Carta de socorro
Mucho se habla de c¨®mo se estropean los cuerpos en ciertas tesituras, pero eso no es nada comparado con las cabezas
Ayer abr¨ª el buz¨®n del adosado. No lo hago a diario ni much¨ªsimo menos. Desde hace tiempo, cuando dej¨¦ de ser una persona tranquila y confiada y me convert¨ª en un manojo de nervios, solo lo abro cuando no me queda m¨¢s remedio porque le tengo p¨¢nico. Miedo a encontrar, qu¨¦ s¨¦ yo, una multa con embargo total de bienes, una reclamaci¨®n de Hacienda de las de ingreso inmediato en la trena, un diagn¨®stico m¨¦dico comunic¨¢ndome que me quedaban seis meses hace los seis meses que fue emitido, de ah¨ª para arriba. Desde que la ansiedad entr¨® en mi vida para quedarse, practico la pol¨ªtica de ojos que no ven, coraz¨®n que no siente, pero ayer tuve que abrirlos, los ojos y el buz¨®n, por puro amor propio. Lleno hasta la bola, las ¨²ltimas lluvias hab¨ªa convertido su contenido en una papilla de folletos de ofertas del s¨²per y recibos de suministros, y la verg¨¹enza de que mis vecinos vieran en ella lo que queda de lo que fui alg¨²n d¨ªa pudo m¨¢s que el canguelo.
Tampoco fue para tanto, como casi nada. Me sorprendi¨® much¨ªsimo menos una multa de 600 pavos por no identificar al conductor de mi propio veh¨ªculo por saltarme un sem¨¢foro en un atasco y quedarme con el culo en rojo y el morro en verde, que una carta manuscrita y franqueada con sello de esos de los de estanco, si es que a¨²n quedan estancos. ¡°A la vecina del n¨²mero X de la calle Y¡±, rezaba el frontis. ¡°El vecino del n¨²mero W de la calle Z¡±, el remitente. Mira: abr¨ª el sobre con el coraz¨®n a matacaballo. Algo habr¨ªa hecho, claro. Yo qu¨¦ s¨¦: un rayajo en el coche, un paquete sospechoso extraviado con los consiguientes da?os y prejuicios, una pillada en falta grave, grav¨ªsima. Pero no. Era una misiva amabil¨ªsima en la que el emisario me ofrec¨ªa, adem¨¢s de su casa, su familia y su hombro para llorar mis penas, la salvaci¨®n de mi alma a cambio de unirme a su Iglesia. Nada personal, por supuesto. Deben de pon¨¦rselo de deberes en su culto, sea el que fuere. Pero me puso las pilas. Por fin voy a pedir ayuda para lo m¨ªo. Lo de convertirme a estas alturas lo veo m¨¢s dif¨ªcil, pero tampoco lo descarto. Mucho se habla de c¨®mo se estropean los cuerpos en ciertas tesituras, pero eso no es nada comparado con las cabezas.
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