Rebajar el ruido medi¨¢tico
Los lectores escriben sobre la ¡®ley del s¨ª es s¨ª', la sororidad, la precariedad laboral que sufren los j¨®venes y hacen balance de un a?o de guerra en Ucrania
Uno de sus columnistas se ha referido, con acierto, a la perspectiva que el paso del tiempo ha dado a legislaciones que, en su momento, fueron motivo de grandes esc¨¢ndalos sociales y medi¨¢ticos (tabaco, matrimonio homosexual, etc.). Algo similar puede estar pasando ahora, amplificado por la gresca pol¨ªtica, con la ley del s¨ª es s¨ª. Las rebajas de penas y las excarcelaciones, que no eran algo buscado por esta ley, son muy lamentables y pueden causar pesar y des¨¢nimo en las v¨ªctimas. Sin embargo, adem¨¢s de desear que se logre una soluci¨®n legal r¨¢pida y consensuada, creo que convendr¨ªa rebajar el ruido medi¨¢tico y pol¨ªtico existente y valorar la situaci¨®n en su justo t¨¦rmino, que no es lo que yo ahora aprecio.
Pedro Carboneras Mart¨ªnez. Madrid
Viudas
Veo a mi madre viuda y a las compa?eras de mi madre, viudas tambi¨¦n, convertidas en ovillo prieto y pienso en la resistencia que las atraviesa. En el adi¨®s escalonado que dieron a la ¨²ltima viuda cuando decidi¨® (o lo decidieron los achaques) irse a la residencia se velaron planes y rutinas. Ahora se lo cuentan en las visitas que tienen que reservar con tiempo y se esfuerzan en trasladar a su amiga los proyectos de fuera que siguen sin ella. La senectud arrebata facultades, pero las viudas trenzan hilos de recuerdos para que la vida en la residencia no sea un lugar de retirada. Lo definitivo asusta. [Quiz¨¢s contando las cosas que un d¨ªa fueron parte de ella se difumina la distancia, aunque la comunicaci¨®n sea dif¨ªcil.
Ana Bel¨¦n P¨¦rez Villa. Soria
Harto
Estoy harto. Estoy harto porque, viniendo de una familia de clase trabajadora y habiendo conseguido una beca para realizar un intercambio en una universidad norteamericana, me he dado de bruces contra una realidad de la que a¨²n no era consciente. Estoy harto porque escucho a mis amigos, j¨®venes europeos terminando la universidad, hablar de sus aspiraciones profesionales y no soy capaz de identificarme con ellos. Estoy harto de ser mirado con sorpresa cuando digo que a¨²n no he hecho pr¨¢cticas en algo ¡°de lo m¨ªo¡±. Estoy harto de vivir en un pa¨ªs en el que las perspectivas laborales son una mierda. Estoy harto porque s¨¦ que, aunque no quiera, me tendr¨¦ que ir fuera de Espa?a para trabajar en condiciones dignas de algo que me guste. Quiz¨¢s esta carta sea interpretada como otra queja m¨¢s de un privilegiado, pero es que estoy muy harto.
Mart¨ªn Guti¨¦rrez Vega. Santander (Cantabria)
Un a?o de guerra
La guerra de Ucrania cumple este viernes un a?o. 365 d¨ªas. 8.760 horas. 525.600 minutos. 31.536.000 segundos. S¨ª, en las guerras cuentan hasta los segundos, no hay momento para la relajaci¨®n. Aparte del ¨¦xodo tan grande que ha originado con 14 millones de desplazados en este tiempo, el ej¨¦rcito ruso no ha dejado de cometer cr¨ªmenes de guerra, bien en forma de ejecuciones sumarias en las zonas ocupadas, o bien con ataques indiscriminados a objetivos no militares, desde edificios residenciales a escuelas, hospitales y otras infraestructuras. Seg¨²n Naciones Unidas, han muerto m¨¢s de 8.000 civiles y cerca de 13.000 han resultado heridos desde el inicio de la invasi¨®n.
Mario Su¨¢rez. Pilas (Sevilla)
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