¡®C¨®moesposible¡¯
Toda respuesta que demos ahora ser¨¢ tomada por ideol¨®gica, como si hubiera alguna que pudiera no serlo. Dar¨¢ igual: nos servir¨¢ de excusa para seguir igual que estamos
Algunas palabras se escriben separadas por error, o por capricho, porque juntas son m¨¢s precisas y tiene m¨¢s fuerza. Ocurre en Pedro P¨¢ramo, en cuya historia pod¨ªa de pronto tronar el cielo y caer la lluvia y pod¨ªa venir la primavera. ¡°All¨¢ te acostumbrar¨¢s a los derrepentes¡±, escribi¨® Juan Rulfo, y lo escribi¨® junto, contra todas las academias, porque as¨ª le daba un vuelo propio a su novela mientras inventaba, aunque fuera sin querer, una manera de definir el periodismo, por ejemplo. ?Qu¨¦ es una noticia? Un derrepente, lo mismo que Mart¨ªn Caparr¨®s a la cr¨®nica la llama lacr¨®nica, sin espacios, porque le tiene m¨¢s confianza que ninguno y porque se entiende mejor de una que es un g¨¦nero aparte. A m¨ª me pasa que, en lo m¨¢s trivial, si encuentro una foto antigua con un jersey imposible, o en lo m¨¢s trascendente, a menudo me sale decir tres palabras en una. Y nunca digo c¨®mo es posible, sino c¨®moesposible, como si fuera una categor¨ªa. Quiz¨¢ lo sea.
Me pas¨® hace poco al ver un episodio de La Sagrada Familia, el documental que ha dirigido David Trueba en HBO sobre el clan de los Pujol. Me pas¨®, en concreto, en el instante en que, absuelto el patriarca por el caso de Banca Catalana, Jordi Pujol sale al balc¨®n de la plaza de Sant Jaume a recibir el aplauso entusiasta de miles y miles, los mismos miles que dejaron que se confundiera a Pujol con Catalu?a y que no sab¨ªan entonces lo que aquella familia a la que veneraban estaba en el camino de esquilmarles. Sostiene en esa serie Pilar Rahola que millones de catalanes decidieron no mirar. C¨®moesposible. C¨®moesposible que una sola familia tuviera tanta inmunidad durante tanto tiempo.
El c¨®moesposible aparece en cualquier lugar. Se asoma en documentales semejantes, que parecen hechos para buscar la frase igual que hay otros que pretenden la risa o el llanto del espectador. Estos vienen a buscar las cosquillas de nuestra conciencia, para que nos brote el c¨®moesposible en una mezcla de indignaci¨®n por lo que otros dejaron que pasara y de alivio porque la culpa no suele ser nuestra o no es nuestra solo, porque eso ¨Dnos decimos¨D no podr¨ªa pasar ahora, que por algo inventaron la evoluci¨®n. Lo pens¨¦ al ver en otro documental (La liga de los hombres extraordinarios, Movistar) los gritos y las frases machistas que era costumbre corear en las gradas repletas de los estadios hasta anteayer. Ah¨ª se ve a mucha gente corear ahora c¨®moesposible.
As¨ª podr¨ªa medirse el progreso de una sociedad, que mira avergonzada por algunas de las cosas que fueron, y a la vez satisfecha de que se quedaran atr¨¢s. La lucidez, sin embargo, estribar¨¢ en que tengamos la capacidad de ponernos frente al espejo en este mismo momento, en que hagamos derrepentes con los c¨®moesposible, o sea: en que tengamos el arrojo de convertir hoy en noticia aquello que nos indignar¨¢ al cabo de los a?os. ?De qu¨¦ diremos c¨®moesposible cuando lo recordemos en una o en dos d¨¦cadas? ?Ser¨¢ s¨®lo del Mundial en Qatar? Mi tesis es que todas las respuestas vendr¨¢n por las discriminaciones y las desigualdades: las de g¨¦nero, que se mantienen. Las de clase. Las econ¨®micas, las salariales. Las del ocio: c¨®moesposible que aquella gente dedicara tanto de su tiempo al trabajo y al dinero, que cuajaran tantas precariedades. Las de la indiferencia: c¨®mo no quisieron mirar el coste de su ritmo de consumo, c¨®mo buscaron excusas al cambio clim¨¢tico si hasta lo llamaban crisis.
Toda respuesta que demos ahora ser¨¢ tomada por ideol¨®gica, como si hubiera alguna que pudiera no serlo. Dar¨¢ igual: se dir¨¢ que falta tiempo para juzgarnos y nos servir¨¢ de excusa para seguir igual que estamos, aunque sepamos que no s¨®lo es cuesti¨®n de perspectiva: que mirar nuestra escala de valores tambi¨¦n tiene que ver con el valor. Pero en eso, seguramente, ya caeremos con alg¨²n documental.
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