Cambio clim¨¢tico: luces y sombras en la Conferencia de Egipto
Los avances sobre financiaci¨®n para los pa¨ªses en desarrollo han sido modestos
La Conferencia de estados de la convenci¨®n de cambio clim¨¢tico acaba de terminar en Egipto, Sharm al Sheikh. Despu¨¦s de un largo e intenso sobretiempo hasta el s¨¢bado en la noche, el panorma es poco prometedor. Si bien el tema del conferencia era la ¡°implementaci¨®n¡±, los avances sobre financiamiento para los pa¨ªses en desarrollo y el tema de la compensaci¨®n por da?os y p¨¦rdidas causados por la crisis clim¨¢tica tuvo un resultado modesto. Se crea un mecanismo financiero, pero hay que hacerlo operativo, llenarlo de recursos, y definir qui¨¦nes pueden acceder al fondo y en qu¨¦ condiciones. Eso es tarea pendiente. Las discusiones sobre la transici¨®n energ¨¦tica y el uso de combustibles f¨®siles y la reducci¨®n de emisiones fue insuficiente y tibia. Y como en todo, podemos ver el vaso medio vac¨ªo o medio lleno; podemos ver lo bueno, lo malo y lo feo.
Despu¨¦s de participar y seguir de cerca el mundo de las negociaciones clim¨¢ticas por casi dos d¨¦cadas, podemos decir que existe ese claroscuro.
Lo bueno: tenemos m¨¢s y mejor informaci¨®n sobre los cambios en la atm¨®sfera que producen el calentamiento global. La ciencia es cada vez m¨¢s sofisticada y sabemos las consecuencias, tenemos las proyecciones, los escenarios, y tambi¨¦n tenemos las tecnolog¨ªas y el conocimiento para revertir las tendencias. De hecho, los precios de las energ¨ªas renovables se han reducido significativamente y cuestan menos que los combustibles f¨®siles, sobretodo la energ¨ªa solar y la e¨®lica.
Lo malo: Cada nuevo informe sobre el tema pinta un panorama m¨¢s desolador y las brechas entre los compromisos y los resultados, se ampl¨ªan. Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo de manera sostenida a pesar de los compromisos de reducirlas a la mitad hasta el 2030 y lograr cero emisiones para el 2050. Si el ritmo de emisiones contin¨²a, llegaremos a un incremento de temperaturas de 2.8 grados cent¨ªgrados, cuando la meta acordada es de 1.5 grados. Este incremento ser¨ªa devastador para los pa¨ªses costeros y m¨¢s vulnerables como los estados insulares. El 90% de las personas amenazadas por los desastres clim¨¢ticos vive ahora en pa¨ªses en desarrollo.
Sabemos que la crisis clim¨¢tica pone en riesgo nuestra existencia como especie, genera m¨¢s pobreza y hambre, genera o profundiza conflictos. Seg¨²n la oficina del Alto comisionado para los refugiados, el 90% de refugiados del mundo proviene de pa¨ªses afectados por la crisis clim¨¢tica, de los cuales el 80% son mujeres.
Lo bueno: Tenemos una Convenci¨®n con 195 estados parte, y conferencias anuales, las famosas COPs, -de hecho ya vamos por la edici¨®n 27- . Las COPs son una plataforma donde est¨¢n representados casi todos, y se han convertido en la alfombra roja del mundo pol¨ªtico, del activismo ambiental, los gobiernos locales, las mujeres, los pueblos ind¨ªgenas, la filantrop¨ªa, las organizaciones del sociedad civil, los j¨®venes, las grandes y peque?as empresas. En fin, si no vas a la COP de cambio clim¨¢tico no est¨¢s en nada. A Egipto asistieron 110 jefes de Estado y Gobierno, de los cuales apenas 7 fueron mujeres. Cada discurso fue m¨¢s vigoroso que el otro, m¨¢s compromisos y m¨¢s promesas de los pa¨ªses industrializados y m¨¢s demandas y desconfianza de los pa¨ªses en desarrollo. El mundo entero se enfoca en el cambio clim¨¢tico.
Lo malo: A pesar de las miles de personas que asisten a las COPs, las decisiones se siguen pactando en peque?os c¨ªrculos de influencia y poder, y las decisiones que se toman no siempre est¨¢n a tono con la urgencia y profundidad de la crisis. Vemos que se firman decenas de pactos, compromisos, acuerdos fuera del esquema de la negociaci¨®n inter-gubernamental. Ninguno de estos compromisos, que incluyen financiamiento, proyectos conjuntos, reducciones de la huella de carbono en la producci¨®n, cuentan con un mecanismo bien orquestado de rendici¨®n de cuentas. Incluso los acuerdos intergubernamentales, los resultados de las COPs, incluyendo el paradigm¨¢tico Acuerdo de Par¨ªs cuentan con instrumentos de responsabilidad y rendici¨®n de cuentas. Lo grave es que hay una clara erosi¨®n de confianza no solo en las COPs de cambio clim¨¢tico sino en la utilidad del sistema multilateral para resolver los problemas m¨¢s serios de la humanidad. Hay tambi¨¦n una crisis de confianza entre los pa¨ªses que generan las emisiones y los que sufren las consecuencias.
Mirando al futuro, hay enormes tareas pendientes que incluyen financiamiento serio, sostenido y predecible para los pa¨ªses en desarrollo. La promesa de 100.000 millones de d¨®lares anuales para los pa¨ªses en desarrollo debe cumplirse. Las reglas del juego sobre el acceso a recursos en la banca multilateral requiere tambi¨¦n una transformaci¨®n dr¨¢stica, que se oriente no solo a la reducci¨®n de emisiones sino tambi¨¦n a la adaptaci¨®n a los desastres causados por la emergencia clim¨¢tica. Se requiere adem¨¢s una transferencia de tecnolog¨ªas bajas en carbono.
Y claro, la acci¨®n para reducir emisiones es vital. Necesitamos una hoja de ruta clara, cre¨ªble y respaldada por acciones concretas de los pa¨ªses con huellas de carbono mayores. Esto implicar¨¢ la acelaraci¨®n de la transici¨®n energ¨¦tica que exige una acci¨®n coordinada de los Estados, la banca multilateral y el sector privado, pero tambi¨¦n de la ciencia de la sociedad civil, de las mujeres y los j¨®venes. Necesitamos un pacto clim¨¢tico basado en la recuperaci¨®n de la confianza, la solidaridad, la justicia y la corresponsabilidad. De eso depende nuestra supervivencia como especie. Un clima estable y un medioambiente seguro y libre de contaminaci¨®n son derechos humanos.
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