Alemania, aislada una vez m¨¢s
Berl¨ªn tiene una larga historia de pasividad en los conflictos internacionales que se remonta a la Guerra Fr¨ªa. No se trata solo de una preferencia pol¨ªtica. Es un modelo de negocio. Scholz no es un aliado fiable
Olaf Scholz ha acabado cediendo a las presiones para enviar tanques Leopard 2 a Ucrania. Pero no piensen ni por un momento que ha cambiado de postura. Est¨¢ haciendo lo m¨ªnimo que necesita hacer para fingir que Alemania sigue siendo un miembro fiable de la alianza occidental. Scholz transmite alto y claro a su electorado y al resto del mundo que es el socio reacio del bloque. Preveo que este mismo patr¨®n se repetir¨¢ cuando discutamos la pr¨®xima tanda de tanques o cuando se trate de aviones de combate.
Oigo a algunos afirmar que el primer ministro apoya subrepticiamente a Rusia al tiempo que simula dar su apoyo a Ucrania. Nunca podemos estar seguros de lo que pasa en su cabeza. No sabemos si est¨¢ mintiendo, si tiene una agenda oculta, o si es sencillamente d¨¦bil e incoherente. Dar por sentado lo peor es una reacci¨®n razonable cuando las acciones y las palabras no concuerdan. Lo que s¨ª sabemos a ciencia cierta es que no es un aliado fiable.
Desde la perspectiva nacional alemana, los acontecimientos actuales se presentan de otra manera. Los medios germanos reconocen que el canciller tiene un problema de comunicaci¨®n, pero no hablan demasiado del aislamiento diplom¨¢tico del pa¨ªs. Alemania tiene una larga historia de pasividad en los conflictos internacionales que se remonta a la Guerra Fr¨ªa. No se trata solo de una preferencia pol¨ªtica. Es un modelo de negocio. Scholz y su partido, el SPD, son los principales representantes de lo que yo llamo el modelo neomercantilista, cuya finalidad es maximizar el super¨¢vit comercial. El neomercantilismo tambi¨¦n define la pol¨ªtica exterior. Angela Merkel fue la representante por excelencia del periodo neomercantilista. Su golpe maestro pol¨ªtico fue dimitir justo cuando este tocaba a su fin.
Scholz, que se inscribe en la misma tradici¨®n, no tiene tanta suerte. Muchas empresas alemanas han realizado inversiones estrat¨¦gicas en Rusia y han entablado relaciones personales y de amistad con rusos. Me han dicho que los directivos alemanes est¨¢n presionando con fuerza al canciller e insistiendo para que se llegue a un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania a cualquier precio. Lo ¨²ltimo que quieren es que Ucrania gane la guerra con la ayuda de las armas alemanas. Solo estar¨ªan contentos con un trato sucio que devolviera las relaciones germano-rusas a su estado anterior a la guerra y les reportara lucrativos acuerdos comerciales para reconstruir Ucrania. Como es tradici¨®n, quieren hacer negocios con ambas partes, igual que hicieron en el pasado. El problema con el que se encuentran es que el Gobierno alem¨¢n no tiene poder suficiente para decidir el desenlace de la guerra.
En una ocasi¨®n afirm¨¦ que la relaci¨®n germano-rusa era la m¨¢s estrat¨¦gica de toda Europa, m¨¢s que cualquier relaci¨®n bilateral en el seno de la Uni¨®n Europea, incluida la de Alemania con Francia. Las relaciones germano-rusas tienen una larga historia. Desde el punto de vista cultural, Berl¨ªn se siente m¨¢s cerca de Mosc¨² que de Londres o Par¨ªs. La ¨²nica amistad pol¨ªtica profunda que entabl¨® el excanciller Gerhard Schr?der fue Vlad¨ªmir Putin. Sus familias iban juntas de vacaciones. La relaci¨®n era menos personal con Angela Merkel, pero durante su largo mandato, los lazos comerciales se estrecharon sobre todo a trav¨¦s de los dos gasoductos Nord Stream y los numerosos acuerdos comerciales bilaterales. El foro econ¨®mico de San Petersburgo era una cita anual al estilo Davos para las ¨¦lites empresariales y pol¨ªticas alemanas y rusas.
Todo eso acab¨® cuando Rusia invadi¨® Ucrania el pasado febrero. En respuesta, Scholz cancel¨® el gasoducto Nord Stream 2 y prometi¨® un cambio de era en la pol¨ªtica de seguridad alemana. Pero no cumpli¨® su promesa. A lo largo del a?o pasado se multiplicaron las noticias de que su Gabinete hab¨ªa vetado las entregas de armas a Ucrania. La saga del Nord Stream 2 ha abierto una brecha entre Alemania y Europa del Este, que est¨¢ mucho m¨¢s dispuesta a ayudar a Ucrania. Nunca hab¨ªa visto las relaciones bilaterales tan mal como ahora.
Estados Unidos tambi¨¦n est¨¢ irritado por la torpe diplomacia alemana. Para colmo, Scholz se las ha arreglado para enemistarse con Francia, el aliado m¨¢s importante de Alemania en la Uni¨®n Europea. Esto ¨²ltimo posiblemente sea lo m¨¢s grave.
Hace un a?o, Scholz comprometi¨® una partida adicional de 100.000 millones de d¨®lares para gastos de defensa con el fin de compensar la falta de inversi¨®n de la d¨¦cada anterior. Emmanuel Macron cometi¨® el error de suponer que ese dinero se destinar¨ªa a ayudar a financiar proyectos europeos de defensa conjunta. No fue as¨ª. Scholz decidi¨® comprar misiles israel¨ªes Arrow 3 para un sistema europeo de defensa a¨¦rea y cazas Lockheed F-35 estadounidenses. Merkel coincid¨ªa con la idea de Macron de la autonom¨ªa estrat¨¦gica de Europa con respecto a Estados Unidos, pero nunca gast¨® capital pol¨ªtico en ella. Scholz ni siquiera finge estar interesado.
Yo caracterizar¨ªa la actual actitud de Macron hacia Alemania como de desconcierto. No es la Alemania que ¨¦l cre¨ªa conocer. A menudo me parece que los franceses y los alemanes son propensos a tener una visi¨®n idealizada los unos de los otros. El pasado domingo, ambos celebraron el 60? aniversario del pacto de amistad bilateral conocido como Tratado del El¨ªseo. Se reunieron todos, pero la realidad pol¨ªtica no podr¨ªa ser m¨¢s diferente de las im¨¢genes autocomplacientes del acto. Por supuesto, es posible que a Scholz le suceda alguien dispuesto a invertir en la relaci¨®n con Francia, y tambi¨¦n con Europa del Este. Pero para entonces, es posible que Macron ya no est¨¦ en el cargo. No es de extra?ar que est¨¦ redescubriendo la relaci¨®n franco-brit¨¢nica y la franco-espa?ola como ant¨ªdoto.
La consecuencia del distanciamiento diplom¨¢tico entre Francia y Alemania es la consolidaci¨®n de la pol¨ªtica de Estados nacionales en Europa. Si Francia tambi¨¦n se volviera nacionalista, Marine Le Pen saldr¨ªa beneficiada. Su hostilidad hacia la Uni¨®n Europea solo es comparable con su hostilidad hacia su vecino alem¨¢n. Si ella sucediera a Macron en la presidencia, no resulta dif¨ªcil imaginar una alianza pol¨ªtica entre los Gobiernos de derechas de Europa que se definen por su oposici¨®n a Alemania.
Para Alemania, y para Europa, esto representar¨ªa el siguiente desastre geopol¨ªtico, que tampoco vieron venir. El legado del primer a?o de Scholz en el cargo es una serie de promesas incumplidas y relaciones rotas.
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