La lista m¨¢s votada
La propuesta del Partido Popular busca eludir el debate de fondo sobre sus pactos con Vox
La solemne escenificaci¨®n en el Oratorio de San Felipe Neri, en C¨¢diz, del Plan de Calidad Institucional anunciado por Alberto N¨²?ez Feij¨®o el lunes, puede haber aumentado la decepci¨®n ante el contenido de su proyecto regenerador. La propuesta del Partido Popular ¡ªhabitual en los ¨²ltimos 30 a?os, cuando no goza de mayor¨ªa absoluta¡ª para que gobierne la lista m¨¢s votada en las elecciones locales, solo puede interpretarse como un intento de externalizar un problema grave de la derecha espa?ola. El PP no es ajeno al dilema que vive el Partido Popular Europeo: su relaci¨®n con la extrema derecha, determinada por su capacidad de penetraci¨®n en la agenda conservadora, y la decisi¨®n estrat¨¦gica sobre promover o no pactos de gobierno con ella. La propuesta de que gobierne la lista m¨¢s votada significa en realidad eludir la propia responsabilidad ante ese dilema.
En Espa?a la estrategia del PP de pactar con la ultraderecha le ha dado poder municipal y auton¨®mico y le ha permitido respirar como partido a trav¨¦s de la articulaci¨®n de los llamados ¡°pactos de perdedores¡±. As¨ª ocurri¨® con Isabel D¨ªaz Ayuso en 2019 en la Comunidad de Madrid, en Murcia con Fernando L¨®pez Miras, en Castilla y Le¨®n con Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco o en la alcald¨ªa de Madrid con Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. Las recientes medidas que el socio ultra del PP quer¨ªa implementar en Castilla y Le¨®n de car¨¢cter claramente antiabortista son una expresi¨®n de esa crisis de identidad en su af¨¢n de anteponer el inter¨¦s de su formaci¨®n sobre la defensa de los principios que supuestamente vertebran un partido conservador en pleno siglo XXI y con vocaci¨®n de gobierno. Corresponde al PP ¡ªy solo a ¨¦l¡ª fijar la posici¨®n que quiere mantener frente a la ultraderecha antes de promover cualquier iniciativa que desv¨ªe el foco sobre la cuesti¨®n de fondo: tras las elecciones de mayo, sus opciones de desalojar al PSOE del poder auton¨®mico o municipal pasar¨ªan muy probablemente por un acuerdo con Vox.
Adem¨¢s de la dudosa constitucionalidad de la medida ¡ªpor ser contraria a la l¨®gica parlamentaria y representativa recogida en la Constituci¨®n, seg¨²n la cual deben gobernar las fuerzas capaces de pactar programas de gobierno¡ª, la propuesta nace desconectada de las pr¨¢cticas comunes en la cultura pol¨ªtica europea. No se puede gobernar siendo el partido m¨¢s votado sin una mayor¨ªa parlamentaria porque condenar¨ªa a las instituciones a un bloqueo pol¨ªtico o, seg¨²n propuso este martes Feij¨®o, podr¨ªa llegar a asignar poderes casi omn¨ªmodos a un alcalde con un escaso porcentaje de votos (pese a quedar el primero). En sistemas democr¨¢ticos cada vez m¨¢s fragmentados, gobierna quien tiene la capacidad de formar mayor¨ªas para sacar adelante proyectos pol¨ªticos negociados. Un pacto de Estado entre los dos grandes partidos hist¨®ricos supondr¨ªa despreciar esa realidad multipartidista y su leg¨ªtima aspiraci¨®n a entrar en pactos de gobierno, a cambio de limitar el juego pol¨ªtico a la nostalgia de un bipartidismo que ya no existe. La cuesti¨®n de fondo para el PP es por qu¨¦ le resulta ¡ªen una realidad pol¨ªtica fragmentada¡ª tan dif¨ªcil pactar fuera de su ¨¢mbito estrictamente ideol¨®gico.
El debate que abre la propuesta es claramente preventivo y cabe entenderlo como un subterfugio que justificar¨ªa pactos locales con Vox si los n¨²meros para gobernar no le dan en solitario, alegando que hab¨ªa ofrecido el pacto de aceptar la lista m¨¢s votada. Si la calidad democr¨¢tica es una genuina preocupaci¨®n de Feij¨®o, lo urgente de veras es que atienda al problema institucional m¨¢s grave que tiene Espa?a y que ata?e a la sistem¨¢tica obstrucci¨®n que practica su partido contra el normal relevo del CGPJ. La credibilidad de su propuesta regeneradora podr¨ªa ser otra tras ese paso, aplazado durante cuatro a?os.
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