Moci¨®n de censura por bloques
La gobernabilidad del pa¨ªs estar¨¢ condicionada por si es la plataforma de izquierda o Vox la que ocupa la tercera plaza en el pr¨®ximo Congreso
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Una moci¨®n de censura en Espa?a tiene dos patas. La primera es la censura al Gobierno en s¨ª misma. Sin l¨ªmite de tiempo, un candidato puede volver este instrumento un debate de pol¨ªtica general para contraponer su proyecto de pa¨ªs con el del Ejecutivo. Felipe Gonz¨¢lez, Antonio Hern¨¢ndez Mancha, Pablo Iglesias y Santiago Abascal, con ¨¦xito dispar, lo han usado en ese sentido. La segunda pata es la construcci¨®n de una mayor¨ªa alternativa de gobierno, lograr los apoyos parlamentarios para investir un nuevo presidente. Este es el culmen del Congreso pidiendo responsabilidades al Ejecutivo y hasta hoy solo Pedro S¨¢nchez ha tenido ¨¦xito.
Es importante separar estas dos dimensiones porque, aunque un partido sepa de antemano que ser¨¢ derrotado, recurrir a este instrumento puede tener sentido pol¨ªtico. La moci¨®n de Vox, anunciada en diciembre del a?o pasado, ten¨ªa dos objetivos. De un lado, recuperar la visibilidad perdida tras las elecciones de Andaluc¨ªa y la llegada de un Feij¨®o m¨¢s competitivo a la pol¨ªtica nacional. Del otro, tentar a un independiente cercano a la derecha que pudiera hacer una cr¨ªtica transversal al actual Gobierno y, de paso, incomodar a un PP que tuviera que votar con ellos, certificando as¨ª la pol¨ªtica de alianzas que se viene.
Visto el casting previo y el desarrollo del talent show de la propia sesi¨®n parlamentaria, el r¨¦dito de esta operaci¨®n para Vox es m¨¢s que dudoso. Moci¨®n propiamente dicha, aunque sea destructiva, solo la hemos tenido en la confrontaci¨®n entre S¨¢nchez y Abascal. Despu¨¦s de todo, Ram¨®n Tamames no se representaba sino a s¨ª mismo. M¨¢s a¨²n, la deslavazada r¨¦plica a los grupos del candidato y que no haya parado de quejarse por los tiempos ha denotado que Ram¨®n Tamames ven¨ªa a conferenciar, no a debatir, al estilo de esos catedr¨¢ticos que sientan doctrina con los mismos apuntes de todos los a?os.
El PP de Feij¨®o, en cabeza en los sondeos, ha sido el ausente adversario y hoy se ha vuelto a ver con la intervenci¨®n de Cuca Gamarra. Vox, critic¨¢ndolo por su tibieza; la izquierda por ser la mano que mece la cuna de esta performance. No olvidemos que la batalla electoral que se viene en meses va a depender no solo de movilizar a los propios (seg¨²n 40dB., la izquierda lo est¨¢ unos 10 puntos menos que la derecha), sino tambi¨¦n de cerrar los flujos entre bloques (hoy las fugas del PSOE al PP son un 6,2%). Todos los discursos que veamos en adelante deber¨¢n leerse en esta doble clave.
Dec¨ªa Robert Sollow que cuando alguien se sienta a tu lado y te dice que es Napole¨®n, la ¨²ltima cosa que hay que hacer es discutir con ¨¦l sobre estrategia militar. El Gobierno no ha seguido este principio porque sab¨ªa que tomarse en serio la moci¨®n le resultar¨ªa ventajoso. El Ejecutivo gana ox¨ªgeno, al menos a corto, al cambiar la agenda, adem¨¢s de la imagen de que sigue teniendo una mayor¨ªa en el Congreso. Mientras, contin¨²a incidiendo en que Feij¨®o trae a Vox debajo del brazo para intentar empujarlo hacia el extremo del tablero.
Pero la l¨®gica de bloques tambi¨¦n la ha hecho el Gobierno hacia adentro. La izquierda se ha esforzado en recalcar que el t¨¢ndem es Pedro S¨¢nchez-Yolanda D¨ªaz, en especial con esta ¨²ltima reivindicando los logros de la coalici¨®n gubernamental. Esto no es irrelevante a pocos d¨ªas de que se lance Sumar y conocidas sus tensiones con el ala de Podemos. Despu¨¦s de todo, la gobernabilidad del pa¨ªs estar¨¢ condicionada por si es la plataforma de izquierda o Vox la que ocupe la tercera plaza en el pr¨®ximo Congreso de los Diputados.
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