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Me estaba acordando de un amigo cuando son¨® el tel¨¦fono y, sorprendentemente, no era ¨¦l. Era otro en el que no pensaba desde hac¨ªa un a?o o dos. Y no quer¨ªa nada, solo recordarme que exist¨ªa. Hablamos unos minutos y nos deseamos feliz a?o. Tras colgar, volv¨ª a pensar intensamente en el amigo anterior. Enseguida, volvi¨® a sonar el tel¨¦fono y tampoco era ¨¦l, lo que me produjo una decepci¨®n profunda. Me gusta que las cosas encajen y tuve la impresi¨®n de que estaba todo desencajado. Calcul¨¦ entonces la posibilidad de que alguien estuviera pensando en m¨ª para llamarle yo y provocar de este modo una sincronicidad alentadora, pero no se me ocurri¨® qui¨¦n, excepto Vodafone, que de vez en cuando se acuerda de m¨ª para venderme algo. Por cierto, que en ese instante vibr¨® el m¨®vil y se trataba, en efecto, de Vodafone, pero no lo consider¨¦ una coincidencia significativa. Tambi¨¦n cuando pienso en Endesa me llama Endesa y cuando pienso en Legalitas me llama Legalitas, pero es gente que llama mucho. Lo que yo buscaba era una corazonada.

Como el amigo en el que continuaba pensando no daba se?ales de vida, decid¨ª telefonearle yo. Descolg¨® enseguida y le pregunt¨¦ si no hab¨ªa notado nada. ?Nada de qu¨¦?, dijo. No s¨¦, respond¨ª, como si tuvieras de repente la necesidad de hablar conmigo. Dud¨® unos instantes y asegur¨® que no. Estaba en el supermercado, haciendo una compra especial porque ten¨ªa mucha gente para cenar en A?o Viejo. Me molest¨® no estar entre sus invitados, pero fing¨ª que me daba lo mismo. Al despedirnos, se me ocurri¨® que quiz¨¢ hab¨ªa pensado en ¨¦l porque intu¨ªa que estaba organizando para el d¨ªa 31 una fiesta de la que me hab¨ªa excluido. Ah¨ª hab¨ªa una sincronicidad, lo que me produjo cierto alivio.

No obstante, me supo a poco y decid¨ª pensar en TotalEnergies, de donde enseguida me llamaron para hacerme una oferta.