El reaccionarismo de Putin
Los argumentos para invadir Ucrania invierten la realidad de los hechos y legitiman su conservadurismo ideol¨®gico
El doble destinatario del discurso de Vlad¨ªmir Putin pronunciado el martes ante la Asamblea Federal en Mosc¨² (que re¨²ne a las dos C¨¢maras: Duma y Senado), con toda la parafernalia de los grandes momentos del poder, es la comunidad internacional que apoya a Ucrania y su propia y sufriente poblaci¨®n. Durante dos horas, Putin ratific¨® las posiciones de un aut¨®crata con convicciones imperialistas y dispuesto a dar marcha atr¨¢s a la moviola de la historia de Occidente (y de Rusia) por disconformidad con la implosi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991. Los argumentos no son nuevos, pero conviene tenerlos presentes para no perder de vista los puntos de fuga ideol¨®gicos y morales de una actuaci¨®n militar que asedia a Ucrania con bombardeos cotidianos, pese a la reactivaci¨®n de la normalidad en las principales ciudades del pa¨ªs y el empuje de la reconstrucci¨®n. Es su modo de exhibir el rechazo muy mayoritario a una invasi¨®n que amenaza con un retroceso de las libertades y las condiciones de vida conquistadas por una democracia todav¨ªa fr¨¢gil y muy imperfecta.
El repaso de causas morales y culturales que hizo Putin resit¨²a en coordenadas ideol¨®gicas profundamente retr¨®gradas una guerra que no es solo de conquista (o reconquista de un pa¨ªs que Putin sigue considerando ruso) sino de ofensiva contra el progreso en Europa de los derechos humanos y las libertades herederas del pensamiento ilustrado, ninguno de los cuales ha perdido ni impulso ni vigencia, sino todo lo contrario. Pero Putin siente que los derechos LGTBI (tras la aprobaci¨®n de una ley que persigue su mera defensa p¨²blica) o el matrimonio igualitario son ofensas al Dios que seg¨²n ¨¦l comparten las religiones del globo. Tambi¨¦n la pedofilia se ha convertido en ¡°norma de vida¡± en Occidente, seg¨²n su discurso. La guerra de Putin reviste car¨¢cter ideol¨®gico para preservar en Occidente una reserva espiritual sin mancillar y bajo su dominio como aut¨®crata, en un estilo muy parecido al franquista. El discurso del martes arguy¨® sobre esas razones de fondo para mantener anclada a Rusia (y si puede a Ucrania) en un mundo al que no lleguen las libertades de ¨¦lites occidentales que ¡°se han vuelto locas¡± al conducir a sus hijos a ¡°la degradaci¨®n y la degeneraci¨®n¡±. La inversi¨®n sistem¨¢tica de los hechos, en el relato de Putin, tampoco es nueva pero deber¨ªa seguir alertando, al menos a las sociedades con mejores y m¨¢s fiables medios de comunicaci¨®n, sobre la credibilidad que merece el armaz¨®n argumental de una guerra que Putin vende como agresi¨®n de Occidente, f¨¢cticamente falsa sin remedio. ¡°Querer acabar con Rusia de una vez y para siempre¡±, como dijo Putin, no es el designio de Occidente sino el argumento real de Putin para terminar con una Ucrania independiente.
La mayor se?al de alarma estuvo ayer en el anuncio de la congelaci¨®n o suspensi¨®n temporal del actual (y ¨²nico) tratado de control de armas nucleares suscrito con EE UU por Rusia desde 2010, el New Start. No hay modo de garantizar una lectura monol¨ªtica de esa decisi¨®n, pero aumenta un pelda?o m¨¢s la amenaza de un posible uso t¨¢ctico de armas nucleares por parte de Rusia, a las puertas de una presumible ofensiva terrestre y quiz¨¢ a¨¦rea en las pr¨®ximas semanas. La inmediata solicitud de la OTAN a Putin de que reconsidere su salida del acuerdo es previsible, pero tambi¨¦n est¨¦ril en t¨¦rminos pol¨ªticos. Putin habl¨® el martes para legitimar ante su propia sociedad el reguero incesante de ata¨²des que vuelven a Rusia (cuando vuelven) y la posible escalada militar inminente. Vendi¨® de forma propagandista una falsa guerra de defensa contra la agresi¨®n de Occidente a una sociedad rusa con los medios controlados y sin libertad de prensa.
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