Del cerrojo a la palanca
Entre la improvisaci¨®n y la planificaci¨®n, la Uni¨®n a¨²n no ha encontrado su m¨¦todo. Para hacer la transici¨®n, ser¨¢ necesario construir una nueva comunidad en torno a un grupo de Estados pioneros que impulsen la gran transformaci¨®n ecol¨®gica y social de Europa
El proyecto de reforma de pensiones y las fuertes movilizaciones en su contra que han surgido desde hace varios meses han aparecido, para muchos, como un nuevo episodio de la eterna ¡°excepci¨®n francesa¡±. Error: confirman, por el contrario, que la batalla pol¨ªtica y social para salir de la crisis pand¨¦mica y volver a la ¡°normalidad austera¡± est¨¢ en marcha en Europa. Al volver a la obsesi¨®n param¨¦trica de un aplazamiento de la edad de jubil...
El proyecto de reforma de pensiones y las fuertes movilizaciones en su contra que han surgido desde hace varios meses han aparecido, para muchos, como un nuevo episodio de la eterna ¡°excepci¨®n francesa¡±. Error: confirman, por el contrario, que la batalla pol¨ªtica y social para salir de la crisis pand¨¦mica y volver a la ¡°normalidad austera¡± est¨¢ en marcha en Europa. Al volver a la obsesi¨®n param¨¦trica de un aplazamiento de la edad de jubilaci¨®n y a la ¨²nica ant¨ªfona financiera de equilibrar el presupuesto del sistema, en realidad, la inmensidad de las necesidades colectivas insatisfechas y la urgencia de un nuevo pacto social y ecol¨®gico es lo que se est¨¢ ocultando por completo. Las crisis de la ¨²ltima d¨¦cada han demostrado que las mismas pol¨ªticas aplicadas por los gobiernos nacionales y la propia Uni¨®n Europea han contribuido al desmantelamiento de los sistemas sanitarios, de los servicios p¨²blicos, del Estado social, del medio ambiente y de la soberan¨ªa en toda Europa.
Sin embargo, estas crisis europeas est¨¢n creando una situaci¨®n sin precedentes, un impulso pol¨ªtico crucial, del que las elecciones europeas del pr¨®ximo a?o ser¨¢n un resultado esencial. En efecto, la sociedad civil y las fuerzas pol¨ªticas progresistas conseguir¨¢n aprovechar las lagunas abiertas en el ¡°consenso de Maastricht¡± para reorientar a la Uni¨®n Europea hacia una transici¨®n clim¨¢tica justa y democr¨¢tica o, por el contrario, las fuerzas conservadoras lograr¨¢n reanudar las pol¨ªticas desreguladoras y de austeridad y agravar¨¢n las actuales desigualdades ecol¨®gicas y sociales y las tensiones democr¨¢ticas. A pesar de la comunicaci¨®n, la tecnocracia europea, aliada, ahora, con las consultoras y que toma prestadas las herramientas de gesti¨®n cortoplacista, no est¨¢ a la altura de este impulso. Las promesas de una nueva planificaci¨®n, preconizadas por una Administraci¨®n proempresarial, no iniciar¨¢n el giro de 180 grados que exige la crisis clim¨¢tica. Por lo tanto, es hora de recuperar la mano democr¨¢tica sobre este ¡°consenso de Maastricht¡±.
Al abogar por un presupuesto europeo real y sostenible para la transici¨®n clim¨¢tica y social, un impuesto europeo sobre la riqueza, un impuesto sobre los beneficios de las multinacionales y una democratizaci¨®n de la Uni¨®n, este manifiesto pretende federar las fuerzas del progreso en torno a una perspectiva pol¨ªtica transnacional e imponer una agenda ecol¨®gica, social y democr¨¢tica en la pr¨®xima legislatura europea (2024-2029).
La acumulaci¨®n de crisis sanitarias, clim¨¢ticas y geopol¨ªticas ha obligado a la Uni¨®n Europea, en los ¨²ltimos tres a?os, a desarrollar medidas anticrisis urgentes y sin precedentes para abrir brechas en el ¡°consenso de Maastricht¡±:
Un pr¨¦stamo com¨²n ha demostrado, por primera vez en la historia, lo que puede prometer la solidaridad europea. Un plan de recuperaci¨®n de 750.000 millones de euros (NextGenerationEU) le ha devuelto la capacidad de acci¨®n a una Europa que llevaba demasiado tiempo encerrada en la austeridad; debemos luchar para que sea permanente, para que aumente su cuant¨ªa, para que se reoriente de forma seria y sistem¨¢tica hacia la lucha contra el cambio clim¨¢tico y para que todo este gasto se someta a un control democr¨¢tico mediante una transparencia radical.
El Pacto de Estabilidad, ley neoliberal europea que pesaba sobre las pol¨ªticas presupuestarias de los Estados miembros, ha quedado en suspenso y se abri¨® un debate sobre su revisi¨®n con el objetivo de devolverles margen de maniobra a los Estados e integrar en ¨¦l objetivos medioambientales y sociales; las inversiones sociales y medioambientales europeas deben salir de los balances presupuestarios contables.
El Semestre Europeo, dispositivo central del Pacto que, desde hace 10 a?os, les impone una ¡°condicionalidad¡± a los Estados miembros y limita su margen de maniobra pol¨ªtica, tambi¨¦n fue objeto de debate: los eurodiputados defendieron una cuantificaci¨®n diferente del gasto europeo en materia de salud, educativa, social y cultural. El Semestre Europeo podr¨ªa convertirse, as¨ª, en un instrumento social de pleno derecho, con indicadores relacionados con la aplicaci¨®n de los principios de la base europea de derechos sociales, con la calidad del empleo, con la convergencia social, con la igualdad de oportunidades, con la protecci¨®n social, con la educaci¨®n y con la inversi¨®n en la infancia y la juventud.
La sacrosanta y destructiva pol¨ªtica de competencia europea fue descartada y cuestionada por primera vez en 40 a?os. La crisis ha demostrado que las ayudas estatales y el dinero p¨²blico son necesarios para la supervivencia del tejido econ¨®mico. Los nuevos ¡°proyectos importantes de inter¨¦s com¨²n europeo¡±, que, ahora, permiten subvencionar todo tipo de grandes proyectos innovadores, validan un punto de inflexi¨®n. Cuando los ¡°fallos del mercado¡± y los retos sociales requieren financiaci¨®n p¨²blica, una nueva capacidad de intervenci¨®n debe satisfacer la exigencia. Hay que sistematizarlos e imponer opciones audaces, cosa que s¨®lo los poderes p¨²blicos pueden asumir.
Se cre¨® un mecanismo de seguro de desempleo (SURE), en forma de pr¨¦stamo social europeo garantizado por todos los Estados miembros, que sienta las bases de un sistema europeo de Seguridad Social y muestra el camino hacia pol¨ªticas sociales ambiciosas, cuando los Estados son los ¨²nicos que se empe?an en desbaratarlas a nivel interno. Tambi¨¦n, en este caso, han surgido, a ra¨ªz de la crisis, soluciones in¨¦ditas, antes condenadas por la TINA (siglas en ingl¨¦s de There is no alternative, no hay alternativa, como expresi¨®n del liberalismo de Margaret Thatcher): estas medidas abren la brecha hacia una Europa social protectora y ambiciosa y hacia el establecimiento de una aut¨¦ntica ¡°garant¨ªa europea de empleo¡±.
La guerra en Ucrania ha evidenciado lo absurdo de nuestras redes de suministro energ¨¦tico y el plan europeo Repower EU trata de reconducirlas urgentemente. Hay unanimidad en cuanto a que, ahora, hay margen para financiar masivamente energ¨ªas limpias y renovables, por razones medioambientales, por supuesto, pero tambi¨¦n para recuperar nuestra soberan¨ªa y sacarnos de la dependencia estrat¨¦gica de Rusia y de todas las autocracias productoras de combustibles f¨®siles.
Hay que volver a poner en la agenda el Nuevo Pacto Verde que se lanz¨® en 2019, aunque se haya visto socavado por la crisis de la covid y por la guerra en Ucrania: en la agricultura, en la industria europea, en el transporte¡ En manos de la agroindustria, de las multinacionales y de las finanzas greenbash (negacionistas clim¨¢ticos) no ser¨¢ posible alcanzar el objetivo de neutralidad en carbono en 2050. La Agencia Europea de Medio Ambiente ya advierte que la Uni¨®n tendr¨¢ dificultades para cumplir sus compromisos de reducci¨®n del 55% de gases de efecto invernadero para 2030.
Estas medidas anticrisis, por muy interesantes que sean, no son permanentes ni sistem¨¢ticas ni est¨¢n asociadas con un control democr¨¢tico a profundidad. Se las han arrancado a los gobiernos de los Estados miembros en medio de tormentas y temores, pero con la condici¨®n de que sean unos one shot, respuestas puntuales y temporales ante la crisis. Sin duda, sientan precedentes al abrir el abanico de posibilidades, pero est¨¢n lejos de estar a la altura del desaf¨ªo. Su volumen no deja de ser limitado. El plan de recuperaci¨®n estadounidense inclu¨ªa 1,9 billones de d¨®lares: el 10% del PIB estadounidense. Para Francia, las ayudas europeas s¨®lo representan el 1,6% de su PIB en cuatro o cinco a?os; para Alemania, el 0,8%; para Espa?a e Italia, los mayores beneficiarios, alcanzan el 5,6% y el 3,8% del PIB en cinco a?os.
Para salir de este excepcionalismo y de las puertas cerradas de las burocracias europeas, la Uni¨®n Europea debe dotarse de un presupuesto real. Para ello, debe renovar sus instituciones democr¨¢ticas. No taxation without representation (no a los impuestos sin representaci¨®n).
A la par del Parlamento Europeo, debe crearse una Asamblea Europea de Parlamentos nacionales. Pues solo la alianza de los parlamentarios europeos y nacionales puede arrancar la solidaridad europea de los caprichos de las poderosas burocracias nacionales. Solo esta alianza parlamentaria puede anclar la democracia europea en todas las fuerzas sociales y pol¨ªticas, partidos pol¨ªticos, sindicatos, autoridades locales y regionales, ONG y asociaciones, nacionales y europeas, que componen la sociedad europea. El Parlamento Europeo ha demostrado, en m¨²ltiples ocasiones, que no es capaz de hacerlo frente a la legitimidad del Ejecutivo, ?como tampoco lo son los Parlamentos nacionales, confinados en sus espacios pol¨ªticos nacionales!
Solo esta alianza entre el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales ser¨¢ capaz de establecer nuevos recursos propios. Debe establecer un impuesto serio sobre los beneficios de las multinacionales, basado en los trabajos de la OCDE. Tambi¨¦n, debe establecer un impuesto europeo progresivo sobre las grandes fortunas, es decir, los patrimonios superiores a dos millones de euros, lo que aportar¨ªa entre el 1% y el 1,5% del PIB europeo (con tipos marginales relativamente modestos, que oscilar¨ªan entre el 0,5% y el 3% del patrimonio neto de las personas f¨ªsicas). Ello permitir¨ªa financiar un plan permanente de transici¨®n ecol¨®gica y social.
Se necesita un nuevo m¨¦todo para seguir este camino.
Por un lado, dicha reforma debe contar con el apoyo de una corriente democr¨¢tica de los propios ciudadanos. Por ello, paralelamente a la alianza transparlamentaria, debe reforzarse considerablemente el acceso directo de los ciudadanos a las decisiones europeas. Esto incluir¨¢ la obligaci¨®n de los Estados miembros de publicar la lista de beneficiarios de los fondos europeos. Tambi¨¦n, ser¨¢ necesario reforzar la viabilidad de las Iniciativas Ciudadanas Europeas, establecer una Carta de Ciudadan¨ªa Europea y otorgar un estatus europeo a las organizaciones de la sociedad civil. Ser¨¢ necesario crear un ecosistema deliberativo a nivel europeo tras la conferencia sobre el futuro de Europa y el panel establecido por la Comisi¨®n Europea mediante la creaci¨®n de una asamblea ciudadana permanente a nivel europeo, interconectada con las asambleas nacionales y locales.
Por otra parte, las normas habituales de unanimidad no deber¨ªan ser un obst¨¢culo. La cooperaci¨®n reforzada podr¨ªa comenzar inmediatamente entre los Estados interesados, a los que podr¨ªan sumarse, despu¨¦s, los dem¨¢s Estados miembros. Estos Estados pioneros podr¨ªan firmar, a corto plazo, un tratado para crear un presupuesto real para la transici¨®n clim¨¢tica y social, que se financiar¨ªa con un impuesto europeo sobre el patrimonio y un impuesto sobre los beneficios de las multinacionales, y una asamblea europea de parlamentos nacionales para debatirlos, elaborarlos y votarlos. Avanzar con los pa¨ªses que lo deseen: ¨¦ste es el principio que le permitir¨¢ a la Uni¨®n Europea realizar sus mayores avances y que les dar¨¢ a los Estados miembros la posibilidad de estar a la altura del periodo hist¨®rico en el que estamos viviendo.