Con Serrat
Sus canciones quedar¨¢n en el aire como una lecci¨®n que el Mediterr¨¢neo ofrece de placer, de equilibrio y de locura de un amor olvidado tras las ca?as
Joan Manuel Serrat se despide. Si un artista se retira, puede volver, como sucede a menudo; en cambio, despedirse en este caso significa que Serrat se dispone a bajar definitivamente del escenario dejando atr¨¢s un caudal de belleza y de placer compartidos con su p¨²blico durante m¨¢s de 50 a?os. En el aire quedar¨¢ el sonido de aquellos tranv¨ªas que transportaban hacia las playas los domingos a gente derrotada y la devolv¨ªan con los cuerpos llenos de sol de aquel Mediterr¨¢neo con olor a algas y a brea. En el aire quedar¨¢n los gritos de aquellas adolescentes que fueron las primeras en ara?arse las mejillas en los conciertos de Serrat. Ignoras d¨®nde estar¨¢ aquella ni?a de 15 a?os cuyo nombre ya no recuerdas, que oy¨® tus primeras palabras de amor, sencillas y tiernas, con los labios salados de mar. Tal vez habr¨¢ engendrado a su hija en una noche de s¨¢bado oyendo una de las canciones de Serrat. Tal vez aquella ni?a estar¨¢ sentada con esa hija y con alguna nieta en este ¨²ltimo concierto y si te cruzaras con ella la reconocer¨ªas con la mirada. Atr¨¢s quedar¨¢ intacta la rebeld¨ªa moral del artista, tenaz, comprometida, puesta a prueba en momentos muy aciagos de la dictadura, usando como arma la alegr¨ªa de vivir. La voz de Joan Manuel Serrat dio a entender que existe una patria universal a la que te llevaba la belleza de aquellas palabras cantadas en catal¨¢n o en el castellano de Machado y de Miguel Hern¨¢ndez. Las canciones de Serrat quedar¨¢n en el aire como una lecci¨®n que el Mediterr¨¢neo ofrece de placer, de equilibrio y de locura de un amor olvidado tras las ca?as. Este mar le ense?¨® a un chaval del Poble Sec a ser un catal¨¢n de Barcelona, de Madrid, de Buenos Aires, de M¨¦xico, de Santiago de Chile, y tambi¨¦n de cualquier taberna de Mah¨®n sin m¨¢s bandera que un vaso de vino enarbolado. Despedirse significa en este caso que en el aire siempre quedar¨¢ Serrat.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.