Lo que permitimos a la ultraderecha

No identificamos bien lo que es, pero s¨ª a qui¨¦nes odia: Giorgia Meloni sabe por d¨®nde tiene que avanzar en su ofensiva reaccionaria. Sus cambios en los capitanes en empresas estrat¨¦gicas, como el primer ejecutivo de Enel, no parecen haber agitado demasiado el barco. Tampoco el ajuste fiscal que planea su Gobierno incomoda mucho a la Comisi¨®n Europea, as¨ª que el verdadero golpe de efecto lo da en aquello que le consiente Europa: usar el estado de emergencia para agilizar la expulsi¨®n de personas. El instrumento que nos protegi¨® de la covid es, ante el incremento de la movilidad global tras la pandemia, un arma eficaz contra los migrantes. La deshumanizaci¨®n de esta pol¨ªtica se ve en c¨®mo aceptamos la brutalidad ret¨®rica de la palabra ¡°expulsi¨®n¡±, aplicada a los supuestos invasores que amenazan la idea de una civilizaci¨®n entendida desde una pureza blanca y cristiana. As¨ª justificamos una decisi¨®n extrema que legitima una medida de excepci¨®n, y se aplica nada menos que a la cuesti¨®n migratoria. El Estado ejerce su violencia y despliega un poder que proyecta la causa de una agresi¨®n imaginaria: la realidad es que la ONU describe el primer trimestre de 2023 como el periodo m¨¢s mort¨ªfero en el Mediterr¨¢neo desde 2017.

Los muros se levantan para crear identidad, hacia dentro y hacia fuera. Aplicar a personas lo que se utiliza para cat¨¢strofes naturales no s¨®lo responde a la perversa necesidad de enviarlas de regreso m¨¢s r¨¢pidamente; forma parte de una pieza teatral que transforma deliberadamente la frontera en un lugar gradualmente m¨¢s violento. Vean el incremento de los controles de vigilancia y la conversi¨®n de la est¨¦tica de las ciudades fronterizas en campos de concentraci¨®n. Meloni replica la ¡°Francia para los franceses¡± de Le Pen, el ¡°Tomar de nuevo el control¡± del Brexit, ¡°Nuestra cultura, nuestro hogar, nuestra Alemania¡± de la AfD o la ¡°Europa blanca/Polonia pura¡± del PiS. La realidad es m¨¢s inc¨®moda: la ultraderecha maniobra all¨¢ donde la dejamos. De hecho, la ret¨®rica antiinmigraci¨®n es ya m¨¢s dura en todos los Estados de la Uni¨®n, desde la socialdemocracia de Dinamarca hasta Austria y Pa¨ªses Bajos, pasando por las fuerzas conservadoras y de ultraderecha que acaban de ganar las elecciones en Finlandia. A esa din¨¢mica pertenece tambi¨¦n la escandalosa violencia desplegada por la gendarmer¨ªa marroqu¨ª para bloquear el cruce en la valla de Melilla el a?o pasado, que mereci¨® aquel ¡°Bien resuelto¡± del Presidente S¨¢nchez.

Las migraciones son otro de esos tr¨¢gicos desaf¨ªos que se acumulan. El mundo parece cada vez m¨¢s inasible en un contexto de tensiones internacionales no solo marcadas por la guerra de Ucrania. Ah¨ª est¨¢n el envejecimiento mundial, la regionalizaci¨®n del comercio internacional, la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa global, la emergencia clim¨¢tica que nos asusta (y paraliza) casi tanto como la estabilizaci¨®n de la econom¨ªa china. Meloni simboliza el repliegue de unas sociedades que parecen pedir seguridad porque se las incita a ello desde los viejos c¨®digos, cargados de la misma falsedad que esos mitos nacionales que los aspirantes a caudillos prometen proteger y restaurar.