El fascinante fen¨®meno de la Mujer ?nica
El arquetipo femenino debe contentar a todas y representarnos a todas, y nosotras debemos responder por ¨¦l, sentirnos representadas, como el baile de un banco de peces que funcionan al un¨ªsono
A lo largo de las d¨¦cadas se ha estudiado sin cesar la variedad de arquetipos en los que se categoriza a las mujeres en la ficci¨®n, especialmente en los estudios culturales feministas. Se ha explorado, entre ellos, la proliferaci¨®n de la sirena fatal que lleva a los hombres a la perdici¨®n, la figura maternal asociada a la domesticidad y a los cuidados, o el arquetipo de la virgen, que posee los dones de la belleza y pureza que emanan inocencia y continuidad en el linaje. Todos estos arquetipos refieren a una suerte de inconsciente colectivo que remite a a?os y a?os de discursos y patrones de conducta, en los que se refuerza o se pone en entredicho su existencia o validez.
Pero hay un arquetipo dentro y fuera de la ficci¨®n que plaga nuestros medios de comunicaci¨®n y, podr¨ªamos a?adir, la opini¨®n p¨²blica en general del que se habla mucho menos, y no es otro que el de la Mujer ?nica. Lo habr¨¢n visto o le¨ªdo por todas partes, aunque no es siempre f¨¢cil percatarse de ¨¦l. Consiste en la idea de que una mujer es intercambiable por cualquier otra y, por tanto, en esencia, una mujer responde y debe responder a la existencia de cualquier otra, ya que su unicidad es, simplemente y de por s¨ª, un arquetipo femenino.
La Mujer ?nica como arquetipo exige que cualquier acci¨®n cometida por una mujer deba ser entendida como una representaci¨®n de la totalidad de las mujeres. Es lo que hace que, por ejemplo, cualquier ficci¨®n escrita por una mujer sea entendida como ¡°literatura de mujeres o literatura femenina¡± o que proliferen las mesas de debate en las que las mujeres hacen cosas: mujeres y astrof¨ªsica, mujeres y humor, mujeres y medios de comunicaci¨®n. Esta parte del fen¨®meno ya lo conoc¨ªamos, y pod¨ªamos englobarlo en lo que alg¨²n pol¨ªtico de izquierdas interpret¨® como ¡°el colectivo de las mujeres¡±, entendiendo a la mitad de la poblaci¨®n como una existencia problematizadora a solucionar. Esta parte del arquetipo se perpet¨²a desde el inicio de los tiempos y condena a cualquier profesional que, por pura coincidencia, sea mujer, a debatir hasta el infinito con otras mujeres sin que, por lo general, haya ning¨²n hombre entre el p¨²blico.
Pero en la actualidad nos encontramos con una versi¨®n refinada de la Mujer ?nica, en la que una mujer dice o hace algo en la esfera p¨²blica y todas las dem¨¢s deben responder por ella. Ya sea la teta de Rigoberta Bandini, la existencia de una serie llamada Autodefensa o la ¨²ltima canci¨®n de Shakira, el debate se enciende para generar una respuesta a las siguientes preguntas: ?es este el feminismo que queremos? ?Responde esto ¡ªla cosa en s¨ª, el acto realizado o protagonizado por la Mujer ?nica¡ª a un ejemplo feminista? Si es una mujer en un medio de masas, debe responder a la idea de la Mujer ?nica, y por tanto, debe contentar a todas y representarnos a todas, y nosotras debemos responder por ella, sentirnos representadas por ella como el baile de un banco de peces que funcionan al un¨ªsono.
La existencia de la Mujer ?nica tiene varias implicaciones. La m¨¢s evidente es la identificaci¨®n de ese ser ¨²nico como un modelo de conducta al que una debe adherirse y por tanto aspirar. Un tanto m¨¢s perverso es el resultado de negarse a funcionar como ese banco de peces, como ese enjambre de abejas: la inmediata denuncia de falta de sororidad. Es la vuelta de tuerca al chiste que hac¨ªan las humoristas argentinas de Persona, cuando Charo L¨®pez en un gag desopilante emulaba a una antifeminista negando la necesidad de empatizar con las mujeres que marchaban en las calles con la c¨®mica frase: ¡°Yo no soy as¨ª, no me representan, yo soy diferente¡±. El chiste se nos volvi¨® en contra cuando ahora se nos pide sororidad inmediata con todas y cada una de las mujeres, ya que todas son Mujeres ?nicas, y por tanto, todas debemos ser la misma. Es lo que permite a pol¨ªticas conservadoras definirse como feministas, e intentar evitar as¨ª la cr¨ªtica pol¨ªtica apelando a la sororidad mientras que, a su vez, buscan dulcificar la imagen de partidos que basan su ideolog¨ªa en la dominaci¨®n de la masculinidad.
El mero hecho de escribir este art¨ªculo dentro del fen¨®meno de la Mujer ?nica implica que su lectura podr¨¢ ser vista como un apoyo o una cr¨ªtica a cualquiera de las mujeres mencionadas anteriormente. Esa es la trampa de la Mujer ?nica: su arquetipo es insaciable, y busca devorar cualquier alternativa o disidencia. Rebat¨¢moslo, pues, desde el disenso, mujeres del mundo y c¨®mplices universales ¡ªsi los hay¡ª, un¨¢monos hasta derribarlo, ya no como una sola, sino como muchas, much¨ªsimas, infinitas todas, hasta lograr, oh s¨ª, la ansiada victoria final.
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