Per¨² sin paz

Per¨² ha salido de una crisis para entrar en otra. Si el intento de autogolpe de Pedro Castillo se resolvi¨® en menos de tres horas con su destituci¨®n por parte del Congreso y posterior detenci¨®n, la gesti¨®n de lo que ha venido despu¨¦s ha sumido al pa¨ªs andino en una etapa de inestabilidad acelerada que ha pasado ya por episodios tan cr¨ªticos como la destituci¨®n por parte de la nueva presidenta Dina Boluarte del jefe del Ejecutivo que hab¨ªa nombrado hace tan solo unos d¨ªas. Las protestas que se encendieron en las zonas rurales del sur y los bloqueos de carreteras han dejado ya 26 muertos en poco m¨¢s de una semana, buena parte de ellos por acciones policiales. Las movilizaciones han logrado forzar el adelanto de la convocatoria de elecciones, pero no el objetivo que buscaban de cerrar el Congreso y celebrarlas de forma inmediata. Una vez fracasada la iniciativa de convocarlas para diciembre de 2023, el Parlamento ha aprobado que se celebren en abril de 2024, contra el criterio de la misma Boluarte y del 83% de los peruanos que quer¨ªan el anticipo, seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Instituto Peruano de Econom¨ªa. El contexto sigue siendo dram¨¢tico y la represi¨®n policial y de las Fuerzas Armadas ha despertado los fantasmas del pasado reciente, trayendo a la memoria incluso los peores abusos de Alberto Fujimori.

La presidenta que sustituy¨® a Castillo, Dina Boluarte, encabeza un Gobierno que no sali¨® de las urnas y su prioridad no puede ser otra que pilotar una transici¨®n, como ella misma ha acabado reconociendo. Boluarte es una alta funcionaria del Registro que ejerci¨® durante el ¨²ltimo a?o y medio como vicepresidenta, con un perfil muy bajo. Inicialmente jur¨® su cargo hasta 2026, pero tras el adelanto electoral tendr¨¢ menos tiempo para gobernar. Mientras el nuevo Gabinete y el Congreso, sin un proyecto de fondo, est¨¢n sumergidos en debates t¨¦cnicos y legalistas sobre los pr¨®ximos comicios, en las provincias mueren manifestantes a diario. La desconexi¨®n de la mandataria con esa realidad tr¨¢gica, pese a declarar el estado de emergencia nacional, es un reflejo de la distancia abismal que existe entre Lima y el Per¨² rural. Y es a la postre una actitud que lastra a toda la clase pol¨ªtica con el poder legislativo, la instituci¨®n m¨¢s desprestigiada del pa¨ªs, a la cabeza.

El intento de golpe de Pedro Castillo fue la peor salida posible a la situaci¨®n del ¨²ltimo a?o y medio en el que el presidente ha vivido una confrontaci¨®n cr¨®nica y est¨¦ril entre su voluntad legislativa y el propio Parlamento. El exmandatario, acusado de rebeli¨®n y conspiraci¨®n, permanecer¨¢ en prisi¨®n preventiva al menos 18 meses. Pero su mero juicio, que debe celebrarse con todas las garant¨ªas, no dar¨¢ soluci¨®n a los graves problemas que atraviesa Per¨². El nuevo Gobierno necesita poner freno de forma urgente al caos en el que se est¨¢ sumiendo el pa¨ªs y evitar los abusos contra la poblaci¨®n civil. Es necesario que el Ejecutivo intente desplegar un proyecto progresista acorde con los deseos del electorado expresados en los pasados comicios, y evite reforzar, por la v¨ªa de cometer nuevos errores, inquietantes alternativas populistas y de ultraderecha. Solo a trav¨¦s del di¨¢logo y los acuerdos, Per¨² podr¨¢ afrontar la salida de la crisis, perdida la oportunidad de acelerar de forma urgente la convocatoria electoral sin razones demasiado claras.