Viejos secundarios, nuevos protagonistas
El gran teatro del mundo est¨¢ cambiando, exige nuevas estrellas y abundan los est¨ªmulos, fama y honorarios, para quienes quieren hacerse con buenos papeles
Hay codazos entre bastidores. Se amontonan los actores. La nueva pieza requiere m¨¢s protagonistas. No es tiempo para dejar el escenario a una pareja o a un actor solo. El gran teatro del mundo est¨¢ cambiando, exige nuevas estrellas y abundan los est¨ªmulos, fama y honorarios, para quienes quieren hacerse con buenos papeles. Pugnan por subirse a lo alto del cartel muchos viejos conocidos, que llevan a?os arrastr¨¢ndose por los teatros. No es un inconveniente, vista la edad de los que hasta ahora han monopolizado los mayores cuerpos de letra en los anuncios, desde los 69 a?os de Xi Jinping hasta los 79 de Joe Biden.
Pocos se escapan de la excepcional regla gerontocr¨¢tica que rige para el poder en un mundo crecientemente juvenilista e incluso edadista. Destaca Mohamed bin Salman (MBS), de 37 a?os, pr¨¢cticamente la mitad que los otros comediantes, y l¨ªder de Arabia Saud¨ª gracias al poder de los ancianos m¨¢s institucionalizado del planeta, puesto que se ha ido transmitiendo desde 1953, cuando muri¨® el rey fundador Abdelaziz, entre seis de sus innumerables hijos, uno detr¨¢s de otro y cada vez m¨¢s decr¨¦pitos, el ¨²ltimo su achacoso padre, el rey Salman, de 87 a?os.
Todo es parad¨®jico en este escenario. Nadie tiene tan bien acreditado el crimen de Estado y el belicismo como el joven y renovador MBS, que mand¨® descuartizar al periodista Jamal Khashoggi y emprendi¨® la catastr¨®fica guerra de Yemen, pero ahora revierte sus viejas y enconadas enemistades con Ir¨¢n e invita a Volodimir Zelenski, el ¨²nico actor genuino, a intervenir en la cumbre de la Liga Arabe. No por vocaci¨®n humanista y liberal, sino para mejor lavar la cara de otro joven criminal, su vecino sirio Bachar el Asad, tambi¨¦n invitado a reintegrarse a la reuni¨®n de dictadores y monarcas absolutos, el tipo de gobernante al uso entre los ¨¢rabes.
La paz en Ucrania es el cebo que atrae las ambiciones, y no precisamente por el pacifismo de los ambiciosos, sino por los r¨¦ditos que esperan sus fautores. Se juega el rango que ocupe cada uno en el nuevo reparto teatral del mundo, junto a la parte de los beneficios que suelen derivarse de la reconstrucci¨®n de un pa¨ªs como Ucrania.
No est¨¢ hoy sobre las tablas Erdogan, que ya tuvo un papel notable al principio, pero regresar¨¢ con br¨ªo renovado si vence en la segunda vuelta de las elecciones. Los actores m¨¢s visibles estos d¨ªas son Modi y Lula, equidistantes y cortejados por unos y otros, el primero m¨¢s atento a complacer a Rusia y el segundo a China, pero con similares pretensiones. Asciende una estrella, Xi Jinping, y otra declina, Putin. Crece la duda sobre el incierto futuro de los viejos actores, los europeos del pasado m¨¢s remoto, y los directores americanos del voluble guion de la ¨²ltima temporada. Tampoco sabemos qu¨¦ seguir¨¢ al final de la pieza actual. ?Otra tragedia todav¨ªa m¨¢s sangrienta?
El nuevo globo abre sus puertas. Silencio. El tel¨®n se levanta.
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