Otra Catalu?a
El Govern de Aragon¨¨s va a pactar su Presupuesto, un salvoconducto de legislatura. Y su contraparte, el socialismo de Illa, entronizar¨¢ con ese acuerdo una nueva etapa
La Catalu?a enquistada en sue?os imposibles se encamina con alg¨²n br¨ªo a convertirse en otra Catalu?a. O sea, en s¨ª misma. Ser¨¢ esta semana, si ning¨²n cisne negro lo impide. El Govern (solitario) de Pere Aragon¨¦s (ERC) lograr¨¢ pactar su Presupuesto, un salvoconducto de legislatura. Y su contraparte, el socialismo (ganador en las elecciones) de Salvador Illa entronizar¨¢ con ese acuerdo una nueva etapa, al reconquistar la pol¨ªtica de largo plazo, basada en grandes proyectos en vez de ret¨®rica vac¨ªa y gesti¨®n de tr¨¢mite.
A falta del peinado final de los flecos, ambos tipos han logrado ya algo destacable en este rinc¨®n de Espa?a (y en toda ella): el imperio de la cortes¨ªa, del manual de buena conducta, del respeto al rival, incluyendo firmeza, dureza y aspereza si convienen. Ambos han ganado trofeo en la prueba del liderazgo. Que, como saben todos menos los que no saben nada, empieza por asumir contrariedades, contrariar a los propios seguidores y, en fin, lo que vulgarmente se conoce como tragar sapos.
El primero en hacerlo fue Illa, que aguant¨®, estoico, tras su victoria en las urnas, el ninguneo del revoltijo indepe. Y que, tras ofrecer su madrugador apoyo institucionalista a negociar el Presupuesto, encaj¨® un cerril desplante de Oriol Junqueras. Jur¨® el l¨ªder aparente de Esquerra que nunca pactar¨ªa con los sociatas, porque hab¨ªan aplaudido encarcelarle (??), y al cabo ha perjurado, pecador cat¨®lico, implor¨¢ndoles limosna.
Pero tambi¨¦n Aragon¨¦s ha doblado tama?o en liderazgo, aunque alg¨²n frivol¨®n le achaque falta de talla f¨ªsica, a¨²n hay mucho necio. Imponerse a sus flam¨ªgeras bases, tragarse su propia y reiterada negativa a aceptar cualquiera de las condiciones extrapresupuestarias de Illa es mucho peaje. Claro que con ello persigue su inter¨¦s. Pero tambi¨¦n muestra m¨¦rito.
La otra Catalu?a en ciernes pasa por abandonar la pol¨ªtica del no es no, la oposici¨®n sistem¨¢tica a lo nuevo, el recelo ante las ofertas de Espa?a, la maduraci¨®n del ideologismo excursionista Heidi hostil a Barcelona, a los grandes eventos y a las necesarias infraestructuras, porque consumen, ay, cemento.
La novedad consolidada es la aprobaci¨®n de una gran ronda r¨¢pida Sabadell-Terrasa como parte de la orbital de la gran Barcelona metropolitana: ha habido que vencer la condena del nacionalismo a la buena comunicaci¨®n entre ciudades obreras; tambi¨¦n ocurri¨® durante decenios con el acceso del metro al principal n¨²cleo fabril de la pen¨ªnsula, la Zona Franca de Barcelona. Y luego viene el aeropuerto, que quisieron jibarizar. Y m¨¢s cosas. Muchas m¨¢s. Esto no hace m¨¢s que empezar.
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