Fin de ciclo
S¨¢nchez no puede afrontar el nuevo periodo electoral habiendo perdido la iniciativa, y solo tiene tiempo y munici¨®n para introducir una ¨²nica sorpresa: una crisis de gobierno a fondo
Hemos entrado en los minutos basura de esta legislatura incalificable. Despu¨¦s de una pandemia, su consabida crisis econ¨®mica, un volc¨¢n, una inesperada guerra en Europa, el retorno de la inflaci¨®n desatada y bajo los nubarrones de una posible crisis financiera. La ¡°nueva normalidad¡± era esto, la no-normalidad, la imposibilidad de imaginar tiempos no convulsos, la incertidumbre como modo de vida. Si se fijan, todo an¨¢lisis queda as¨ª sujeto a sospecha. Siempre es especulativo ¨D?bienvenidos a la sociedad de la imprevisibilidad!¨D. La ¨²nica ventaja que tenemos los analistas de la pol¨ªtica es que nuestro objeto siempre ha sido contingente, mutante, abierto a lo imprevisto. En otras palabras, que sabemos nadar mejor que otros en aguas turbias y borrascosas. Y, sin embargo, confieso que no tengo nada claro qu¨¦ es lo que nos espera en los pr¨®ximos meses hasta las pr¨®ximas Elecciones Generales.
Lo que s¨ª ofrece pocas dudas es que la legislatura est¨¢ agotada y nuestros actores pol¨ªticos exhaustos. Despu¨¦s de la sorprendente moci¨®n de censura de esta semana nos encaminaremos ya directos al nuevo ciclo electoral. La mayor inc¨®gnita en los pr¨®ximos meses se ubica en el espacio a la izquierda del PSOE, que ser¨¢ tambi¨¦n donde cabe esperar las mayores sorpresas. Es muy posible que las muchas sobreactuaciones de Podemos a lo largo de estos dos ¨²ltimos meses tengan m¨¢s que ver con su pretensi¨®n por maniatar a Yolanda D¨ªaz y sujetarla a sus designios que con el impulso por diferenciarse de la otra parte del Gobierno. Las declaraciones de la ministra de Trabajo del jueves pasado se?alando que ¡°la pol¨ªtica no va de ruidos ni presiones¡± lo dicen todo. Lo que est¨¢ en el aire, sin embargo, es cu¨¢les sean sus posibilidades efectivas de resistencia, o si encontrar¨¢ alg¨²n auxilio en los socialistas.
Con todo, la gran diferencia entre D¨ªaz y los socialistas, por un lado, y UP, por otro, es que los primeros porf¨ªan por mostrar perfil de gobierno; a los segundos se les ha puesto cara de M¨¦lenchon, se reflejan en el espejo de la resistencia francesa al presidente franc¨¦s. Tal parece como si anhelaran volver a la oposici¨®n; a la de verdad, no solo a la de dentro de la coalici¨®n. Ya han demostrado que eso de la pol¨ªtica como administraci¨®n no es lo suyo, e Iglesias se dio cuenta antes que nadie. El caso es que S¨¢nchez no puede afrontar el nuevo ciclo electoral habiendo perdido la iniciativa, y solo tiene tiempo y munici¨®n para introducir una ¨²nica sorpresa: una crisis de gobierno a fondo. C¨®mo lo haga y a qui¨¦nes vaya a afectar es una inc¨®gnita. O cu¨¢les vayan a ser sus beneficios inmediatos ¨Den el banquillo del PSOE no parecen abundar nombres que introduzcan una verdadera diferencia¨D. Pero es su ¨²nico medio para resetear el ruido a su favor, para no sucumbir a las maniobras de Podemos o del sector m¨¢s d¨ªscolo de sus apoyos parlamentarios, si es que sigue contando con ellos.
Mientras tanto, la derecha de Feij¨®o sigue sumida en la espera flem¨¢tica. Como ya es tradicional en nuestra pol¨ªtica democr¨¢tica, quienes acceden al poder lo hacen m¨¢s por los dem¨¦ritos de quien lo ostentaba que por la ilusi¨®n que provoca la expectativa del cambio. M¨¢s que elegir se elimina. Despu¨¦s de la experiencia de Casado, la consigna en el PP debe ser evitar toda sobreactuaci¨®n, para eso est¨¢ Vox. Pero en alg¨²n momento tendr¨¢n que mostrar la patita, ofrecer alguna raz¨®n s¨®lida para que pensemos que el cambio merece la pena. Sobre todo si todav¨ªa no acaban de salirles los n¨²meros. ?Alguien se atreve a apostar d¨®nde estaremos a finales de a?o?
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