El Ausente
La evaporaci¨®n de Feij¨®o cuando el debate de la ¨²ltima moci¨®n de censura se amalgama con sus cr¨ªticas a distancia, que no pueden replicarse en directo, en vivo y en persona
Igual algunos lectores j¨®venes no saben a qui¨¦n se apod¨® ¡°el Ausente¡± en la historia reciente. Fue a Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, l¨ªder de Falange, asesinado en la c¨¢rcel republicana de Alicante, el 20 de noviembre de 1936. Y a quien el Caudillo no quiso canjear. Sus segundones, como Ram¨®n Serrano Sunyer (disfraz¨® como S¨²?er el apellido catal¨¢n de su madre, Carmen Sunyer Font de Mora, de Gandesa), el ingenuo Manuel Hedilla o el enriquecido Raimundo Fern¨¢ndez Cuesta intentaban medrar con su desaparici¨®n.
Sobornado este, el dictador liquid¨® el caso en su favor. Y consagr¨® la Ausencia para invertirla. Como ¡°?presentes!¡± ensalz¨® a los ¡°ca¨ªdos por Dios y por la patria¡±: los de media Espa?a. Y adopt¨® el uniforme y el brazo en alto fascista del joven ultra.
Aunque en sentido ideol¨®gico muy distinto, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, con sus desapariciones en instantes clave, va camino de convertirse en nuestro segundo gran Ausente. Por causa diferente. La de Primo fue, por desgracia, insoslayable. Las suyas son voluntarias. Obedecen a la conocida y c¨ªnica expresi¨®n ¡°presencia o ausencia, seg¨²n la conveniencia¡±. No la conveniencia de los ciudadanos, que reclaman definiciones n¨ªtidas, sino la propia.
La evaporaci¨®n del segundo Ausente cuando el debate de la ¨²ltima moci¨®n de censura se amalgama con sus cr¨ªticas a distancia, que no pueden replicarse en directo, en vivo y en persona: desde el exterior (Bruselas) o cuando el gobernante est¨¢ fuera (junto al jefe del Estado, en la cumbre Iberoamericana).
La ausencia es el grado superlativo de la abstenci¨®n, que no es ecuanimidad. Sino equidistancia falsa: la Biblia consagra su m¨¢xima perfidia en el prefecto de Judea, Poncio Pilato. Este entreg¨® a los fan¨¢ticos, y a la cruz, a Cristo, espetando ecce homo (aqu¨ª est¨¢ el hombre). Tras pedir: ¡°A qui¨¦n quer¨¦is que suelte, a Jes¨²s o a Barrab¨¢s [un delincuente]?¡± (Mateo 27, 15-26). Les satisfizo. Ecualizar a falangistas de Vox con gobernantes dem¨®cratas se erige as¨ª en barrabasada. El corrupto Espinosa, clamando conciliaci¨®n, se hart¨® de ensalzar a la ¨¦lite franquista de los cuarenta: la de su ascendiente, el general nazi embajador del Caudillo en Berl¨ªn, y su criado en el encuentro con Hitler en Hendaya. Al Ausente, estas instructivas historias le sonar¨¢n a chino. No en vano alaba ¡°el inter¨¦s por la sostenibilidad de las pensiones¡± de Macron (por subir la edad de jubilaci¨®n de los 62 a los 64 a?os), contra el ¡°parche¡± de la reforma socialista. ?Desmemoria? Aqu¨ª, quien lo hizo ?hace 12 a?os, en julio de 2011!, fue el Gobierno socialista de Zapatero: de 65 a 67 a?os. El PP vot¨® en contra. El Ausente presid¨ªa la Xunta de Galicia. Ni Pilatos.
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