Trolear al Parlamento
La moci¨®n fracasada sirve al exhibicionismo de Vox, refuerza al Gobierno y diluye al PP en la incomparecencia
El espect¨¢culo de la moci¨®n de censura de Vox termin¨® ayer con su rotunda derrota por 201 votos en contra (y la abstenci¨®n de los diputados del PP), una forzada foto de la formaci¨®n de ultraderecha junto al candidato y un sabor amargo tras la mezcla de displicencia y ocurrencias de sobremesa que despleg¨® Ram¨®n Tamames en el tramo final del debate, trasladando a la C¨¢mara el tono de una charleta de caf¨¦. Sus declaraciones asumiendo el relato ultra del origen de la guerra en 1934 y no en su aut¨¦ntico origen, la sublevaci¨®n franquista de 1936, su tr¨¦mula invocaci¨®n a Isabel la Cat¨®lica como reina con mucho mando y presunto ejemplo feminista por contraste con el presente o su ofensivo diagn¨®stico sobre la existencia hoy de m¨¢s violaciones que nunca fueron un grotesco colof¨®n que no merec¨ªa el Congreso y menos todav¨ªa la sociedad espa?ola.
Los proponentes del candidato quiz¨¢ no lo compartan, pero el profesor y exdiputado Ram¨®n Tamames s¨ª conoce, o conoci¨® en alg¨²n momento de su vida, la relevancia de la pol¨ªtica institucional y la fragilidad de los sistemas democr¨¢ticos cuando se ven erosionados por operaciones que aprovechan retorcidamente sus mecanismos legales. Eso es lo que ha sucedido durante dos d¨ªas en el Parlamento, y eso forma parte del veneno m¨¢s nocivo de la ultraderecha europea cuando accede al poder o intenta hacerlo y se ve blanqueada por acci¨®n (la de Tamames) u omisi¨®n (la del PP). La protecci¨®n de las instituciones es la protecci¨®n misma de la democracia, y es material altamente sensible: muy dif¨ªcil de fabricar y muy f¨¢cil de arruinar. Esta moci¨®n ha llegado cargada de antipol¨ªtica, y esa es la peor munici¨®n contra las democracias: reducir la complejidad de los problemas a soluciones expeditivas y sencillas, sin necesidad de dedicar largos periodos de tiempo y reflexi¨®n al an¨¢lisis, la discusi¨®n y finalmente la negociaci¨®n. Subi¨® a la tribuna ¡ªo habl¨® desde los esca?os de Vox¡ª una versi¨®n actual del arbitrismo del siglo XVIII, con soluciones r¨¢pidas y f¨¢ciles para todos los males.
En ese contexto resulta a¨²n m¨¢s inexplicable la equivocada profilaxis del PP al mantener la abstenci¨®n en lugar de un voto contrario a la moci¨®n. La derrota de Vox ha arrastrado un fracaso algo menos previsible y m¨¢s grave: el PP ha desaprovechado la oportunidad de esgrimir un programa de gobierno que visualice su alternativa en pol¨ªtica econ¨®mica, social, de g¨¦nero o de empleo. La ausencia deliberada de Alberto N¨²?ez Feij¨®o en el Congreso y su silencio estos dos d¨ªas no sirvi¨® ni para elevar la estatura p¨²blica del liderazgo del principal partido de la oposici¨®n ni para revalidar su presumida moderaci¨®n ante la jerigonza ultraderechista que exhibi¨® el l¨ªder de Vox. El objetivo real de la moci¨®n fue someter al PP a una encerrona de la que no escap¨® Cuca Gamarra al dejar sin respuesta la oferta de pacto de Abascal ¡°para ofrecer a los espa?oles una alternativa s¨®lida¡±, seg¨²n dijo. Pero calificar de ¡°cainita¡± al Gobierno de coalici¨®n, como hizo Cuca Gamarra, encaja parad¨®jicamente a la perfecci¨®n en el nutrido repertorio de insultos que la ultraderecha dedica a S¨¢nchez.
El Gobierno ha salido indudablemente reforzado de los debates. Y est¨¢ por ver si la moci¨®n le ha salido del todo mal a Vox. En el transcurso de los dos d¨ªas, el PP ha diluido su car¨¢cter institucional en el Congreso sin que compareciese un proyecto de Estado capaz de competir contra la extrema derecha (y su minuciosa labor de zapa democr¨¢tica que opera a diario) y contra el mismo Gobierno de coalici¨®n.
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