Biden en Kiev
El potente significado simb¨®lico de la visita del presidente de EE UU es inseparable del respaldo militar a Zelenski
No ha habido ning¨²n otro gesto presidencial tan comprometedor con la causa de Ucrania como el viaje por sorpresa a Kiev del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Los riesgos estuvieron presentes tanto en el trayecto en tren desde Polonia como en su encuentro con el presidente Zelenski y su paseo por el centro de la ciudad en guerra, bajo el ulular de las sirenas de alarma. Es su primera visita al pa¨ªs desde la invasi¨®n, esta vez en calidad adem¨¢s de comandante en jefe del Ej¨¦rcito estadounidense y quien est¨¢ proporcionando el grueso de las armas y la munici¨®n que Ucrania necesita para repeler o neutralizar las ofensivas rusas. En Kiev reiter¨® Biden su apoyo sin l¨ªmites a Zelenski y anunci¨® un nuevo paquete de ayuda militar de 470 millones de euros.
Las im¨¢genes de los dos presidentes paseando por la plaza de Maid¨¢n, el muro de homenaje a los combatientes ca¨ªdos y las c¨²pulas doradas de la catedral de San Miguel, 24 horas antes de la anunciada visita presidencial a Varsovia, pillaron con el paso cambiado a los comentaristas internacionales, especialmente los de los medios pr¨®ximos al Kremlin, empe?ados en que la visita demuestra el papel subsidiario de Ucrania en la guerra que pretenden librar directamente contra Estados Unidos y la OTAN. Se cumple esta semana el primer aniversario de la guerra iniciada por Putin y son abundantes las voces que demandan negociaciones de paz, a las que se ha a?adido el anuncio de Pek¨ªn de una iniciativa que quiere someter al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que ha sido acogida con notable recelo por las canciller¨ªas occidentales.
Aunque el viaje fue decidido el viernes en la Casa Blanca y se ha preparado con extremo secreto, pocas horas antes el consejero nacional de Seguridad, Jake Sullivan, entr¨® en comunicaci¨®n con las autoridades rusas, con la plena seguridad de que nadie en el Kremlin se atrever¨ªa a aprovechar las 10 horas de tren desde la frontera polaca hasta Kiev y la estancia en la capital para atacar la comitiva presidencial. El s¨²bito desplazamiento presidencial y la extrema cordialidad entre ambos mandatarios fijan la posici¨®n de Biden, expresada incluso en la corbata a rayas azules y amarillas con los colores de la bandera ucrania. Es la l¨ªnea m¨¢s dura frente a Putin, claramente expresada en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich en el debate entre el secretario de Estado, Antony Blinken, el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, y tambi¨¦n por la combativa ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, abiertamente diferenciada del mismo canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, y de la posici¨®n m¨¢s matizada del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron.
El Gobierno de Kiev est¨¢ convencido, seg¨²n expresaron sus portavoces en M¨²nich, de que la condici¨®n necesaria para la defensa contra el ataque de Putin es que los aliados deseen y trabajen para ese fin, traducible en t¨¦rminos de plena recuperaci¨®n de la soberan¨ªa y la integridad territoriales, e incluso en las condiciones de seguridad que impidan a Rusia la repetici¨®n de una agresi¨®n como la actual. Esta es tambi¨¦n la posici¨®n de Washington, seg¨²n se puede deducir del alto simbolismo de esta visita propiamente hist¨®rica a una capital en guerra y en un momento especialmente decisivo, a las puertas de una primavera que con toda probabilidad aumentar¨¢ la intensidad b¨¦lica. De ah¨ª el significado directamente militar del compromiso presidencial con Ucrania, cuando se espera una enorme ofensiva terrestre con la que Putin pretende atacar en todos los puntos del frente hasta abrir una brecha en las defensas de Kiev.
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