La caverna

Algunos pol¨ªticos piensan que perder los papeles es la mejor forma de hacer su papel. Por eso se comportan de manera primitiva y llaman la atenci¨®n, empe?ados en demostrarnos que el Pleistoceno goza de actualidad. Su homenaje permanente a los neandertales es una forma singular de ejercer la memoria. Se olvidan de las v¨ªctimas del franquismo, pero a?oran las pinturas rupestres. Confundir el Congreso de los Diputados con una caverna puede entenderse como un modo de cabalgar sin estribos o de perder el oremus. Sin embargo, la experiencia pol¨ªtica me dice que es una manera estudiada de llamar la atenci¨®n, un modo de representar su papel. Que suponga un grave deterioro para la pol¨ªtica democr¨¢tica importa poco a los que quieren hacer negocios sin ning¨²n tipo de regulaci¨®n o a los que han decidido defender sin m¨¢scara el autoritarismo. La falta de leyes se da la mano con la ley del m¨¢s fuerte.

Frente a la caverna conviene matizar. Me gust¨® mucho la intervenci¨®n de Gabriel Rufi¨¢n, diputado de Esquerra Republicana, cuando matiz¨® que no es la pol¨ªtica la que est¨¢ perdiendo las formas en el Congreso, sino un determinado tipo de pol¨ªticos. Puestos a matizar dir¨¦ que hay un punto positivo en este deseo cavern¨ªcola de llamar la atenci¨®n. Hacen su papel porque son conscientes de que la gente se est¨¢ alejando de ellos. El tono de prepotencia y agresividad es la mejor prueba de que sus adversarios van ganando la batalla. Las medidas laborales aprobadas, las ayudas sociales, el civismo y la econom¨ªa solidaria cobran peso en el sentir com¨²n. Que las pol¨ªticas democr¨¢ticas sirven es la peor noticia para los neoliberales que simpatizan con el populismo fascista.

La sociedad espa?ola resulta m¨¢s seria de lo que supon¨ªan. La derecha espa?ola no pasa por un buen momento. Una prueba irrebatible: necesita con sus insultos consolidar en la izquierda la figura de Irene Montero.