En la cabeza del candidato

Ayer fue el ¨²ltimo d¨ªa de campa?a y lo hice todo. Multipliqu¨¦ el esfuerzo, reproduje cuanto me dijeron mis jefes de gabinete: la entrevista en la tertulia radiof¨®nica, el recorrido por la calle, los apretones de manos y varias fotos espont¨¢neas; me mont¨¦ en el coche que me llevaba a la sede, com¨ª con los apoderados que ma?ana van a atender a los votantes, m¨¢s selfis, m¨¢s v¨ªdeos. Lo hice como me dijeron. Fui al caf¨¦ con la asociaci¨®n de vecinos, por la noche en el mitin puse la voz en grito cuando tocaba y me seren¨¦ con tono profesoral seg¨²n hab¨ªa ensayado; bail¨¦ controlado pero no r¨ªgidamente, aplaud¨ª al final con ganas. Todo bien, chaval, nos los vamos a comer el domingo y nos vamos a cepillar las encuestas. Se acab¨® la campa?a. Venga, a casa.

Pero ahora, estirado en la cama en esta jornada de reflexi¨®n, no se me quita de la cabeza esa imagen del coche f¨²nebre: en el paseo por el barrio, vi un coche de muerto. Con esas lunas tan grandes, parec¨ªa una urna gigante: urna para un candidato muerto.

49 a?os es una buena edad para el cargo. Los ni?os ya est¨¢n criados aunque el mayor siga entre nubarrones, cada a?o empieza un m¨®dulo y cada a?o la desidia le puede porque no es lo m¨ªo, pap¨¢, qu¨¦ quieres. A ratos se me nubla la vista, si cierro los ojos vuelvo a ver la trasera del coche y el ata¨²d. Me acuerdo de mi foto en el cartel electoral, los rizos charolados, qu¨¦ imagen de eficacia, impecable, serio pero cordial. Est¨¢ claro: yo tambi¨¦n me votar¨ªa. ?Yo me votar¨ªa? Si yo conociera mis inseguridades, ?yo me votar¨ªa? Si supieran que escucho a mi rival en la radio y le envidio su tono y por dentro le he dado la raz¨®n cuando me criticaba, porque es cierto lo que ella dice, que no desatasqu¨¦ el proyecto que promet¨ª. Qu¨¦ voy a decir: ?digo la verdad ah¨ª, delante de todos? Que entro en conflicto con el partido si lo desatasco pero que qui¨¦n puede con ellos, qui¨¦n puede con ese ¨®rgano, si me paraban para que no chocase con los intereses de la regional. Que t¨² lo sabes, aunque est¨¦s en el otro lado, t¨ªa, que en tu partido es lo mismo. Claro que no se lo digo. No me f¨ªo. Es que si me graban estoy fuera, acabado. El muerto del ata¨²d ser¨ªa yo.

?Qui¨¦n era el muerto?, vi gente del barrio acompa?ando al coche. ?Ser¨ªa don ?ngel? Miro el wasap de mi amigo Angelito y veo que ha puesto a su padre como imagen. No me ha escrito, ¨¦l me habr¨ªa avisado, ?o ya ni eso? Fue don ?ngel el que nos llev¨® al primer mitin y su hijo era mi compa?ero, pero un d¨ªa Angelito se cans¨® y me dijo que no estaba para estas cosas, que quer¨ªa acabar la carrera y dedicarse a lo suyo, que no romp¨ªa el carn¨¦, pero a lo suyo. Yo segu¨ª, mis ideales, mi fe, me gustaba esto, qu¨¦ equivocada la oposici¨®n, qu¨¦ corruptos: yo por encima, mis siglas por bandera. A la salida de una comisi¨®n el a?o pasado me entretuve hablando con la rival mientras esper¨¢bamos a nuestros ch¨®feres, de lejos sonaba una canci¨®n de nuestros a?os mozos. No es mala tipa, me habl¨® de su familia, tiene un hijo tambi¨¦n descaminado, opaco como el m¨ªo.

?Eso lo vas a arreglar cuando seas alcalde, pap¨¢? Claro que s¨ª, y nuestro equipo ganar¨¢ la liga, le dec¨ªa yo a mi mayor cuando no lo era tanto. Pero ahora ya todos han crecido, el cr¨ªo ha crecido, he crecido yo, pero soy m¨¢s peque?o, m¨¢s realista. Eso no se ve en el cartel pero es que nada es f¨¢cil, joder, es que si no es inconstitucional, atenta contra la protecci¨®n de datos o levanta suspicacias en la ejecutiva. Aqu¨ª solo es transparente la urna. El cristal de la ventana est¨¢ empa?ado. Tumbado en la cama no veo si llueve. Zumbido breve del m¨®vil: vamos a por todas, venga que estamos contigo. Estos pobres muchachos de las juventudes, ?son como yo era? Tengo m¨¢s canas de las que se ven en el cartel. ?Qu¨¦ resultado me quitar¨¢ m¨¢s a?os? ?Perder o ganar las elecciones de ma?ana? ?Qu¨¦ reflexionan hoy los votantes? ?Hablan de m¨ª, discuten en sus barbacoas con la familia sobre m¨ª? ?Me imitan? Angelito en su trabajo, el lunes ir¨¢ y les dir¨¢ a los colegas: pues yo estudi¨¦ con ¨¦l, fue mi padre el que lo meti¨® en pol¨ªtica. ?Estar¨¦ yo dimitido el lunes? ?Estar¨¦ enterrado como su padre? Este estado de espera, esta incertidumbre de horas, este cristal velado de la ventana. Ya lo he hecho todo, he hecho de todo. ?No tengo derecho a reflexionar o es que aqu¨ª solo reflexion¨¢is vosotros?