El BCE debe ser rotundo
El contagio en las Bolsas europeas de la crisis bancaria de EE UU debe atajarse con contundencia y claridad
El impacto de la liquidaci¨®n del Silicon Valley Bank y las crisis de otros dos bancos estadounidenses ha llegado hasta Europa y ha provocado graves problemas en Credit Suisse, que se ha visto obligado a solicitar al banco nacional de Suiza un mensaje de confianza, as¨ª como un repentino y brusco descenso de todo el sector en las Bolsas de la eurozona. La sensaci¨®n de crisis bancaria se ha instalado en el continente y empieza a afectar sensiblemente a las cotizaciones de algunas entidades, entre ellas las m¨¢s relevantes. Sin embargo, no hay en este momento razones objetivas que abonen la sospecha de que los bancos europeos padezcan desequilibrios fundamentales, contabilidades creativas u oculten activos dudosos. As¨ª lo han asegurado las autoridades nacionales y el propio Consejo de ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la UE (Ecofin) y nada hace presumir que no sea cierto, aunque lo mismo sucedi¨® hace 15 a?os. Tras aquella crisis, Europa puso el sector financiero bajo la lupa: la banca europea est¨¢ en general bien supervisada mediante controles estrictos, que no se han relajado, a diferencia de lo sucedido en EE UU en la etapa de Trump. Los ¨ªndices de solvencia son satisfactorios, y su media es superior a lo exigido por el regulador.
La econom¨ªa que sustenta los balances de esa banca ha rehuido todas las profec¨ªas de recesi¨®n, pese a una ralentizaci¨®n temporal del ritmo de crecimiento. No hay raz¨®n objetiva para ninguna crisis, pero la evidencia hist¨®rica certifica que los terremotos financieros no necesitan grandes motivaciones objetivas: les basta el miedo, que induce a la p¨¦rdida de confianza, y esta a la reacci¨®n masiva de clientes, operadores y mercados, exagerada y en ocasiones descontrolada. Ser¨¢ dif¨ªcil que la reacci¨®n emocional de la volatilidad burs¨¢til se disuelva de forma vegetativa y con discursos apaciguadores, que a veces inquietan m¨¢s, contra lo que pretenden. Contra esa inercia, las instituciones deben actuar, y de forma urgente. No vale la excusa de que darse por enteradas de la turbulencia equivale a otorgarle p¨¢bulo y retroalimentarla. El consejo de gobierno del BCE, convocado rutinariamente para hoy, tiene una estupenda ocasi¨®n para enfriar la situaci¨®n y disipar el temor de muchos y el p¨¢nico de algunos.
Deber¨ªa considerar primero la congelaci¨®n temporal (o, en su caso, una modulaci¨®n significativa) de su senda de alzas de tipos de inter¨¦s. Primero porque pueden empeorar el marco de la actividad econ¨®mica, pero tambi¨¦n porque el imperativo de los bancos centrales consiste en afrontar los episodios de inflaci¨®n subiendo tipos... hasta que algo se rompe. Nada esencial se ha roto, pero el ruido es de tal calibre que conviene recurrir al sosiego prudente para calibrarlo y decidir en consecuencia. En nada perjudica a la credibilidad del emisor aplazar unas semanas alguna de las decisiones previstas.
Tambi¨¦n el BCE, responsable ¨²ltimo de la supervisi¨®n y la resoluci¨®n de bancos, deber¨ªa recordar con contundencia que sus programas LTRO de liquidez bancaria siguen vigentes, y que puede aumentar su dotaci¨®n con solo presionar una tecla. Conviene que deje claro que ning¨²n banco sano sufrir¨¢ la artificiosa emboscada de esta falsa crisis de liquidez. Y ser¨ªa oportuno tambi¨¦n reparar en que su Instrumento de Protecci¨®n de la Transmisi¨®n (de la pol¨ªtica monetaria) a las deudas p¨²blicas, que est¨¢ por estrenar, siempre puede utilizarse: tan preocupante ser¨ªa perder alg¨²n banco por falta de liquidez como un calentamiento de las primas de riesgo de la deuda p¨²blica de los socios del euro.
Con eso no se agota el arsenal disponible. Tambi¨¦n el Eurogrupo y el Ecofin se podr¨ªan autoconvocar de urgencia para acelerar la siempre aplazada creaci¨®n del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos comunitario. El anuncio de todas estas medidas, y otras que puedan contemplarse, tiene una finalidad com¨²n: restablecer la confianza. En realidad, eso es lo ¨²nico que ha empezado a resquebrajarse. Pero cuando hablamos de dinero, eso es precisamente lo esencial. Queda por ver si el contagio europeo se consolida, en parte por el p¨¢nico, si hay agujeros, o si parte de los problemas son una simple recogida de los beneficios. Pero hasta que eso quede claro hay que actuar.
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