Privatizaci¨®n y rapi?a en la guerra
Wagner es antigua y moderna, a la vez compa?¨ªa medieval de mercenarios y hampa global que vende seguridad a los dictadores
Donde hay Estados fallidos, minerales preciosos, materias primas y j¨®venes sin presente ni futuro, all¨ª est¨¢ Wagner. Lleva el nombre del compositor, pero no hay lugar a confusi¨®n. Entona la m¨²sica de las bombas y de las balas y es un ej¨¦rcito privado al servicio de Vlad¨ªmir Putin, ahora desplegado para extender, tambi¨¦n fuera de Ucrania, la guerra que sufren directamente los ucranios.
Wagner es a la vez una antigualla y pura modernidad. Recluta mercenarios como si fuera un se?or de la guerra medieval y los manda a matar y morir por una soldada miserable a beneficio de su condottiero, el expresidiario y aprovisionador del Kremlin, anta?o de festines y ahora de carne de ca?¨®n, Yevgeny Prigozhin. Su multinacional del crimen es ¨²nica. Usa las armas m¨¢s sofisticadas, incluidas las h¨ªbridas de la desinformaci¨®n. Vende seguridad a los dictadores de todo el mundo, pero especialmente de ?frica y Oriente Pr¨®ximo, a cambio de acceso en r¨¦gimen de rapi?a a los yacimientos de uranio, diamantes o tierras raras. Contribuye a expulsar y sustituir a las tropas occidentales en misiones antiterroristas. Y a eludir de paso el escrutinio de la justicia y las organizaciones internacionales.
Tiene todos los motivos para actuar as¨ª, incluyendo sus antecedentes de delincuente. Nadie como su primer cliente ha cometido mayores y m¨¢s infames fechor¨ªas en nuestra ¨¦poca, empezando por los cr¨ªmenes de agresi¨®n contra Ucrania ¡ªtambi¨¦n contra Chechenia, Siria y Georgia¡ª, del mismo tipo que los que llevaron al cadalso a los dirigentes de Alemania y de Jap¨®n en 1945 y 1946 al t¨¦rmino de la Segunda Guerra Mundial. Y a este primer cliente se debe el mayor contrato de tan abyecta compa?¨ªa, que no es otro que conseguir en Ucrania lo que no puedan los ej¨¦rcitos regulares rusos.
Su especialidad es mandar carne de ca?¨®n al frente, para extender as¨ª alfombras de cad¨¢veres acribillados sobre las que desfilar¨¢n las tropas del Kremlin con la esperanza de que no queden suficientes balas para ellas. Recluta all¨ª donde no hay esperanza: en las c¨¢rceles de Rusia o en los poblados de chabolas de ?frica, y ofrece a los mercenarios patente de corso para el pillaje, la violaci¨®n, la tortura y el asesinato. Y una bala para quien retroceda o se retrase, antigua pr¨¢ctica de los batallones de castigo estalinistas con los que se libra la guerra m¨¢s moderna. Tambi¨¦n es antigua la fusi¨®n entre el hampa carcelaria y los servicios secretos bolcheviques, la checa, de donde Putin ha salido.
La privatizaci¨®n rusa de la guerra est¨¢ alcanzado ins¨®litos niveles, en paralelo a la subrogaci¨®n a Wagner de la acci¨®n internacional, tanto econ¨®mica como militar. El Estado ruso, mientras tanto, se va retirando como un apestado del territorio civilizado de las reglas y los tratados, de la legalidad y las instituciones. Solo falta que el jefe y magnate del hampa eche a Putin y sea ¨¦l mismo quien se instale en el Kremlin.
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