrategia sostenida. Pero no existe el equivalente a una UE mundial. No se puede luchar contra el cambio clim¨¢tico a base de informes y comunicados de prensa, ni con cumbres peri¨®dicas de la Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en ingl¨¦s). Las guerras acaban con la diplomacia. Esta no. La ONU public¨® un informe la semana pasada para recordarnos que estamos perdiendo la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Aplaudo esa honestidad brutal. Ya no existe una v¨ªa cre¨ªble para limitar el calentamiento global a 1,5?C, afirma el informe. Atr¨¢s quedan las palabras reconfortantes de que a¨²n queda tiempo. De todos los mensajes malos, el mantra de que hay tiempo ha sido el peor. Nunca lo hubo.
El problema de la coordinaci¨®n intergubernamental es que no podemos coordinar a los votantes. Los gobiernos pueden establecer alianzas y luchar contra un enemigo com¨²n, y lo hacen. Pero no pueden resolver un problema de acci¨®n colectiva mundial a lo largo de un periodo de varias d¨¦cadas. Debemos recordar que la UE no convirti¨® m¨¢gicamente a los enemigos en amigos. Lo que hizo fue separar los desacuerdos. Por ejemplo, la relaci¨®n bilateral entre Alemania y Polonia ha tocado fondo, pero esto no afecta a la libre circulaci¨®n de bienes y personas por la frontera.
No estoy diciendo que debamos recrear la UE a escala mundial. Una autoridad mucho m¨¢s limitada servir¨ªa. Lo importante es que pueda tomar decisiones vinculantes con alguna clase de votaci¨®n por mayor¨ªa cualificada.
Creemos que una autoridad clim¨¢tica mundial ser¨ªa la respuesta m¨¢s eficaz. Dado que vivimos en un mundo de segundas mejores opciones, ?cu¨¢les son las alternativas? Pensamos que habr¨ªa que empezar con una mirada cr¨ªtica a nuestras propias prioridades. Podemos librar una guerra indirecta contra Rusia en Ucrania. O imponer sanciones comerciales a China para frenar las capacidades militares del pa¨ªs. O luchar contra el cambio clim¨¢tico. Podemos ganar una de esas guerras, pero no las tres al mismo tiempo. Si Occidente derrota a Rusia y a China, no hay forma de que podamos incorporarlos a una batalla contra el cambio clim¨¢tico. China genera el 30% de las emisiones mundiales de efecto invernadero, incluso m¨¢s que Estados Unidos. Eurasia es el mayor continente del mundo. Rusia y China juntas representan la mitad de su masa terrestre.
Es en el ?rtico donde la situaci¨®n est¨¢ llegando a un punto cr¨ªtico. No hace mucho, vi un pron¨®stico seg¨²n el cual los eventos del Ni?o aumentar¨ªan en un 35% este siglo y llevar¨ªan a que el hielo del ?rtico se derrita por completo. El calentamiento de las aguas del ?rtico ya tiene un efecto dr¨¢stico en la vida silvestre. Pero lo m¨¢s tr¨¢gico ser¨¢ el efecto sobre los humanos en otros lugares. Uno de los acontecimientos que se inmiscuyen en esta particular batalla del cambio clim¨¢tico es la guerra en Ucrania. Rusia es el mayor pa¨ªs en cuanto a masa terrestre del ?rtico. El 53% de las costas del Oc¨¦ano ?rtico son suyas. La mitad de los cuatro millones de personas que viven en el ?rtico son rusos. Las pol¨ªticas relativas al cambio clim¨¢tico en el ?rtico se han ido totalmente al traste con la guerra.
En alg¨²n sentido, los alemanes est¨¢n en lo cierto al pensar que deben mantener relaciones estrechas con los rusos, y hoy en d¨ªa con los chinos. Pero est¨¢n en lo cierto por los motivos equivocados. El problema del planteamiento alem¨¢n es que es mercantilista. En lugar de llegar a acuerdos privados con los rusos y los chinos, deber¨ªan haber incorporado a la UE en una estrategia para supeditar la cooperaci¨®n en el comercio y la inversi¨®n al cumplimiento de la agenda del cambio clim¨¢tico. Otro conflicto dif¨ªcil de cuadrar es el del cambio clim¨¢tico y el respeto a los derechos humanos. Corremos el riesgo de librar demasiadas batallas, y de perder la m¨¢s importante.
Termino esta columna con mi propia predicci¨®n meteorol¨®gica global: las decisiones pol¨ªticas de Occidente se ver¨¢n cada vez m¨¢s condicionadas por las condiciones meteorol¨®gicas extremas, y el cambio clim¨¢tico pronto constituir¨¢ la mayor amenaza para nuestra seguridad. La voluntad y la capacidad de Europa occidental para enfrentarse a China y Rusia disminuir¨¢. Nuestra alianza con Estados Unidos se debilitar¨¢.
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