Rupturas pol¨ªticas y r¨¦gimen de custodia

Las redes sociales permiten hoy tener acceso a casi cualquiera, saber d¨®nde ha cenado la noche anterior una estrella de Hollywood o si se ha puesto a dieta. Por vanidad, buscando likes o ¡°favoritos¡±, que son los abrazos de los desconocidos, cada vez se exponen m¨¢s y en el pecado va la penitencia: el misterio, que siempre ha sido parte del atractivo, se extingue.

Ya los hay que cuando le presentan a alguien est¨¢n deseando llegar a casa o esconderse en el ba?o para conocerlos de verdad, es decir, para entrar en sus redes sociales y tratar de averiguar a qui¨¦n vota (Twitter), en qu¨¦ sitios ha trabajado (Linkedin), qui¨¦nes son sus amigos (Facebook) o d¨®nde pasa las vacaciones (Instagram). Hecha esa labor de contraintreligencia, algunos se animan a ir al cine o tener hijos juntos. Pero como sabemos, el amor es un asunto complejo ¡ª?un arte!, dec¨ªa Erich Fromm¡ª y con el paso del tiempo, la monoton¨ªa a la que canta Shakira, o ¡°los domingos por la tarde¡± de los versos de Sabina, apagan la chispa. Las separaciones, siempre dolorosas, se han complicado a¨²n m¨¢s con las redes sociales.

A veces, las redes anticipan las rupturas, difundi¨¦ndolas antes de que sus protagonistas las hagan p¨²blicas o incluso antes de que ellos mismos sean conscientes de que es el final. Siguiendo detenidamente una cuenta puede apreciarse el distanciamiento, c¨®mo va enfri¨¢ndose una relaci¨®n, c¨®mo decaen los retuits. La herramienta Doesfollow o @Gobiernoalerta detectan r¨¢pidamente que X ¡°ha dejado de seguir¡± a Y. Surge entonces un problema nuevo, que no exist¨ªa en las rupturas anal¨®gicas: ?qui¨¦n se queda con la custodia de los grupos de WhatsApp despu¨¦s de la separaci¨®n? ?Se reparten, como los extintos discos? ?Qu¨¦ pasa con los hijos, es decir, con los seguidores?

El 22 de septiembre, la cuenta de Vox en el Congreso dej¨® de seguir a Macarena Olona. ¡°Con lo felices que fueron¡±, se lamentaba Tirando Ando. Fue ese d¨ªa cuando Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, portavoz en la C¨¢mara baja, anunci¨® ¡°el fin del camino¡± para la que hab¨ªa sido su candidata en las elecciones andaluzas.

Desde entonces, en las cuentas de la formaci¨®n ha habido bastante traj¨ªn. Olona ha perdido entre el pasado martes y este jueves 2.366 seguidores tras una ronda de entrevistas para decir que por lealtad no quiere criticar a Vox, pero que ¡°Vox es el pasado¡±. Con todo, el saldo de los ¨²ltimos 30 d¨ªas es positivo para ella: ha ganado m¨¢s de 1.700 seguidores. En el mismo periodo, la cuenta oficial de Vox gan¨® cerca de 5.600. Olona tiene cerca 402.600 en total y el partido al que pertenec¨ªa, casi 494.600. La ruptura ha obligado a sus hijos tuiteros a elegir. Explicaba @Nereaalzona: ¡°He dejado de seguir y silenciado a Macarena Olona con mucho pesar. Ha elegido el camino hacia el infierno del sanchismo, el camino c¨®modo de la mentira y la amenaza¡±.

Tambi¨¦n los padres han tenido que tomar decisiones duras: Santiago Abascal dej¨® de seguir a @diegojromero, seg¨²n recoge @Gobiernoalerta, despu¨¦s de que este hiciera un tuit repitiendo cuatro veces, como un conjuro, ¡°#yoestoyconMacarena¡±.

Por el bien de los seguidores en com¨²n, Pablo Iglesias y Teresa Rodr¨ªguez anunciaron con un v¨ªdeo, en febrero de 2020, que ¡°por diferencias pol¨ªticas de car¨¢cter estrat¨¦gico¡± cada uno iba a tirar por su lado. ¡°En la pol¨ªtica, como en la vida, hay formas de separarse que son agresivas, violentas, patriarcales, y formas respetuosas, cari?osas, que son las m¨¢s sanas¡±, dec¨ªa Rodr¨ªguez antes de abrazarse a Iglesias.

Unos meses despu¨¦s, sin embargo, dejaron de seguirse en Twitter y empezaron a tirarse los trastos a la cabeza.

En los ¨²ltimos d¨ªas, las redes han constatado tambi¨¦n el evidente enfriamiento entre el exl¨ªder de Podemos y la cara de Sumar, Yolanda D¨ªaz. ?l ha perdido 226 seguidores en los ¨²ltimos 30 d¨ªas y ella ha ganado 7.719 en el mismo periodo, seg¨²n la herramienta Socialblade. Los hijos han llenado la red de mensajes. Algunos, tomando partido. Otros pidi¨¦ndoles que no les hagan elegir.