Otra brutal escalada
La vuelta al poder de Benjam¨ªn Netanyahu, apoyado en un Gobierno ultranacionalista, ha desencadenado una inaceptable violencia entre Israel y Palestina
La brutal, y desgraciadamente repetitiva, escalada de violencia entre Israel y Palestina vuelve a colocar en primer plano uno de los conflictos m¨¢s longevos en la historia reciente, iniciado en 1967 tras la victoria de Israel en la Guerra de los Seis D¨ªas y la ocupaci¨®n de Gaza ¡ªactualmente bloqueada¡ª, Cisjordania y Jerusal¨¦n Este. Se trata de una situaci¨®n enquistada con un inaceptable n¨²mero de v¨ªctimas, cuya soluci¨®n pasa necesariamente por el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas y una negociaci¨®n que desemboque en la coexistencia de dos Estados soberanos
El punto ¨¢lgido de esta espiral se produjo la semana pasada. El jueves, una redada del Ej¨¦rcito israel¨ª en el campo de refugiados de Yen¨ªn, en Cisjordania, culmin¨® con la muerte de 9 palestinos y otros 20 heridos. Se trata de una de las operaciones de este tipo m¨¢s letales efectuadas por el Ej¨¦rcito israel¨ª desde la Segunda Intifada (2000-2005). Horas m¨¢s tarde, otro joven palestino fue asesinado cerca de Jerusal¨¦n durante una protesta por estos hechos. Un d¨ªa despu¨¦s, un adolescente de 13 a?os mat¨® a siete personas en una sinagoga en Jerusal¨¦n en lo que es el mayor atentado palestino en los ¨²ltimos 12 a?os. Pero apenas se trata de los dos m¨¢ximos ejemplos de un reciente periodo que coincide con la vuelta al poder de Benjam¨ªn Netanyahu, apoyado en un Gobierno ultranacionalista, donde en diversos episodios han muerto ya m¨¢s de 30 palestinos.
Acert¨® esta semana el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, al urgir, en Jerusal¨¦n ante Netanyahu, a que todas las partes contribuyan a devolver la calma a la situaci¨®n, pero lo hace parcialmente porque ni israel¨ªes ni palestinos est¨¢n en igualdad de condiciones materiales, ni la posici¨®n de la que parten es equitativa. La ocupaci¨®n israel¨ª de Palestina es el nudo esencial del conflicto, aunque sea cierto que hay un poderoso movimiento palestino, Ham¨¢s, que quiere no una negociaci¨®n sino la desaparici¨®n de Israel. Pero Netanyahu no puede escudarse en este ¨²ltimo argumento, por real que sea, para no mostrar voluntad alguna de negociaci¨®n con la Autoridad Palestina y endurecer las condiciones de la ocupaci¨®n.
Los hechos confirman la honda preocupaci¨®n generada por la alianza de Netanyahu con partidos islam¨®fobos, m¨¢s que fundamentada por su inclusi¨®n en el Gobierno. La deseada, aunque complicad¨ªsima, paz entre Israel y Palestina est¨¢ m¨¢s lejos hoy que hace un mes; Netanyahu habr¨¢ asegurado su permanencia en el poder gracias a elementos indeseables, pero est¨¢ causando un grav¨ªsimo perjuicio fuera y dentro de su propio pa¨ªs. As¨ª lo demuestran las multitudinarias manifestaciones en Tel Aviv contra su Gobierno extremista y que interpretan en clave de pol¨ªtica interna las palabras de Blinken ante Netanyahu sobre respeto al sistema judicial, los derechos humanos, las minor¨ªas y la libertad de prensa.
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