Bolsonaro y el jarr¨®n chino de Felipe Gonz¨¢lez
Hasta ayer, el expresidente brasile?o era visto como un objeto precioso. Y, de repente, se ha revelado un jarr¨®n valioso pero que estorba en todos los salones
![El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, a su llegada a un colegio electoral en Rio de Janeiro, el 30 de octubre de 2022.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/X2WVGU2YAGW6H4AHT2AHEW3FVU.jpg?auth=842d2b910d626f8719876df7871be44078ea2454f99867eca139061dd077f873&width=414)
Fue el espa?ol Felipe Gonz¨¢lez quien acu?¨® la famosa frase que recorri¨® el mundo en la que compar¨® a un expresidente pol¨ªtico con un jarr¨®n chino en un sal¨®n. Todos le suponen un gran valor pero no saben d¨®nde colocarlo y esperan a que un ni?o acabe d¨¢ndole un codazo y lo haga pedazos. El jarr¨®n acaba convirti¨¦ndose en un estorbo.
La parodia del expresidente socialista espa?ol me ha venido a la memoria frente a la situaci¨®n parecida que est¨¢ viviendo en Brasil el expresidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro. Hasta ayer, incluso despu¨¦s de haber perdido las elecciones, el expresidente era visto como un objeto precioso, codiciado pol¨ªticamente. Y, de repente, se ha revelado un jarr¨®n valioso, pero que estorba en todos los salones.
Incluso cuando el hoy expresidente perdi¨® las elecciones y huy¨® a los Estados Unidos, el mundo pol¨ªtico que hab¨ªa apostado en ¨¦l segu¨ªa vi¨¦ndole como algo valioso del que se podr¨ªa conseguir dividendos pol¨ªticos. Un jarr¨®n chino que hab¨ªa mantenido su precio.
Y, de repente, con la velocidad con que a veces cambian los vientos, el expresidente Bolsonaro ha empezado a aparecer ante los ojos de todos los que se lo rifaban como un estorbo, un apestado pol¨ªtico que ser¨ªa mejor que alg¨²n codazo lo hiciera cisco.
S¨ª, de repente todos prefieren que en vez de volver de su exilio americano, al que huy¨® tras su derrota, seg¨²n los suyos, para volver despu¨¦s como victorioso, se quede fuera del pa¨ªs. Hasta el nuevo presidente, Lula, que lo derrot¨® en las urnas, ha dado a entender que si Bolsonaro volviera prefiere que no sea encarcelado, algo que podr¨ªa convertirlo en un m¨¢rtir.
El derechista Partido Liberal que abrigaba a Bolsonaro, que no hab¨ªa conseguido firmas suficientes para crear su propio partido, tampoco sabe ahora ¨Dsobre todo despu¨¦s del fallido golpe de Estado¨D, qu¨¦ hacer con ¨¦l si vuelve a Brasil. Sobre todo, porque lo m¨¢s seguro es que la Justicia electoral lo declare inelegible por ocho a?os.
A su vez, los empresarios m¨¢s conservadores que lo sostuvieron en la campa?a electoral y que han estado ¨²ltimamente financiando a los golpistas que pusieron patas arriba las tres sedes del poder en Brasilia, tambi¨¦n se est¨¢n mostrando m¨¢s interesados en que siga fuera que dentro del pa¨ªs. Han sido ellos quienes acaban de sugerirle que cree en los Estados Unidos una empresa personal para dar conferencias pol¨ªticas. Hasta le han sugerido cu¨¢nto deber¨ªa pedir por cada una de ellas: 10.000 d¨®lares.
?Y si los Estados Unidos decidieran no renovarle el visado con el que entr¨®? Y es que al presidente americano Biden que pronto se encontrar¨¢ con su colega brasile?o, Lula da Silva, ya le basta con su Trump para crearle dolores de cabeza, y m¨¢s cuando ya 45 diputados de su partido le han pedido que expulse a Bolsonaro del pa¨ªs.
En caso de que eso ocurriera y que el expresidente brasile?o no pudiera seguir en su exilio dorado americano, sus amigos empresarios le est¨¢n aconsejando que aproveche entonces que tiene su nacionalidad italiana para trasladarse al pa¨ªs que fue el de sus antepasados. Todo menos que vuelva por aqu¨ª.
?Y sus seguidores fieles, los m¨¢s fan¨¢ticos, sus incondicionales? Tambi¨¦n ellos, algunos ya en la c¨¢rcel, acusados de haber participado activamente en la destrucci¨®n en Brasilia, empiezan a estar perplejos y confundidos. Estaban seguros de que su jefe, su mito, su mes¨ªas, no les abandonar¨ªa y conseguir¨ªa que los militares le escucharan y se hicieran c¨®mplices de sus deseos de implantar un gobierno autoritario. Muchos de ellos empiezan a sentirse confundidos y hasta traicionados, mientras que los pol¨ªticos que hasta ayer, abierta o solapadamente, se lo rifaban a la b¨²squeda de los votos que ¨¦l consegu¨ªa con su conducta populista est¨¢n perplejos.
?Y su esposa, Michelle, la evang¨¦lica aguerrida, que fue tan viva en la campa?a electoral, que se presentaba ya como la candidata para sucederle? Su esposa, que organizaba con pastores evang¨¦licos muy temprano en el Palacio Presidencial ritos religiosos en los que ella, de rodillas, en un ¨¦xtasis m¨ªstico en el que hablaba lenguas extra?as, ped¨ªa que Dios echara de aquel lugar a los demonios del comunismo que hab¨ªan dejado los gobiernos de izquierdas.
La ex primera dama bolsonarista, que en un inicio se hab¨ªa negado a acompa?ar a su marido a los Estados Unidos, lo que hizo correr la voz de que se hab¨ªan separado, ahora sigue feliz a su lado y se entretiene, como ha aparecido en las redes sociales, en mostrar y aconsejar a las mujeres los productos de belleza que ella usa y ama.
Y todo ello, por el momento, aparece solo como el pr¨®logo de una novela cuyo final nadie en su sano juicio ser¨ªa hoy capaz de adivinar. ?Conseguir¨¢n Bolsonaro y los suyos resucitar del actual letargo y derrota judicial y volver al ruedo del poder con sus ritos antidemocr¨¢ticos, confes¨¢ndose traicionados y enga?ados? ?Volver¨¢n a ser los reyes y los magos de las redes sociales, sembradores avispados de las fake news que tantos dividendos le dieron, o ser¨¢n las redes quienes lo vean tambi¨¦n como el jarr¨®n chino que empieza a estorbar en medio del sal¨®n?
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