Ampliaci¨®n condicionada
La Uni¨®n Europea tiene que reformar el requisito de unanimidad para aprobar sus pol¨ªticas fundamentales antes de incorporar a nuevos miembros
Las promesas que distintos l¨ªderes europeos lanzan a Kiev sobre la conveniencia de que Ucrania pase de la ya reconocida condici¨®n de candidato a iniciar el proceso concreto de la compleja negociaci¨®n para su integraci¨®n en la Uni¨®n constituyen un gesto pol¨ªtico necesario hoy, aunque tambi¨¦n resulta incompleto. Estas promesas merecen el apoyo del resto de los Estados porque ofrecen un horizonte de futuro a una poblaci¨®n en guerra por defender su territorio. Hoy ese aliento es incuestionable y conecta con la trayectoria de Bruselas, consolidada como polo de referencia mundial gracias a sus sucesivas ampliaciones. Y resulta adem¨¢s coherente con lo que impone el Tratado de la UE cuando reconoce que ¡°cualquier Estado europeo que respete¡± y ¡°se comprometa¡± a promover los valores democr¨¢ticos, liberales y sociales comunes a todos sus miembros ¡°podr¨¢ solicitar el ingreso¡± (art¨ªculo 49). Esa condici¨®n no ha sido sin embargo suficiente en varios casos. Las promesas parecidas lanzadas a Turqu¨ªa (ya en 1999) y a varios pa¨ªses balc¨¢nicos han dado lugar al actual empantanamiento de las negociaciones, o a una espera muy prolongada.
Las recientes declaraciones del canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, ante el Parlamento Europeo se insertan en este contexto, pero tambi¨¦n miran al futuro. Las instituciones comunitarias y los gobiernos deben, seg¨²n sus palabras, mantener ¡°una pol¨ªtica de admisi¨®n honesta¡±, es decir, coherente tanto en un sentido pol¨ªtico como tambi¨¦n formal. La evaluaci¨®n de un pa¨ªs que ha solicitado incorporarse debe tener presente el riesgo de agravar algunos de los problemas actuales de funcionamiento interno que tiene Bruselas por su ya extensa n¨®mina de miembros, y por no haber actualizado sus normas internas. Los desaf¨ªos planteados a la UE por los gobiernos iliberales de Hungr¨ªa y Polonia al atacar el Estado de derecho, al obstaculizar el plan de recuperaci¨®n Next Generation o al resistirse, por lo que toca a Budapest, a avanzar en el apoyo a Ucrania contra la invasi¨®n rusa ejemplifican disfuncionalidades que paralizan o ralentizan medidas ampliamente compartidas por el resto de los miembros.
Uno de los puntos cruciales est¨¢ en la eliminaci¨®n del requisito de unanimidad (y por tanto del derecho individual al veto) en el proceso decisorio de todas las pol¨ªticas fundamentales de la Uni¨®n, incluida la exterior. Empieza a resultar un contrasentido ampliar la UE manteniendo ese instrumento que paraliza la acci¨®n pol¨ªtica de Bruselas. Es adem¨¢s una reforma que exige el ¨²ltimo y olvidado requisito de Copenhague (en 1993) para toda ampliaci¨®n: preservar ¡°la capacidad de la Uni¨®n de absorber nuevos miembros, sin dejar de mantener el impulso de la integraci¨®n europea¡±. Esa integraci¨®n es la que est¨¢ en juego con ampliaciones que puedan agravar la agilidad de la UE, que no deber¨ªa comprometer hoy lo que quiz¨¢ no pueda cumplir ma?ana.
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