Un amigo ¡®progre¡¯ se ha hecho Guardia Civil
La izquierda tiene la tarea pendiente de concienciar sobre que la fiscalizaci¨®n policial no implica desconfianza, desprestigio, o quitarles herramientas a los cuerpos para hacer su trabajo
Un amigo ¡®progre¡¯ se ha metido a Guardia Civil, as¨ª que cuando salimos a tomar algo hace un par de semanas, fue imposible esquivar la curiosidad por su decisi¨®n. El grupo se sorprendi¨® porque alguien con pendiente en la oreja y maestro de profesi¨®n se pasara al bando de quienes sofocaron sus protestas callejeras de juventud. Cierta izquierda a¨²n no siente como suyas las fuerzas de seguridad: v¨¦ase la frustraci¨®n por la no derogaci¨®n de la ley mordaza.
Y lo primero fue conocer los motivos del chaval. ¡°Quer¨ªa aportar mis valores progresistas y pedag¨®gicos a la funci¨®n del orden¡±, nos desliz¨® reci¨¦n llegado de la academia de Baeza. Cree que al tribunal quiz¨¢s le caus¨® simpat¨ªa su perfil interesado en la cultura, los idiomas o viajar ¡ªaunque no se pregunt¨® por su ideolog¨ªa, claro est¨¢¡ª.
As¨ª que ese testimonio pas¨® ante mis ojos como una met¨¢fora: muchos amigos progres se lamentan a menudo de que los cuerpos policiales no hayan dejado de percibirse como ¡°patrimonio¡± de la derecha en el imaginario popular. Le afean a la izquierda cl¨¢sica que no haya logrado revertir ese relato tras 40 a?os de democracia. Y esos marcos mentales pasan factura cuando al progresismo le toca revertir ciertas leyes.
Por eso, la frustrada reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana no sorprendi¨®, pese a la enorme desaz¨®n provocada. Desde el inicio de los trabajos, cobr¨® demasiada fuerza el mantra esparcido por la derecha y ciertos sindicatos policiales sobre que el Gobierno quer¨ªa ¡°desproteger a los cuerpos¡±. Y ello es delicado en un pa¨ªs donde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son de las instituciones m¨¢s valoradas, seg¨²n un estudio del CIS de 2017.
El problema es que la izquierda tampoco se esmera en que cale su idea de una seguridad vinculada a las libertades p¨²blicas. El progresismo tiene la tarea pendiente de concienciar sobre que la fiscalizaci¨®n policial no implica desconfianza, desprestigio, o quitarles herramientas a los cuerpos para hacer su trabajo. En ausencia de un relato s¨®lido, de un af¨¢n pedag¨®gico sobre derechos humanos y autoridad, los complejos se acabar¨¢n imponiendo, llevando al traste las reformas que siguen pendientes.
El PSOE seguir¨¢ cargando con el temor a que las modificaciones en materia de orden se lean como ¡°desprotecci¨®n¡± de los cuerpos: no es lo mismo hacerle oposici¨®n a Mariano Rajoy que ser la izquierda de Estado en el Gobierno. Podemos continuar¨¢ tirando de su socio a medio camino entre el posibilismo, y el intento de contentar a esa parte de su base electoral que ve la polic¨ªa como una instituci¨®n ¡°represora¡±. El voto de ERC y Bildu permanecer¨¢ decisivo, con capacidad de tumbar reformas que no consideren de calado.
Aunque cualquier terreno cedido solo podr¨¢ que fomentar el imaginario conservador en el debate p¨²blico. Ejemplo fue la pol¨¦mica en redes cuando la cuenta de Twitter de la Guardia Civil colg¨® su logo con la bandera LGTBI. Como hija del cuerpo pens¨¦ que reivindicar la libertad de esos ciudadanos identificar¨ªa a mi padre y a cualquier agente, al margen de ninguna consideraci¨®n ideol¨®gica. En cambio, la foto final fue la de esa ultraderecha a quien le gusta adue?arse de los marcos mentales, y puso el grito en el cielo, obviando que tambi¨¦n hay homosexuales en esas instituciones ¡ªmi amigo tiene varias compa?eras lesbianas¡ª.
Dice Santiago Alba Rico en estas p¨¢ginas que tiene miedo a la Polic¨ªa: me pregunto por qu¨¦ yo no. Tal vez porque me he criado en un cuartel, y creo en la pluralidad humana que existe tras los uniformes, aunque no haya sufrido a los grises, ni jam¨¢s haya tenido a un antidisturbios delante. O quiz¨¢s porque de los cuerpos jam¨¢s se subrayan sus valores: el orden, la ley, s¨ª, pero tambi¨¦n la disciplina o el compromiso social. Ah¨ª est¨¢ el guardia civil de tr¨¢fico enterrado en Asturias, h¨¦roe que salv¨® a varios j¨®venes ciclistas de ser atropellados.
El miedo es tambi¨¦n una forma de renuncia a conquistar cualquier espacio en la opini¨®n p¨²blica, al considerarlo ajeno. Urge reivindicar a cada amigo guardia civil o polic¨ªa progre, concienciado ante la pobreza, los desahucios o la importancia de una seguridad democr¨¢tica. Es el primer paso para que el progresismo extienda su marco de libertad y derechos humanos en las cuestiones de orden, tal que dejen de ganar terreno las pulsiones de ultraderecha en medio del clima de polarizaci¨®n. Ah¨ª seguir¨¢ la ley mordaza vigente para reflexionarlo.
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