El Dios de los evang¨¦licos tambi¨¦n particip¨® en el golpe de Brasil
Durante las escenas de guerra vistas durante el asalto al coraz¨®n pol¨ªtico de Brasil hubo supuestos cantos religiosos
La tentativa de un golpe de extrema derecha fascista que acab¨® con la destrucci¨®n material de las sedes de los tres poderes del Estado y de sus obras de arte e hist¨®ricas, ya ha sido analizada en todo el mundo hasta en sus menores detalles.
Las declaraciones de los m¨¢s de 1.000 seguidores de Bolsonaro, que acabaron en la c¨¢rcel y est¨¢n siendo juzgados, contaron un detalle que a¨²n no hab¨ªa sido conocido. Durante las escenas de guerra, con la aparente connivencia de los militares y el cerrar de los ojos de la polic¨ªa, hoy se ha sabido que tuvieron lugar tambi¨¦n ¡°cantos religiosos¡±. Hasta a Dios llegaron los golpistas a implicar en la barbarie perpetrada a la luz del sol.
Ese detalle de los cantos religiosos mezclados al estruendo de la destrucci¨®n de todo lo que los golpistas encontraban ante sus ojos, incluidas preciosas obras de arte, deber¨¢ a¨²n ser analizado ya que se debi¨® a la masiva presencia de creyentes de las numerosas iglesias evang¨¦licas que acabaron formando un verdadero ej¨¦rcito bolsonarista subyugados por el lema de ¡°Dios por encima de todos¡±.
S¨ª, no ser¨¢ posible estudiar el movimiento de extrema derecha neofascista tra¨ªdo por Jair Bolsonaro, que ya muy joven fue expulsado del Ej¨¦rcito por sus ¨ªmpetus golpistas dentro mismo del cuartel, sin la adhesi¨®n con la que cont¨® para elegirse, de los millones de evang¨¦licos que lo escogieron como l¨ªder y mito llamado por Dios para combatir a un ¡°comunismo¡± que por cierto no existe en Brasil.
Es sabido que hoy m¨¢s del 30% de los brasile?os son evang¨¦licos que contaban ya en el a?o pasado con 178.000 templos frecuentados por 70 millones de fieles que votaron casi masivamente en Bolsonaro. Ellos siguen fielmente el dictado de sus pastores que suelen ser rifados hasta por los cat¨®licos a la hora de ir a las urnas. Y los pastores evang¨¦licos, algunos de ellos, como los creadores y responsables de las iglesias m¨¢s numerosas, son poderosos y aparecen entre los empresarios m¨¢s ricos del pa¨ªs y hasta en las listas de los mayores millonarios del mundo.
El presidente, Lula da Silva, entendi¨® enseguida cuando se laz¨® al ruedo contra Bolsonaro que el mundo religioso, incluso parte del cat¨®lico que en el pasado votaba en ¨¦l, hab¨ªa emigrado hacia la extrema derecha bolsonarista. Y ello porque un punto fuerte del programa neofascista era el de convencer a los millones de evang¨¦licos que si ganaba las elecciones el ¡°comunista¡± Lula, acabar¨ªa cerrando los templos evang¨¦licos y persiguiendo a sus fieles, al mismo tiempo que liberar¨ªa el aborto y favorecer¨ªa el matrimonio de los homosexuales.
Tan convencido estaba Lula esta vez de que dif¨ªcilmente se elegir¨ªa sin que le dieran una mano por lo menos algunas iglesias evang¨¦licas menos fan¨¢ticas del bolsonarismo que moviliz¨® a quienes ten¨ªan alguna conexi¨®n, incluso personal, con grupos de evang¨¦licos para ara?ar por lo menos algunos miles de votos.
A¨²n no es posible saber el ¨ªndice de votos evang¨¦licos que Lula consigui¨® desplazar hacia ¨¦l ni qu¨¦ argumentos us¨® para convencerles a seguirle. Debe haber sido, sin embargo, esta vez de un cierto bulto ya que una de las primeras cosas que ha hecho, algo que hubiera parecido ins¨®lito en sus gobiernos pasados as¨ª como en los de Dilma, ha sido dar un cargo en su nuevo gobierno, al pastor Paulo Marcelo Schallenberger de la Asamblea de Dios.
El pastor que trabajar¨¢ en el palacio presidencial cercano a Lula tendr¨¢ como misi¨®n atraer al nuevo gobierno a los seguidores, sobre todo, de las peque?as iglesias que son muy numerosas y que no est¨¢n tan atadas a las grandes confesiones y son menos politizadas.
El pastor evang¨¦lico, Paulo Marcello, ya fue activo en medio a las peque?as pero numerosas iglesias evang¨¦licas durante la campa?a electoral y ahora har¨¢ parte del Gobierno lo que puede significar una brecha abierta, por primera vez, dentro de un campo religioso que siempre estuvo alejado del electorado progresista. Al catolicismo, que lleg¨® a contar con un 80% de los creyentes, pertenecieron en el pasado m¨¢s bien los m¨¢s pobres, apadrinados entonces sobre todo por los movimientos de la entonces viva Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n que consegu¨ªa actuar entre las masas de los m¨¢s desheredados. Se trat¨® de un campo que le fue arrebatado poco a poco por el evangelismo, que consigui¨® conectar con los millones de personas desterradas a los grandes suburbios de las ciudades, mientras el catolicismo se aburguesaba y concentraba en los centros ricos del pa¨ªs.
Seg¨²n el diario O Globo existe en Brasil la friolera de 78.500 templos de evang¨¦licos que no pertenecen a ninguna de las grandes confesiones. Y es en esas iglesias donde Lula, apoyado ahora por un pastor evang¨¦lico en su gobierno, quiere penetrar para ganarse su consenso y para rellenar el hueco que le dej¨® la Iglesia Cat¨®lica que se ha convertido m¨¢s bien en la confesi¨®n de la clase media y alta hoy m¨¢s cercana al liberalismo bolsonarista. Han sido los evang¨¦licos, en efecto, quienes han heredado los millones de fieles perdidos por los cat¨®licos y que Lula quiere reconquistar.
El tema para el nuevo gobierno es delicado y supondr¨¢ un trabajo de base lento que solo en el futuro podr¨¢ dar resultados positivos. Los cantos religiosos, que se mezclaron sacr¨ªlegamente con el estruendo de la destrucci¨®n de los palacios pol¨ªticos de Brasilia durante la embestida golpista, fueron sintom¨¢ticos. Han acabado haciendo reflexionar a la clase pol¨ªtica y asustando a quienes a¨²n apuestan en la democracia como la mejor forma encontrada de convivencia y progreso y de defensa a todos los desheredados de la sociedad y condenados a la barbarie.
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